¿Cómo romper el ciclo de las deudas?
“Con preocupación veo que las deudas siguen creciendo cada mes. El problema estriba en que los acreedores no dan espera. Las cuentas de la tarjeta de crédito se siguen acumulando. Reñimos con frecuencia con mi esposa que no comparte lo que ella llama “mi compulsión a endeudarme”. Y realmente me parece que estoy en un laberinto sin salida.”
G.O.B., desde Houston, Tx. Estados Unidos
Respuesta:
Todos deseamos alcanzar la libertad financiera. Disponer cada mes de recursos que nos permitan disfrutar de solvencia y, además, hallar el camino para ahorrar. Todo el proceso arranca cuando hacemos una evaluación de cómo andan nuestras finanzas y, en segundo lugar, sometemos todas nuestras finanzas en manos del Señor para que nos conceda la sabiduría que requerimos en cada paso que damos en materia de inversiones.
Salir de las deudas debe se runa meta hacia la cual enfoquemos nuestros esfuerzos. Ahora, cuando optamos por evaluar si aquello que nos ofrecen como atrayente, así sea a crédito, podríamos necesitarlo o no; cuando tomamos unas horas antes de hacer la compra, permitiendo que se apacigüe nuestra ansiedad; cuando echamos papel y lápiz antes de endeudarnos, sin duda estamos dando pasos significativos en el proceso de liberarnos de la compulsión de comprar a crédito.
“No puedo escapar a la tentación de comprar algo una vez salgo de casa”, reconoció Irma, una educadora de secundaria quien mes tras mes mira con desesperación de qué manera sigue creciendo el volumen de acreencias en su tarjeta de crédito. “He optado por no volver a salir a centros comerciales, al menos no a aquellos en los que soy consciente que me siento tentada a comprar y comprar”, reconoció.
La preocupación de esta mujer con la que ilustro la respuesta, es la misma que asiste a infinidad de personas que ven con preocupación de qué manera cada día se endeudan más y más hasta experimentar la sensación de estarse ahogando.
Endeudarse, factor de conflictos familiares
¿Sabía usted que uno de los factores que mayor incidencia tienen en los conflictos familiares e incluso en la separación de las parejas lo constituye el manejo de las finanzas? En esta línea hay dos elementos que revisten particular importancia: El primero no ponerse de acuerdo con cuanto a los ingresos familiares, y el segundo, las discusiones que se desencadenan como consecuencia de la escasez de plata o de las deudas.
Ahora, ¿por qué se endeudan las familias? Porque en su horizonte inmediato están las necesidades no satisfechas y la convicción de que comprando a crédito los problemas se resolverán. Lo que en realidad ocurre es que postergan la búsqueda de soluciones, y de paso, agigantan la dificultad porque las deudas vienen de la mano con altos intereses que llevan a pagar el mismo artículo hasta dos veces su valor en unos cuantos meses.
“Nosotros incurrimos en una deuda de un familiar y, lamentablemente, quedamos con la acreencia y de paso perdimos todo contacto con esa persona. Literalmente dejó de hablarnos después de insultarnos por hacerle el reclamo, aun cuando fue en buenos términos”, explica Vanessa, una joven abogada que por dieciocho meses vio menguado el presupuesto de casa para atender la contingencia.
Las Escrituras son claras al referirse a la insensatez de incurrir en deudas y aconsejan ser prudentes y apatarse de la tentación que representa el “compre hoy y pague mañana”. El rey Salomón escribió: “El avisado ve el mal y se esconde; mas los simples pasan y reciben el daño.” (Proverbios 22:3)
Lo que estamos llamados a hacer cuanto nos encontramos ante la incertidumbre de incurrir en un compromiso financiero, es pedirle la sabiduría a Dios en primer lugar con el fin de dar pasos acertados, y en segundo instancia, echar papel y lápiz haciendo cuentas para no comprometer nuestra capacidad de pago.
El asunto resulta particularmente complicado cuando decidimos vivir de qué dirán. Adquirir bienes o servicios sólo por aparentar.
No obstante el peligro permanece porque los medios de comunicación nos inundan con mensajes que nos instan a gastar sin medir el alcance de las consecuencias. Las circunstancias económicas y aún de empleo han cambiado y –ante estos retos— las familias deben encontrar nuevos caminos para confrontar las tentaciones de la modernidad.
El autor y conferencista internacional, Stephen R. Covey, aconseja:“El desafío para las familias ha cambiado, y sobre esa base debemos desarrollar una respuesta que esté acorde al desafío. El deseo de crear una familia sólida no es suficiente. Incluso las buenas ideas no son suficientes. Necesitamos una nueva mentalidad y desarrollar nuevas habilidades. El desafío ha dado un gran salto y si queremos responder efectivamente, también nosotros debemos avanzar.” (Stephen R. Covey. “Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas”. Editorial Grijalbo. 1998. Argentina. Pg.26)Sobre esa base es importante que evaluemos y apliquemos nuevos criterios a la forma como definimos el presupuesto familiar y la forma como invertimos todo cuanto nos ingresa. Dios debe ocupar el primer lugar en nuestra economía, pero en segundo lugar, caminar con Él para que nos oriente de qué manera debemos invertir hoy y ahorrar para mañana.
No se deje arrastrar por las deudas
Cuando usted enciende el televisor, escucha radio o tal vez mira alguna página en la Internet, se encontrará con atrayentes anuncios que ofrecen la idea de una vida llena de privilegios a partir de contraer deudas. “No se preocupe por el mañana, disfrute hoy”, es el común denominador que promueven las propagandas. Lo lamentable del asunto es que infinidad de personas caen en la trampa.
Dave Ramsey lo explica de la siguiente manera:“La deuda se nos ha presentado tan audazmente, tan ruidosamente y con tanta frecuencia que imaginar vivir sin ella exige romper con el mito. Tenemos que destruir sistemáticamente tales mitos. Se nos ha vendido la deuda con tanta repetición y con tanto fervor que la mayoría de las personas no pueden concebir siquiera lo que sería cada mes no tener que hacer pagos. Así como los esclavos nacidos en la esclavitud no pueden visibilizar la libertad, nosotros los estadounidenses no sabemos qué sería un día despertar sin deudas.”(Dave Ramsey. “La transformación total de su dinero”. Grupo Editorial Nelson. 2008. Pg. 21)Es muy probable que las deudas a las que hace frente hoy, que quizá le roban el sueño y la tranquilidad, son el fruto de un anhelo del momento, de la inquietud generada por un mensaje de los expertos en mercadeo para que viva de lo prestado.
“Reconozco haber contraído deudas para comprar artículos, vestidos y hasta aparatos electrónicos que sencillamente no uso.”, dijo una atribulada mujer que está inmersa hoy en la tarea de saldar todas sus deudas por la tarjeta de crédito.
El rey Salomón que además de ser uno de los hombres más ricos de toda su historia aprendió principios de sabiduría a partir de los errores cometidos, advirtió: “Así como el rico gobierna al pobre, el que pide prestado es sirviente del que presta.” (Proverbios 22:7. NTV)
Cuando analizamos cuidadosamente el asunto, encontramos que las Escrituras no solo descalifican el endeudarnos por considerar que se trata de un comportamiento insensato, sino que además pone en el nivel de esclavos a quienes viven endeudados.
Pagar las acreencias incluidos los intereses mensuales disminuye nuestra capacidad financiera y, de paso, nos llevan a experimentar inquietud. Todo el panorama podría cambiar si sencillamente desarrollamos en nuestra vida la cultura del ahorro y si algo nos atrae, sencillamente lo compramos sin tener que comprometer nuestro futuro económico.
Dios es nuestro proveedor. Él es quien satisface nuestros requerimientos. Lograrlo es posible solamente cuando aprendemos a depender de Él y depositamos en Su poder ilimitado toda nuestra confianza. Él nos ayuda en nuestras necesidades y es necesario cambiar nuestro esquema de comportamiento económico para que cambie nuestra vida en lo personal y familiar.
Es necesario hacer un alto en el camino, evaluar en qué hemos fallado en lo que respecta al manejo financiero y decidirnos a aplicar correctivos con ayuda de Dios. Es un paso que debe dar hoy mismo. No es en nuestras fuerzas como alcanzamos la victoria, sino con ayuda del Señor. Y puedo asegurarle: Su persevera, tomado de Su mano, saldrá airoso y podrá declararse libre de deudas.
Si no le ha abierto las puertas de su corazón a Jesucristo hoy es el día para que lo haga. Prendidos de la mano del Salvador iniciamos el maravilloso proceso de crecimiento personal y espiritual que anhelamos. Cristo nos lleva siempre a nuevos niveles.
Publicado en: Consejería Familiar
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