¿Cómo corregir el desenfreno sexual de los jóvenes?
“Como padre de tres hijos, todos jóvenes, me inquieta lo que está ocurriendo. Desde que ingresaron a la universidad, se volvieron un mundo aparte. Hacen literalmente lo que quieren, al amparo de que están estudiando. Mi hija menor, por ejemplo, tiene apenas 22 años y tengo la certeza de que ha tenido relaciones sexuales con su novio. Por momentos no sé qué hacer…”
L.H.M.C., desde Quito, en Ecuador.
Respuesta:
Si hay un hecho que caracteriza a nuestra sociedad, es la generalización de una vida libertina y, en cierta medida, desenfrenada en la que no hay responsabilidad consciente sobre lo que se hace. Millares de personas caen en cuenta del error en que incurrieron, cuanto se desencadenan las consecuencias por sus errores.
Es una locura de grandes dimensiones producto del avivamiento de la sensualidad y disipación que priman hoy día.
No debería sorprendernos, más cuando somos conscientes que nos encontramos en los últimos tiempos.
El asunto fue abordado por el profeta Oseas quien escribió: “Comerán, pero no quedarán satisfechos; se prostituirán, pero no se saciarán; porque han abandonado al Señor para entregarse a la prostitución y al vino, ¡al mosto que hace perder la razón! ” (Oseas 4:10, 11. Nueva Versión Internacional)
No es mi propósito ir a los extremos, pero sin duda usted compartirá conmigo la inquietud por lo que está causando el desenfreno reinante, tal como lo advirtió el autor sagrado, quien lo asoció con un “espíritu de fornicación” que gobierna el mundo y específicamente a nuestra juventud (Cf. Oseas 5:4. Versión Reina Valera).
Debemos forjar sanos principios desde la niñez
Si los padres estamos escandalizados por la inmoralidad de nuestros tiempos, y por el hecho de que los jóvenes lleven una vida descontrolada, debemos volver la mirada hacia los orígenes, y preguntarnos qué tipo de formación— en principios y valores— les impartimos desde la niñez.
Lamentablemente pretendemos resolver el problema cuando ya está en curso. La historia cambiará sin duda alguna cuando formemos a nuestros hijos, desde su más tierna infancia, en torno a lo que dicen las Escrituras en cuanto a la sana moral.
Lo grave de todo el asunto es que quienes llevan la peor parte del desenfreno, son los hijos de las parejas jóvenes que deciden disfrutar el momento, pero no se preocupan por el mañana de la criatura que están engendrando.
¿Cuál es el plan de Dios
La intimidad sexual en el plan de Dios solo es concebible al interior del matrimonio. Tener este tipo de contactos solo para dar rienda suelta a los deseos de vivir el momento, como ocurre con muchos adolescentes y jóvenes, va en contravía del propósito divino y acarrea vacío espiritual, sentimental, emocional y lo más grave: la transmisión de graves enfermedades. Incluso, muchos casos de cáncer en la mujer están vinculados a su iniciación sexual temprana.
El asunto fue esbozado claramente por el apóstol Pablo cuando escribió: “Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos»; así es, y Dios los destruirá a ambos. Pero el cuerpo no es para la inmoralidad sexual sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. ” (1 Corintios 6:13, Nueva Versión Internacional)
Obrar contrario a este principio está llevando a nuestra juventud al abismo.
Aun cuando el panorama luce ensombrecido ¡Todavía hay esperanza! Está en el Señor Jesucristo.
Si le permitimos que reine en nuestros hogares, sociedad, lugar de trabajo e iglesia, y aplicamos los principios que Él enseñó y que están contenidos en la Biblia, habrá cambio.
Son los mismos principios que aprendieron nuestros padres y que las nuevas generaciones desecharon hasta llegar al caos que apreciamos hoy día.
¿Qué podemos hacer?
Lo primero y más grande es permitirle al Señor Jesucristo que reine en medio nuestro. Es clave. Un segundo elemento es crear las condiciones entre la juventud para encarar su propia realidad.
El hecho de ser adolescentes y jóvenes no justifica un comportamiento irresponsable. Por el contrario es una etapa de la vida en la que deben ejercer liderazgo: “ Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y en amor, fe y pureza. ” (1 Timoteo 4:12. Nueva Versión Internacional)
Es esencial que mantengamos estrecho contacto con la juventud y recordarles siempre, sin que suene a sermón, la importancia de mantenerse alerta, fortalecidos en Jesucristo para encarar la tentación y no caer en prácticas contrarias a lo que Dios tiene planeado para todo ser humano “Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo.” (1 Corintios 6:18. Nueva Versión Internacional)
Usted y yo –como adultos— tenemos una enorme responsabilidad con ellos. Si bien es cierto no podemos cambiar sus corazones, forma de pensar y actitudes, sí podemos orar a su favor.
Hoy es el día de pararnos en la brecha (Cf. Ezequiel 22:30), y dar la batalla por nuestra juventud, encaminándola a Jesucristo; en esa tarea, es importante saber que Él nos respaldará y llevará a ser lo que en Cristo siempre: más que vencedores.
Si no ha recibido a Jesús como Señor y Salvador, le invitamos para que lo haga. Es la mejor decisión que jamás pueda tomar. Tomados de la mano de Jesús emprendemos el proceso de crecimiento personal y espiritual que siempre hemos anhelado… Decídase hoy por Jesucristo.
Publicado en: Consejería Familiar
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