¿Cómo anda nuestra relación de pareja?
(Taller 1 de Matrimonios)
1. Lectura Bíblica: Cantar de los Cantares 2:15; Mateo 19:6; Malaquías 2:16
2. Desarrollo del tema:
Toda relación de noviazgo en la cual sus dos componentes piensan en algo serio, comienza con una ilusión: Pasar el resto de sus vidas juntos. No hay mayor excepción en cuanto a este proceso— que puede ser corto o prolongado— y que se llama enamoramiento, hasta el momento en el que deciden unir sus vidas. Pregúntense: ¿Anda bien la relación de pareja? Para ayudar a contestar este interrogante, compartimos con ustedes unos sencillos interrogantes:
Preguntas de Diagnóstico
a. ¿Me comunico frecuentemente con mi pareja y no guardamos secretos inapropiados?
b. ¿Perdono a mi cónyuge cuando me ofende o pido perdón si fui yo quien le ofendió?
c. ¿Disfrutamos como pareja del continuo contacto físico, emocional y espiritual?
d. ¿Procuro resolver los conflictos cuando surgen diferencias de criterio como pareja?
e. ¿Me sorprendo y me desanimo cuando encuentro una falla en mi cónyuge?
f. ¿Cuándo fue la última vez que le dije “Te amo”, a mi cónyuge?
g. ¿Qué otra pregunta considera importante?
La primera fase: El enamoramiento
El sicólogo colombiano, Ramón Torres, explica que “Cuando estamos enamorados, nos creemos capaces de todo y pensamos que nada es tan complicado como para no salir adelante. Los enamorados viven el simple deseo de entregarse mutuamente, protegerse, cuidarse y estar juntos por siempre. El “enamoramiento” es un proceso químico que se produce a nivel cerebral, muy distinto del amor –que dura en promedio tres años o a veces más o, probablemente, menos —. Durante ese tiempo es increíble lo que se puede hacer en nombre del amor porque la lluvia química es sorprendente como un huracán que arrasa con todo, y nos empuja a estar pendientes el uno del otro, a las expresiones de ternura, de cariño, pasión y deseo de estar juntos.” (Ramón Torres. Artículo: “La anatomía del flechazo que termina en amor”. Diario El Nuevo Siglo. Colombia. Feb. 13/2014. Pg. 7 C).
a. ¿Qué recuerdos tienen de cuando se enamoraron?
b. ¿Qué ilusiones alimentaron durante el tiempo del noviazgo?
c. ¿Qué anhelaban tener cuando estuvieran unidos en matrimonio?
d. ¿Renunciaron a los sueños que alimentaron durante el noviazgo?
e. ¿Podrían decir en qué momento renunciaron a esos sueños?
Generalmente en toda relación de pareja surgen conflictos, que si no los aprendemos a manejar, terminan desdibujando con el tiempo las ilusiones que se tejieron al comienzo de permanecer juntos hasta ver los hijos edificados y con sus propias familias. en el tiempo. Conforme los componentes de la pareja se van conociendo, surgen dificultades— el choque de dos mundos distintos— y aquellos pequeños detalles del comportamiento del otro— que quizá se ignoraron durante el noviazgo— terminan por dimensionarse.
Podemos concluir, por experiencia, que todos de una u otra manera hemos comprobado que llevar a cabo el sueño de un matrimonio ideal se torna cada vez más difícil por el paso del tiempo.
Debemos prepararnos para los altibajos
Cuando vamos a la Biblia leemos la enseñanza del Señor Jesús: "Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios junte, no lo separe el hombre”. (Mateo 19:6)
El pasaje es sencillo pero encierra una profunda enseñanza y muestra, sin mayores rodeos, que el plan de Dios no es la separación de la pareja.
¿Alguna vez pensaron como pareja, que la única salida a la crisis que enfrentaban era el divorcio? Por favor lean el siguiente texto bíblico: “Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que el aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales.” (Malaquías 2:16)
Lean el siguiente texto del sicólogo sicólogo Ramón Torres, y traten de ponerse de acuerdo sobre qué les ha impedido hasta el momento una buena relación de pareja:
“Amar no es fácil, por supuesto, porque siempre hay muchos tropiezos y dificultades que se derivan del egoísmo, de la falta de preparación para vivir en pareja, la diferencia de temperamentos, el simple hecho de ser distantes como hombre y mujer, o se complica cuando uno de los dos no sabe cómo amar o, simplemente, no quiere hacerlo, es decir rendir sus sentimientos.” (Ramón Torres. Artículo: “La anatomía del flechazo que termina en amor”. Diario El Nuevo Siglo. Colombia. Feb. 13/2014. Pg. 7C).
A partir de estas sencillas reflexiones es necesario hacer un alto en el camino y preguntarnos: ¿Cómo anda nuestro matrimonio? ¿Está enfrentando la relación algún tipo de agrietamiento que se puede profundizar si no ponemos freno a tiempo?
La importancia de mantener fresca la relación
El especialista en familia, Gary Rosberg, escribe:
“A menos que el amor de pareja se mantenga fresco, y se nutra, se desvanecerá como una vieja fotografía. El matrimonio es y debe ser una relación dinámica de amor entre un hombre y una mujer, y a cada instante esa relación se torna más profunda, o por el contrario, se estanca y decae. Y todos los matrimonios deteriorados señalan al menos un camino oscuro y solitario que puede terminar en el divorcio.” Gary y barbara Rosberg. “Matrimonios a prueba de divorcio”. Editorial Unilit. EE.Uu. 2004. Pg. 18)
Por favor, tomen tiempo y analicen cuidadosamente estos dos interrogantes:
a. ¿Qué ha impedido que nuestra relación de pareja se mantenga avivada?
b. ¿Qué detalles o expresiones de amor o de cariño hemos dejado en la relación de pareja?
¡Cuidado con el distanciamiento de la pareja!
Si no prestamos atención a cómo anda nuestra relación de pareja, es probable que estemos entrando en el primer nivel de un proceso que comienza con el distanciamiento y que puede conducir a una separación emocional y física.
A continuación lean, como pareja, el siguiente texto bíblico: “Atrapen todos los zorros, esos zorros pequeños, antes de que arruinen el viñedo del amor, ¡porque las vides están en flor!” (Cantar de los Cantares 2:15. NTV)
Los seres humanos, por naturaleza orgullosos, dejamos que las fricciones en la relación tomen fuerza y que las discusiones lleguen al nivel de agresión física o verbal, que minan el entendimiento y levantan barreras en el buen trato mutuo, de amor, comprensión y tolerancia a los que estamos llamados.
a. ¿Cuáles son los problemas a los que hemos dejado tomar fuerza en la relación de pareja?
b. ¿Pudieron resolverse a tiempo esas dificultades?
c. ¿Cómo pudieron resolverse esos conflictos? ¿Eran realmente graves?
Piensen por un instante que es tiempo de recobrar la buena relación de pareja ya que–si no lo hacemos— corremos peligro porque se puede vivir bajo el mismo techo pero estar separados emocionalmente.
Los cónyuges terminan convirtiéndose en dos extraños que ocupan un mismo espacio , muchas veces motivados por el compromiso de criar a los hijos. En tales circunstancias, la prometedora relación de pareja se convierte en un infierno.
Poner atención a las señales de advertencia, especialmente cuando estoy en el tránsito de vivir un matrimonio soñado a la desilusión , por descubrir que nuestra pareja no es perfecta, es muy importante. ¿La razón? Con ayuda de Dios nunca será tarde para evaluar y aplicar correctivos.
Dios tiene hoy y siempre la solución para el problema que atravesamos. No podemos olvidar que no es en nuestras fuerzas sino en su poder como podremos lograrlo. Si abrimos las puertas de nuestro hogar al Señor Jesús, Él nos guiará en el camino apropiado para restaurar nuestro matrimonio.
Publicado en: Sermones
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