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Asuma una nueva actitud: Mantener la unidad del hogar

Asuma una nueva actitud: Mantener la unidad del hogar

1.- Lectura Bíblica: 1 Corintios 13:4-7

2.- Meditación familiar:

En una sociedad en la que prevalece el divorcio como solución extrema a la crisis del hogar, es necesario asumir una nueva actitud ante la familia y compartir esa perspectiva con el cónyuge y los hijos. La relación familiar no se pude deteriorar mientras permanecemos impasibles. ¡Es necesario hacer algo mientras hay tiempo!

La decisión de salvar el hogar, si la relación se encuentra en crisis, parte de una decisión que, lo más aconsejable, es que asuma el esposo y padre. Al respecto le invito a considerar lo que aconseja un autor cristiano:
“Los hombres deben adoptar una nueva forma de pensar. Necesitan pensar en términos de propósito antes que de funciones… Las funciones nunca han sido la verdadera base de la identidad y del propósito del varón… Necesitan un entendimiento de ellos mismos que no esté completamente influenciado por directrices sociales…” (Myles Munroe. “Entendiendo el propósito y el poder de los hombres”. Whitaker House. EE.UU. 2013. Myles Munroe. “Entendiendo el propósito y el poder de los hombres”. Whitaker House. EE.UU. 2013. Pg. 47)
Tenga presente que dentro del proceso de creación del universo, el ser humano y la institución del matrimonio constituyen dos actos de singular importancia en el escenario universal.

Nuestro amado Creador impartió instrucciones respecto a la conformación de un nuevo hogar: “Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne.” (Génesis 2:24).

No obstante el maravilloso plan de Dios, hoy día se observa una crisis sin precedentes históricos en los matrimonios. Hace falta compromiso, para por la familia como para el futuro de quienes la componen: los cónyuges y los hijos.

Abra usted el periódico de su ciudad y descubrirá cifras alarmantes de divorcios. También sinnúmero de procesos de separación en curso.

¿Es ésto lo que esperaba nuestro Padre celestial? Sin duda que no. Él esperaba que los integrantes de la pareja se prodigaran amor y comprensión para resolver los pequeños y grandes problemas. Que la relación abarcara lo físico pero también el aspecto emocional, espiritual e intelectual del cónyuge.

El apóstol Pablo escribió una hermosa definición del amor verdadero, que debe primar en el matrimonio y en el conjunto de nuestras relaciones interpersonales:El amor es sufrido, es benigno; el amor no tene envidia; el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. (1 Corintios 13:4-7).

Pese a ello, si colocamos la mano en nuestro corazón para hacer una evaluación honesta, descubriremos que no cumplimos ni la mínima parte de los postulados descritos por el gran misionero del primer siglo. Nos hace falta mucho, porque generalmente prevalece el orgullo. Se convierte en el principal enemigo de la relación de pareja.

Ninguno debe andar por su propio lado, sin importarle los sentimientos del otro. Pablo mismo escribió: “Someteos unos a otros en el temor de Dios. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y el su Salvador.” (Efesios 5:21-23).

Y en cuanto a los esposos, Pablo también es específico: “Maridos, amada a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla...” (Efesios 5:25, 26 a).

¿Hay alguna salida? Sin duda que sí. Por grave que luzca la situación, es posible hallar una solución.

Es importante que los cristianos evaluemos cada día nuestros pensamientos y acciones. Casados o no, es esencial que lo hagamos, tal como lo recomienda el apóstol Pablo: “Examinaos a vosotros mismos para ver si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos, ¿O no os conocéis a vosotros mismos? ¿No sabéis que Jesucristo está en vosotros?!A menos que estéis reprobados!.” (2 Corintios 13:5) y también: “Así que, cada uno someta a prueba su propia obra y entonces tendrá, solo en sí mismo y no en otro, motivo de gloriarse.” (Gálatas 6:4).

¿Ha tomado tiempo para auto examinarse? Es probable que no. Si decide hacerlo ahora, es esencial que revise cuáles son los sentimientos hacia su pareja, el trato que le prodiga, de qué manera ha contribuido al crecimiento personal y sentimental mutuo, cuáles han sido sus errores en la relación, en qué ha aportado para superar los problemas, entre otros aspectos a considerar.

Apúntelos en una libreta y, a un lado, defina ¿qué podría hacer usted para entrar a resolver tales diferencias? Insistimos: Salvar la familia, con ayuda de Dios, es un imperativo. Hay que tomar esa decisión.

Si no ha recibido a Jesús como Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. Podemos asegurarle que con ayuda de Dios usted emprenderá el proceso de transformación y crecimiento que tanto anhela. Ábrale hoy las puertas de su corazón a Jesucristo.

3.- Oración familiar:

“Amado Dios, te damos gracias porque de nuevo y en este día, nos enseñas a partir de Tu Palabra, principios que debemos asumir en la familia para lograr edificación cada día. Te pedimos que nos ayudes a encontrar soluciones a los conflictos cuando surjan en el hogar, nos concedas el poder de perdonar y nos concedas la capacidad de reconocer a tiempo nuestros errores para corregirlos. En tus manos quedamos. Amén.”

4.- Una Meta familiar para hoy:

Con ayuda de Dios me decido a salvar la relación de familia. Nada me detendrá en ese propósito porque voy de la mano con el Señor Jesús.

Publicado en: Altar Familiar


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