Asuma cambios para fortalecer su relación familiar
1.- Lectura Bíblica : Salmos 127:1, 2
2.- Meditación Familiar :
La tarea de enriquecer la vida familiar compromete, inicialmente, a los cónyuges y en segundo lugar, a los hijos. Todos debemos concurrir en ese compromiso que debe alimentarse cada día.
Cuando surgen dificultades al interior del hogar, los componentes de la pareja deben dialogar de cara a resolver los problemas. En el proceso se debe involucrar a Dios quien nos guía en el camino apropiado.
En ese viaje maravilloso descubrimos que el hogar está por encima del trabajo. Tenga presente que de poco nos servirá desgastarnos en la oficina o en el lugar en el que nos desenvolvemos laboralmente, si al final de la jornada no tenemos con quién compartir todo lo que ganamos. En la agenda diaria hay dos puntos que deben ser prioritarios: la relación con Dios y con la familia.
Como en todo equipo que se respete, llegar a la cima se logra con la colaboración de todos. Sobre esa base, es importante que contribuyamos decididamente a la materialización de los sueños de nuestro cónyuge y de los hijos.
Tome tiempo para preguntarle a todos ellos qué aspiran de la vida. Identifique en qué aspectos puede brindarles su colaboración. Y hágalo. Hoy es el día para comenzar.
Si lo hace, al final de la jornada entenderán que es el triunfo de uno solo sino de todos.
Otra recomendación valiosa en el maravilloso viaje encaminado a edificar una familia sólida es que haga del perdón una prioridad. Tomar conciencia de que alimentar los disgustos no contribuye más que a generar dolor y heridas emocionales entre los seres que ama.
En esa dirección es inapropiado irse a la cama disgustados. Claro, a veces la rabia y la molestia, nos llevan a querer ignorar al otro porque nos incomoda cierta situación.
Si no está listo para hablar, manifieste que prefiere guardar silencio, calmarse y hablar al día siguiente. De seguro, esa noche no la pasará en vela.
Nuestros hijos se forjan a partir de los principios y valores que aprenden al interior del hogar. Es en casa donde los preparamos con el propósito de que hacia el futuro, ellos mismos asuman la tarea de construir una familia sólida.
No podemos perder de vista el hecho de que todo cuando aprendan de nosotros como padres, será el modelo que reflejarán cuando constituyan una familia nueva.
Es probable que en el pasado haya cometido muchos errores. Al evaluar el tiempo transcurrido en familia, descubre que hay una sucesión de afectaciones a su cónyuge y a sus hijos que desencadenaron crisis.
¿Qué debemos hacer? Disponernos a cambiar. Asirnos de la mano de Dios en todo el proceso, y no darnos por vencidos. Dios siempre nos ofrece una nueva oportunidad. En su infinita misericordia nos abre las puertas para edificar a partir de las ruinas en las que posiblemente se ha convertido nuestra familia.
Ahora, sólo todo esto será posible si tenemos en cuenta un pasaje Escritural que ha sido transversal en todas enseñanzas de este libro: permitir que Dios ocupe el primer lugar en nuestra familia.
Jamás olvide lo que nos enseña nuestro amado Dios a través del rey David: “Si el Señor no construye la casa, de nada sirve que trabajen los constructores; si el Señor no protege la ciudad, de nada sirve que vigilen los centinelas. De nada sirve trabajar de sol a sol y comer un pan ganado con dolor, cuando Dios lo da a sus amigos mientras duermen.” (Salmos 127:1, 2. Versión Dios habla hoy)
Una familia sólida se edifica concediéndole a Dios el primer lugar, y a renglón seguido, disponiendo nuestro corazón para que Él nos permita identificar errores y corregirlos.
No estamos solos. Dios, quien instituyó la familia, quiere ayudarnos en cada nuevo paso.
Si no ha recibido a Jesucristo como Señor, hoy es el día para que lo haga. Prendidos de la mano de nuestro Salvador para emprender el camino hacia el crecimiento personal, espiritual y familiar. Ábrale hoy las puertas de su corazón a Jesucristo.
3.- Oración familiar:
“Mi amado Dios y Padre de los cielos, te damos gracias por esta nueva oportunidad que nos concedes de edificar una familia sólida. Reconocemos que hemos fallado y te pedimos tu ayuda para corregir los errores que causan daño a nuestro cónyuge y los hijos. Danos la capacidad de pedir perdón y de perdonar si es que hemos recibido ofensas. Sometemos este día en tus manos. Amén”
4.- Una Meta familiar para hoy:
Con ayuda de Dios trabajaré en el propósito de identificar errores en mi relación familiar y me dispondré a corregirlos.
Publicado en: Altar Familiar
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