¿Cómo conocer el siguiente paso en el plan de Dios?
(Lección 7 – Nivel 4)
Encontrar la manera y el momento oportuno de dar los pasos correctos, dentro de la voluntad de Dios, es una de las mayores preocupaciones de los Discípulos que siguen al Señor Jesús.
— He fallado tantas veces, que temo cometer nuevos errores — , me dijo Juan José, un líder de jóvenes que ha volcado sus esfuerzos a trabajar en una zona marginal, en pleno centro de Cali.
— Debes seguir intentándolo, pero no en tus fuerzas sino en el poder de Dios— le expliqué.
— ¿De qué manera?
— Sencillo. Si hay un sueño o una meta que inquieta tu corazón, somételo en manos del Señor. Dile: “Señor, haz tu voluntad si este proyecto está en tu corazón”. Y esperas. Puedo asegurarte que Dios abrirá las puertas.
Se quedó mirándome, no muy convencido, pero tiempo después me llamó al teléfono: “Fernando, tenías razón. Lo que sé es que mis maravillosos planes fueron cambiados por Dios, emprendí una nueva acción aunque no entendía por qué, pero Dios me guió… y abrió las puertas. ¡El ministerio juvenil está creciendo!”, relató entusiasmado.
Es un principio universal. Aplica a todo cristiano aun cuando no tenga ministerio.
Seguir su dirección nos lleva a puerto seguro
Todos los cristianos anhelamos experimentar un crecimiento espiritual y personal dinámico. No quedarnos en lo básico sino avanzar. Eso es precisamente lo que admiramos de hombres y mujeres consagrados, cuyo desenvolvimiento ministerial tiene éxito.
La esencia es una íntima relación con Dios. Él quiere relacionarse con nosotros, pero nos corresponde a usted y a mí abrirle las puertas del corazón.
Cuando nos disponemos, Dios nos muestra el paso a paso y comienza a trabajar a través de nuestra vida para cumplir su propósito eterno. Y es en ese momento cuando Dios nos guiará hacia misiones específicas.
Depender nos lleva a dar pasos sólidos
¿Alguna vez estuvo de tour en una región especial con el ánimo de conocer lugares históricos? La mayoría lo hemos hecho.
Conocemos la ciudad y el lugar pero desconocemos qué novedades encontraremos. Eso es lo maravilloso de la experiencia. Para vivirla necesitamos un guía. Él sí sabe la ruta que debe seguir y nos va orientando paso a paso. Ese tránsito, a veces lento, nos permite disfrutar el viaje y encontrarle sentido.
Es lo mismo que ocurre con Dios. Ir de Su mano poderosa nos ayuda a deleitarnos en todo el recorrido hasta la meta final, el cumplimiento de sus planes eternos en nuestra existencia.
Le invito a considerar la enseñanza del autor y conferencista, Henry Blackaby: “Cuando sigas la dirección de Dios, un día a la vez, siempre estarás en el centro mismo de Su voluntad. A menudo Dios llama a las personas para que lo sigan, sin darles todos los detalles. Este es el modelo que encontramos, generalmente, en la Biblia. Si Dios te diera un plan específico, lo más probable es que te concentrarías en el plan para tu vida y no en Dios. Él no quiere que tu vida dependa de un plan, de un ingreso económico, de una persona ni de ninguna otra cosa. El Señor quiere que confíes en Él.” (Henry Blackaby. “Mi experiencia con Dios”. LifeWay Press Editores. 2011. EE.UU.Pg. 38, 39)
Lo que nos asegura conocer el paso a paso— jamás lo olvide— es desarrollar intimidad con Él.
Si lo hacemos, nos tornamos moldeables en Sus manos. Él sabe qué debe pulir y trabajar en nuestra vida y carácter.
El mejor ejemplo sobre este punto lo hallamos en una descripción que hace el profeta Jeremías: “El Señor le dio otro mensaje a Jeremías: «Baja al taller del alfarero y allí te hablaré». Así que hice lo que me dijo y encontré al alfarero trabajando en el torno; 4pero la vasija que estaba formando no resultó como él esperaba, así que la aplastó y comenzó de nuevo. Después el Señor me dio este mensaje: ¡Oh, Israel! ¿No puedo hacer contigo lo mismo que hizo el alfarero con el barro? De la misma manera que el barro está en manos del alfarero, así estás en mis manos.” (Jeremías 18:1-6. NTV)
La entrega a Dios con el propósito de cumplir su voluntad, desencadena un proceso interesante ya que si Él trata con todo nuestro ser, permitirá que nos convirtamos en instrumentos útiles para todo cuanto Él desea hacer en nuestro mundo.
El autor Blackaby lo describe así: “Con nuestras fuerzas no podemos hacer nada de valor para Dios… Cuando te ofreces a Dios para ser su siervo, su primera expectativa es transformarte en el instrumento que Él desea. Jamás olvides que Dios siempre trabajará en ti antes de trabajar a través de ti. Cuando obedezcas, Él es quien cumplirá la obra.” (Henry Blackaby. “Mi experiencia con Dios”. LifeWay Press Editores. 2011. EE.UU.Pg. 43)
El centro de nuestro tránsito terrenal y más si deseamos ser utilizados poderosamente por nuestro Supremo Hacedor, gira alrededor de hacer la voluntad de Dios y enfocarnos en Él.
Nuestro amado Señor Jesús enseñó este poderoso principio: “Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten. Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy.” (Mateo 6:33, 34. NTV)
Como Discípulo de Jesús si algo que debe motivar su vida, es que enfocarse en Dios constituye una prioridad y todo lo demás— sueños, anhelos, bendiciones— vienen por añadidura. Vivimos para el Creador y a partir de esa disposición de corazón, Él se manifiesta con poder en nuestra existencia.
Ser útiles a Dios tiene un punto de partida: el servicio
Enfocarnos en Dios sin salirnos del camino, nos mantendrá en el centro mismo de la voluntad de Dios.
Ahora, no lograremos enfocarnos en Dios hasta tanto no renunciemos a ser líderes o personas de relevancia para convertirnos simplemente en siervos (Léase Juan 12:26)
La transformación es progresiva. No se produce en un abrir y cerrar de ojos. El Señor va trabajando poco a poco en nosotros. Eso lo hace cuando disponemos nuestro corazón para ser siervos.
La mejor ilustración de lo que es un siervo, la encarnó el propio Salvador como escribió el apóstol Pablo en su carta a los creyentes de Filipos: “Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre, se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales.” (Filipenses 2:5-8. NTV)
Un siervo es obediente a Su Señor. Esa misma actitud, de sujeción, es la que evidencia un Discípulo de Jesús en su vida. Esa disposición permite que nuestro Padre transforme nuestros pensamientos y acciones.
El Señor Jesucristo reforzó estas enseñanzas cuando instruyó a sus discípulos y a nosotros hoy: “Así que Jesús los reunió a todos y les dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y los funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los súbditos. Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente, y el que quiera ser el primero entre ustedes deberá convertirse en esclavo. Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos»” (Mateo 20:25-28. NTV)
¿Imagina usted los nuevos niveles a los que llegará, tan solo tomando la decisión de sujetarse a Dios y esperar que Él lo guíe en cada nuevo paso?
Piénselo. Quizá hasta ahora ha experimentado un avance significativo en materia espiritual pero usted anhela más. Si es así, ríndase al mover del Señor en su vida.
Hombres y mujeres comunes transformados en discípulos
Para ser Discípulos de Jesús y rendir frutos de vida, no se requiere más que disposición de corazón. Renunciar para sujetarnos a Él. No hay características especiales.
El autor cristiano, Henry Blackaby lo describe así: “Los resultados en el Reino de Dios no dependen de que una persona tenga algo inusual en cuanto a dones, educación o riqueza. La clave es la Presencia de Dios en su vida, la cual hace cosas inusuales a través de un siervo que dispone su corazón para servirle.” (Henry Blackaby. “Mi experiencia con Dios”. LifeWay Press Editores. 2011. EE.UU.Pg. 46)
Para ser útiles en manos de Dios basta disponernos para Él. Es una idea que debe grabarse en su corazón. Él no necesita hombres o mujeres súper espirituales, sino personas que quieran entregarse.
El apóstol Pablo escribió sobre el particular a los creyentes de Corinto: “Recuerden, amados hermanos, que pocos de ustedes eran sabios a los ojos del mundo o poderosos o ricos cuando Dios los llamó. En cambio, Dios eligió lo que el mundo considera ridículo para avergonzar a los que se creen sabios. Y escogió cosas que no tienen poder para avergonzar a los poderosos. Dios escogió lo despreciado por el mundo — lo que se considera como nada— y lo usó para convertir en nada lo que el mundo considera importante. Como resultado, nadie puede jamás jactarse en presencia de Dios.” (1 Corintios 1:26-28. NTV)
No me cabe la menor duda que su mayor interés es crecer cada día en Dios y dar pasos sin temor a equivocarse. No tendrá desde un comienzo toda la ruta, pero si camina de Su mano, Él le irá mostrando qué nuevo paso debe dar cada día. ¡Decídase hoy a caminar de la mano de Jesús el Maestro!
Preguntas para su auto evaluación en su avance como Discípulo de Jesús:
Le invitamos esta semana a repasar la Lección y responder los siguientes interrogantes, que le ayudarán a profundizar en las enseñanzas y a tornarlas prácticas en su vida diaria:
a.- ¿Qué importancia tiene sujetar nuestros planes y proyectos en manos de Dios? ¿Lo ha experimentado en su vida cristiana?
b.- ¿En qué momento comienza Dios a cumplir su propósito eterno a través de nosotros?
c.- ¿Qué relación hay entre la intimidad con Dios e ir avanzando a la meta final?
d.- ¿Qué enseña a nuestra vida espiritual Jeremías 18:1-6?
e.- ¿Ha pensado en qué áreas de su vida Dios debe tratar con el propósito de convertirlo en instrumento útil en Sus manos?
f.- ¿Qué enseñó nuestro Señor Jesús en cuanto a enfocarnos en la voluntad y el Reino de Dios (Mateo 6:33, 34)?
g.- ¿Cómo describe el Señor Jesús a un auténtico servidor (Juan 12:26)?
h.- ¿Cómo describe el apóstol Pablo a un auténtico siervo y a quién puso él como ejemplo (Filipenses 2:5-8)?
i.- ¿Cómo es un auténtico siervo de Dios (Mateo 20:25-28)?
Publicado en: Escuela de Discipulado
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