Busque la forma de llegar a un acuerdo con su pareja
Una relación de pareja siempre tendrá diferencias. Es algo inherente a la comunicación del ser humano. Diferente es que no busquemos soluciones a esas diferencias, pero insisto: debemos prepararnos para que se presenten.
El entendimiento de la pareja parte de reconocer que somos diferentes. Pensamos distinto y— por supuesto— tenemos una perspectiva distinta de la vida. El autor Michael Catt anota que “El amor nos enseña cómo llegar al mutuo acuerdo, a respetar y apreciar la manera exclusiva de pensar de nuestro cónyuge.” (Michael Catt y Alex Kendrick. “El desafío del amor – Estudio Bíblico”. Lifeway Editores. 2013. EE.UU. Pg. 15)
Uno de los problemas recurrentes en la relación de pareja es que procuramos que prevalezca nuestra forma de pensar. Nos anima el orgullo, la convicción de que solo nosotros tenemos razón. Desconocemos y desestimamos la opinión de nuestra pareja.
¿Está bien que las cosas tomen este curso? Por supuesto que no. Es necesario conciliar, llegar a acuerdos, caminar en una misma dirección. Es un principio que jamás debemos olvidar como pareja y que toma como fundamento en lo que enseñó Dios a través del profeta Amós: “¿Pueden dos caminar juntos sin estar de acuerdo adonde van?” (Amos 3.3)
Es válido desear que se pueda alcanzar un nivel de entendimiento trae paz interior a nuestra vida, nos libera de las tensiones propias de una relación de pareja, ejerce una buena influencia en nuestros hijos, y además, honra y glorifica a Dios como Él lo espera de nosotros como cristianos.
No se quede quieto ante el problema
Si logramos identificar que el distanciamiento está tomando fuerza en la relación de pareja, que todo diálogo termina en discusión, y que los choces generan nuevas heridas… entonces ¡es hora de hacer algo!
Cuando vamos a las Escrituras leemos que: “«Los necios se cruzan de brazos, y acaban en la ruina».” (Eclesiastés 4:5. NTV). Si no tomamos la decisión de renunciar al orgullo, el que nos lleva a reafirmarnos en lo que decimos así estemos equivocados, sin duda que los conflictos tenderán a recrudecerse a pesar de que procuremos entablar nuevas conversaciones.
Si surgen tropiezos en el trato entre los cónyuges es necesario volvernos cuanto antes a Dios. Como creyentes estamos llamados a ser sal y luz en el mundo. Nuestro hogar debe representar un ejemplo para quienes nos rodean. Es aquí donde toman forma las enseñanzas de nuestro amado Salvador Jesucristo: “Ustedes son la sal de la tierra. Pero ¿para qué sirve la sal si ha perdido su sabor? ¿Pueden lograr que vuelva a ser salada? La descartarán y la pisotearán como algo que no tiene ningún valor. Ustedes son la luz del mundo, como una ciudad en lo alto de una colina que no puede esconderse. ” (Mateo 5:13, 14. NTV)
Los autores Michael Catt y Alex Kendrick, enseñan: “Un cónyuge sabio es capaz de reconocer las influencias dañinas que pudieran amenazar su matrimonio y rápidamente desviar la atención de las mismas. Aunque algunas influencias son fáciles de detectar, otras a la hora de reconocerlas, implican un desafío mayor.” (Michael Catt y Alex Kendrick. “El desafío del amor – Estudio Bíblico”. Lifeway Editores. 2013. EE.UU. Pg. 20)
Busque consejo sabio
Cuando surgen diferencias al interior de la pareja procuramos un consejo. Pues bien, no siempre resulta una buena idea ir por ahí en procura de dirección, a menos que hayamos ido a la Presencia del Señor y Él nos guíe hacia alguien en particular. En tal caso partimos de la premisa de que se trata de alguien sabio.
La sabiduría es fundamental en la relación de pareja. Al referirse a esta virtud, que viene de Dios a nuestras vidas, el rey Salomón escribió: “Adquiere sabiduría, desarrolla buen juicio. No te olvides de mis palabras ni te alejes de ellas. No des la espalda a la sabiduría, pues ella te protegerá; ámala, y ella te guardará. ¡Adquirir sabiduría es lo más sabio que puedes hacer! Y en todo lo demás que hagas, desarrolla buen juicio. Si valoras la sabiduría, ella te engrandecerá. Abrázala, y te honrará. Te pondrá una hermosa guirnalda de flores sobre la cabeza; te entregará una preciosa corona». Hijo mío, escúchame y haz lo que te digo, y tendrás una buena y larga vida. Te enseñaré los caminos de la sabiduría y te guiaré por sendas rectas. Cuando camines, no te detendrán; cuando corras, no tropezarás.” (Proverbios 4:5-12. NTV)
Si no escuchamos a las personas apropiadas, lo más probable incurramos en errores. Insistimos: Cuando hay conflictos de pareja, a quien primero debemos acudir es al Señor, y si Él nos orienta, buscaremos la orientación de un amigo o una persona seria. Al respecto, los autores, Michael Catt y Alex Kendrick, enseñan: “Si usted no está guiando su corazón, entonces alguien o algo diferente lo está haciendo. Las personas que usted escucha y las influencias que permite en su vida hacen mella en su destino como pareja.” (Michael Catt y Alex Kendrick. “El desafío del amor – Estudio Bíblico”. Lifeway Editores. 2013. EE.UU. Pg. 15)
Es tiempo de revisar a quién acudimos cuando tenemos problemas de pareja. Tener en cuenta, en primer lugar, al Señor a quien debemos ir en oración, y en segundo término, a quienes realmente son sabios. ¿La razón? Una suegra que aborrece a su yerno, le aconsejará a su hija que se divorcio cuando surgen diferencias. Un padre inconforme con la nuera, lo más probable es que instruirá a su hijo para que le enseñe a su mujer quien es el que “manda en casa”.
Recuerde que si anhelamos entendimiento en la relación matrimonial es necesario que le concedamos un lugar de relevancia a la sabiduría, con el propósito de saber actuar apropiadamente en el momento oportuno y con las palabras correctas.
Publicado en: Estudios Bíblicos
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