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Asuma la responsabilidad que le corresponde con sus hijos

Asuma la responsabilidad que le corresponde con sus hijos

1. Lectura Bíblica: Salmos 139:13; Proverbios 22:6;

2. Meditación familiar:

El día que los directores del centro geriátrico le dijeron que no podrían tenerle más como beneficiario, Eduardo descubrió que fue un error dejar hijos por ahí rodando al romper la relación con sus progenitoras y emprender un “nuevo romance”. A sus 72 años no tenía hogar, no tenía hijos y— como en efecto ocurrió— debió aposentarse de un rincón en un viejo edificio para vivir de la caridad pública.

Despertaba solidaridad entre los transeúntes porque nadie conocía la verdadera historia. Sus trece hijos, de igual número de madres en aventuras aisladas por todo México, se reunieron en las honras fúnebres y— cosa curiosa— fue en ese evento inesperado para todos, que vinieron a conocerse.

Cualquiera de ellos habría podido ayudarle, pero ninguno se enteró debido a que Eduardo se alejó de sus vidas para siempre, y los dejó a la deriva.

Permítame decirle que no es el argumento de una telenovela, es real. Eduardo vivió por años engañado creyendo que la vida era para vivirla, y el cuerpo para satisfacer los deseos. No le importaron los hijos y su vejez triste fue lo que sembró por años. Simplemente estaba cosechando las consecuencias de sus malas acciones.

Es lo que nos ocurre a todos cuando pensamos vivir a nuestra manera. La autora cristiana, Nancy Leigh De Moss, lo describe de la siguiente manera:

“Hasta cierto grados todos nos hallamos en esa condición de “engaño”. Es muy fácil para nosotros perder la sensibilidad a las normas de Dios o creer que, comparados con las normas de mundo, estamos caminando bien.” (Leigh De Moss. “Rendición, el corazón en paz con Dios.”2006. EE.UU. Pg. 19)

Una de los pasos equivocados que sin duda hemos dado, es dejar de lado nuestra responsabilidad de padres y dejar nuestros hijos abandonados a su suerte; puede que les proveamos alimento, vestido y estudio, pero no les damos amor, amistad, comprensión ni motivación.

Nuestros hijos son de Dios, como enseñan las Escrituras: “Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre...” (Salmos 139:13) Dios ha estado atento a cada mínimo detalle de sus vidas desde el momento en el que les engendramos. Nos corresponde entonces, cuidarlos y velar por ellos. Tenga presente que el Señor, el creador del universo, los ama y ha declarado que los hijos son una bendición para nuestras vidas.

Darles alimento y proveerles vestido es importante, pero también lo es instruirlos en principios y valores; prepararlos para el mañana, para su desenvolvimiento social y familiar. Es una responsabilidad que no podemos eludir, como enseña el libro de los triunfadores que es la Biblia: “Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará.” (Proverbios 22:6)

Escuché a un conferencista cristiano que decía: “Nacer en una familia cristiana no hace de nuestros hijos creyentes auténticos. Debes asegurarte de que cada uno de ellos tenga un encuentro personal con Cristo.”. Sin duda que sí. Somos ustedes y yo quienes formamos hijos para la vida cristiana y para la victoria.

Hoy es el día para hacer un alto en el camino, reconocer qué errores hemos cometido a nivel familiar y aplicar correctivos. Puedo asegurarle que se sorprenderá con los cambios porque al experimentar modificaciones en el comportamiento con su familia, el primer beneficiado es usted.

Pero hay algo más que quiero recomendarle: Reciba a Jesucristo como su Señor y Salvador. Prendidos de Su poderosa mano, emprendemos el maravilloso proceso de transformación personal y espiritual que tanto hemos anhelado. Ábrale hoy las puertas de su corazón a Jesús. No se arrepentirá…

3. Oración familiar:

“Ayúdanos amado Dios a reconocer nuestra enorme responsabilidad como padres. Admitimos que con frecuencia dejamos de lado esta responsabilidad y nos dedicamos a vivir la vida a nuestra manera. Comprendemos el error porque las consecuencias saltan a la vista con hijos rebeldes, inseguros, que no encuentran sentido para vivir. Sometemos hoy nuestro liderazgo familiar en tus manos, y pedimos que nos des la sabiduría necesaria para saber cuidar de nuestro cónyuge y nuestros hijos. En tus manos quedamos hoy. Amén”

4. Una Meta familiar para hoy:

Con ayuda de Dios asumiré la responsabilidad que me asiste con mi cónyuge y mis hijos

Publicado en: Altar Familiar


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