Cinco secretos eficaces para el ministerio evangelístico

1.- Texto Bíblico : Hechos 8:29-31

2.- Versículo para memorizar :

“Pero, ¿entiendes lo que lees?. Él dijo: ¿Y cómo podré si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiera y se sentara con él...” (Hechos 8:29-31).

3.- Reflexión en la Palabra de Dios

El éxito en el proceso de evangelización no lo representan las grandes campañas que se anuncian por radio, televisión y prensa y que cada día toman más elementos del mercadeo secular para cautivar personas. No dudo que los anuncios despiertan interés y es probable que una u otra persona vaya al lugar de reuniones.

Pero pasamos por alto un hecho esencial: quien desea proclamar el evangelio de Jesucristo debe convertirse en un instrumento útil en las manos de Dios. ¿De qué manera? Permitiendo que el Supremo Hacedor transforme su existencia. Como un hábil escultor, Él formará en nosotros el carácter que desea que tengamos para  servirle en su obra.

Felipe, más conocido como el evangelista y quien fue el hombre que llevó al eunuco etíope a los pies de Cristo, es un ejemplo claro de quien se deja tratar por Dios (Cf. Hechos 8:26, 27). Observemos algunas características que lo identificaron a él y a los creyentes del primer siglo:

• Intima relación con Dios
• Sensibilidad a la voz de Dios
• Disposición para ser obedientes
• Confiar plenamente que Dios sabe lo que hace
• Esperar que Dios haga la obra. No depende de nosotros sino de Él.

¿Cómo pudo identificar Felipe la voz del Creador? Por una razón sencilla: había aprendido a conocer Su voz en íntima relación con Él mediante la oración y la meditación en su Palabra. Hay quienes obran movidos por la emoción y creen haber escuchado el mandato divino, se mueven y comprueban— para su desilusión— que era producto de su imaginación o quizá de su deseo de hacer las cosas. No habían escuchado al Creador.

Felipe no discutió las órdenes ni las puso bajo la lupa del racionalismo. Obedeció. Sabía que Dios es perfecto en cuanto hace y que, si caminamos en Su voluntad, todo saldrá bien. Quien desea ser un evangelizador eficaz debe moverse en la dimensión de la obediencia a Dios. Es esencial y, de paso, además de escuchar Su voz, nos asegura la victoria en cuanto hagamos.

Movernos en el centro mismo de la voluntad de Dios, y disponer nuestro corazón para Él, nos asegura eficiencia y eficacia en todo cuanto hacemos para extender el Reino.

La decisión es una decisión que debe tomar hoy, ahora, en la certeza de que Dios responderá con poder en su desenvolvimiento ministerial. Si no ha recibido a Jesús como Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. No se arrepentirá.

4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:

1. ¿Comprende la importancia de que otras personas conozcan las Buenas Nuevas de Salvación?
2. ¿Qué significa el Evangelio transformador de Jesucristo para usted?
3. ¿Guarda para usted solo las Buenas Noticias o ya las compartió, al menos a su cónyuge?
4. ¿Qué cree que le impide vivir a Cristo allí donde usted se desenvuelve?
5. ¿Desea asumir el compromiso hoy de hablarle, al menos a una persona, sobre las Buenas Nuevas de Jesucristo

5.- Una Meta familiar para hoy:

Someteré en manos de Dios mi vida, mis sueños y el ministerio cristiano que Él me ha permitido desarrollar.