¿Cómo vencer en las grandes batallas espirituales?
Introducción:
Los cristianos somos más que vencedores. Fuimos concebidos por Dios para ser triunfadores. No obstante el pecado lleva al hombre a un estado de postración que le impide avanzar. Sin embargo cuando reconocen y reciben a Jesucristo en sus corazones como su único y suficiente Salvador, todo cambia. Podemos ejercer autoridades y ser totalmente libres. Además, ayudar a otros para que vivan esa libertad que nuestro amado Señor nos ofrece.
¿Cómo debemos prepararnos para la confrontación espiritual? (Mateo 6:5-15)
Hay tres elementos esenciales para la confrontación espiritual:
a.- La oración (Mateo 5:6).
b.- El ayuno.
c.- Estudio de la Palabra para ampliar nuestro conocimiento del mundo espiritual.
La confrontación del mundo espiritual de maldad obliga que desarrollemos: perseverancia, decisión, ejercer la autoridad de Cristo en y a través de nuestras vidas. Estar metidos con Dios es un aspecto fundamental en el proceso de liberación (Hebreos 10:19-21) No podemos desligarnos jamás de la dimensión espiritual en la que entramos en intimidad con Dios (Cf. Salmos 18:1-3).
En la vida del Señor Jesús encontramos un ejemplo de oración (Mateo 1:35). Pasaba largo tiempo en la presencia del Padre celestial (Marcos 6:45). A través de esa intimidad, se desarrolla un principio clave, que es escuchar con la intervención del Espíritu Santo, quien nos señala qué hacer en cada caso (Hechos 16:6). Cuando oramos, nos sometemos a Dios (Santiago 4:1-4; 2 Corintios 10).
A través de la oración, no solamente encontramos fortaleza sino que materializamos la voluntad de Dios para el género humano, convirtiéndonos en Sus instrumentos (Cf. Isaías 45:11; Salmos 2:8).
Una guerra en la que somos vencedores
2.1.- Los cristianos debemos tener claro que libramos una guerra espiritual, en la cual Satanás ya fue vencido por la obra de Dios a través de Su Hijo Jesús en la cruz (Colosenses 2:15).
a.- La guerra espiritual es la confrontación del cristiano a los poderes espirituales, bajo la autoridad de Jesucristo el Señor. (Efesios 6:12)
b.- La guerra espiritual es un medio por el cual la Iglesia recupera el terreno ganado por Satanás.
c.- La guerra espiritual permite que caiga la venda que le impide a las personas aceptar el Evangelio transformador de Jesucristo (2 Corintios 4:3, 4).
2.2.- El creyente no puede eludir su compromiso de confrontar el mundo espiritual de maldad (Jeremías 1:10).
a.- La guerra espiritual permite rescatar a las personas de las guerras de satanás. Es en las personas y no en satanás que se debe centrar nuestra lucha.
b.- La guerra espiritual nos permite desbaratar los planes de satanás en el mundo (Juan 10:10).
2.3.- El destino final de satanás será la destrucción eterna (Apocalipsis 20:10).
¿Dónde se libran las grandes batallas por nuestra alma?
3.1.- La mente es un campo de batalla sobre el cual quiere tener dominio satanás.
a.- Satanás puede disfrazar su accionar enviándonos pensamientos en los que confundamos la carne con la voz de Dios (2 Corintios 11:14, 15).
b.- Un cristiano, si no es fiel y permanece asido de la mano de Jesucristo, puede fluctuar espiritualmente y estar: hoy animado y mañana depresivo.
3.2.- El la mente del cristiano nuestro adversario espiritual puede sembrar pensamientos de derrota, que Dios les deja solos o que jamás lograrán crecer espiritualmente o como personas.
- Si estamos apercibidos de las estratagemas de satanás, no nos dejaremos sorprender fácilmente.
Una batalla constante
Los seres humanos estamos expuestos a una constante batalla con el mundo de maldad, que categorizamos así:
4.1.- Ataques en la mente
4.2.- Ataques a través del ocultismo
4.3.- Ataques en la esfera espiritual
5.- Ataques en la mente
Es necesario establecer que satanás se posesiona de la mente de quienes no tienen a Jesucristo en su corazón pero cuando se trata de los creyentes, y sobre la base de que el Espíritu Santo mona en su ser, nuestro adversario espiritual asedia con pensamientos, encaminados a la tentación o a propiciar el estancamiento espiritual.
- Tipos de ataques:
5.1.- Enajenación.- Es la más común, fuerte y peligrosa. El enemigo queda controlado por el poder diabólico. De esta manera mente, voluntad y cuerpo quedan a merced de los espíritus (Lucas 8:27)
5.2.- Posesión.- La diferencia respecto al primer estado, es que los espíritus tienen un control parcial del individuo. Por esta razón la persona fluctúa entre tener dominio de su voluntad, y los raptos en los que actúa sin saber por qué razón, de determinada manera. (Marcos 9:17, 18).
5.3.- Opresión.- La palabra que mejor describe este estado mental es opresión. Desde fuera, los agentes de satanás oprimen bien sea el área espiritual, mental o la parte física de su víctima. Por este motivo quien enfrenta la situación puede experimentar desánimo, cansancio excesivo, asumir una actitud negativa ante todo, o rechazar toda intervención espiritual. Se producen bloqueos mentales, dificultad para concentrarse, o bien, diversas enfermedades, para muchas dfe las cuales no hay explicación científica (Lucas 6:18).
5.4.- Tentación.- El enemigo ejerce influencia, mediante diversas circunstancias, encaminada a que la persona experimente una caída espiritual. Otra manifestación son los pensamientos de perversidad, de negativismo, lujuria.
(Lucas 4:13).
5.5.- Fortalezas espirituales.- Cuando alguien que no tiene a Cristo en su corazón, es dominado por satanás, el enemigo genera patrones de conducta contrarias a su voluntad. Incluso pueden tener un revestimiento de supuesta espiritualidad, tal como vemos en la religiosidad, el fanatismo, el humanismo, la violencia, los temores o el ateísmo, entre otros (Jeremías 9:14).
6.- Ataques a través del ocultismo
Su principal manifestación es el ocultismo. Hay distintas maneras: maldiciones, conjuros, encantamientos, hechizos, magia, riegos. Quienes se ven inmersos en este mundo, son fundamentalmente personas ávidas de poder y experiencias sobrenaturales (Hechos 19:18, 19). Quienes ejercen tal dominio son brujos, magos, hechiceros, espiritistas, adivinos, parasicólogos, quienes vuelven a las personas su objetivo final con la maldad, bien porque directamente quieren destruirles o han sido pagados para realizar algún trabajo. En muchos casos utilizan ofrendas como alimentos, granos o animales muertos, principalmente gallinas y chivos.
Hay seudo movimientos y religiones estrechamente ligados al ocultismo. Por ejemplo la Masonería y la Nueva Era (con sus variables)Para desarrollar sus planes de maldad, el diablo tiene un bien organizado esquema, con jerarquía militar, a través de la cual ejecuta sus acciones desde la dimensión espiritual hacia la dimensión material. A continuación describimos cuál es el esquema que utiliza: (Efesios 6:12 ss)
7.1.- Satanás: Aunque fue creado por Dios, se revelo y fue echado fuera. Se le personifica con la serpiente antigua (Apocalipsis 21), ladrón (Juan 10:10), príncipe de las tinieblas, demonio, lucifer o diablo.
7.2.- Gobernadores de las tinieblas: La Biblia los identifica como tronos o dominios. Generalmente gobiernan grandes territorios, como países, provincias o ciudades. Ejercen una poderosa influencia entre quienes algún grado de poder.
7.3.- Principados o potestades de las tinieblas: Están sujetos a los gobernadores de las tinieblas. Ejercen poder demoniaco en su condición de “príncipes territoriales”. Afectan territorios y personas.
7.4.- Potestades de maldad: Se les conoce como “fortalezas”. Alientan los deseos de maldad de las personas. Además de los territorios, afectan las familias, propiciando su destrucción y/o resquebrajamiento. Propician la rebeldía o división en el hogar. También afectan a las iglesias.
7.5.- Huestes de maldad: Se les conoce igualmente como ejércitos de maldad. Su principal meta es asaltar y atacar a las comunidades, torpedeando la extensión del Evangelio.
7.6.- Espíritus malignos o demonios: Constituyen el ejército de guerreros de maldad al servicio de la estructura jerárquica de maldad. Ejecutan las órdenes del diablo. Y a su vez, dentro de la organización, tienen determinadas jerarquías. No obstante lo anterior, Dios tiene ángeles que nos guardan y protegen (Salmos 34 y 91).
7.7.- Hombres y mujeres que sirven al diablo: Son aquellos que voluntariamente se han entregado a la maldad. Obran conforme a los dictados de satanás. Un ejemplo lo representan las reuniones de brujos, hechiceros, masones, practicantes del vudú, la macumba y otros ritos en los que el centro de la adoración es el adversario. Los demonios se convierten para ellos en “espíritus guías”.
8. ¿Cómo ejercemos autoridad espiritual?
8.1.- Nuestra autoridad proviene del Señor Jesucristo que mora en nuestro corazón. El Señor Jesucristo y las Escrituras nos enseñan que debemos ejercer autoridad espiritual (Lucas 9:1,2,6; 10:19; Mateo 28:18-20; Romanos 16:20; Santiago 4:7; 1 Pedro 5:8, 9; Efesios 6:10-18).
8.2.- Hay por lo menos dos condiciones para ejercer autoridad espiritual:
a.- Fe, la cual debe estar fundamentada en Jesucristo (Mateo 16:16, 18, 19.
b.- Unidad, tanto de convicciones de fe como propósitos (Mateo 18:19).
8.3.- ¿Cómo se manifiesta nuestra autoridad espiritual?
a- Conociendo la voluntad de Dios y obrando bajo Su poder (Mateo 16:19).
b.- Ministrando con poder (Mateo 12:28).
8.4.- Cuatro elementos que levantan impedimentos a nuestra autoridad en Cristo:
a.- Falta de fe (Mateo 17:19-21)
b.- Incredulidad colectiva (Mateo 6:4-6)
c.- Persistir en el pecado (Gálatas 4:9; Juan 8:34, 35).
d.- Las maquinaciones del adversario (2 Corintios 2:11).
8.5.- ¿Manifestaciones poderosas de la autoridad que otorga Dios?
a.- Moisés dividió el mar rojo (Éxodo 14:15),
b.- Elías dividió el agua en el río Jordán (2 Reyes 2:7, 8)
c.- Eliseo oró porque fuera cegado el enemigo (2 Reyes 6:17, 18)
d.- Pablo declaró la muerte de Ananías y Safira (Hechos 5).
e.- Los creyentes recibieron la promesa del Espíritu Santo (Hechos 1:8).
f.- Testimonio de vida cristiana (Romanos 15:18, 19),
Conclusión:
Los cristianos libramos una batalla constante, de la que debemos ser conscientes para poder vencer. Ignorar que Satanás está desatando problemas y generando obstáculos a nuestro paso, no servirá de nada. La solución está en ejercer autoridad en Jesucristo. Reconocer que fuimos creados por Dios, salvados por la obra redentora de su amado Hijo Jesús y que, libres, debemos continuar así. Además, que en nuestra condición de creyentes podemos contribuir para que otras personas disfruten de esa libertad.
Publicado en: Sermones
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