Confíe en la autenticidad de los escritos bíblicos que tenemos hoy
(Lección 3)
Si hay un prejuicio que debemos eliminar cuando nos acercamos a las Escrituras, es la duda en cuanto a su autenticidad. Por supuesto, a lo largo de la historia ha habido escritos espúreos, pero podemos tener la tranquilidad de que los libros tal como los tenemos en nuestras Biblias, pasaron un cuidadoso análisis para probar que no estaban generando doctrinas de error. ¿A qué nos referimos con el término espúreo? En esencial a los textos que –siendo en apariencia bíblicos— no tienen probado su autor y las enseñanzas conducen a engaño.
¿Qué nos da esa tranquilidad? El hecho mismo de que hay varios pasajes que reafirman la autenticidad, inspiración y revelación provenientes de Dios (Favor leer Éxodo 24:4; Lucas 24:27, 44; Juan 10:35; 16:12-14; 1 Corintios 2:12, 13)
Otro elemento de tranquilidad es que los llamados padres de la Iglesia, en los primeros siglos de nuestra era, se dieron a la tarea de hacer una minuciosa depuración con lo cual los textos no son corrompidos, es decir que el contenido no ha sido modificado. En general— sino todos— son íntegros, es decir que han probado su autenticidad.
Materiales en los que se escribieron los textos bíblicos
Resultar interesante notar que los materiales utilizados para escribir la Biblia, en sus diferentes libros, eran tan finos que podían resistir el paso del tiempo.
Generalmente se escribió con una tinta especial, resistente, sobre pergaminos, que eran láminas elaboradas a partir de piel de animales.
Cada columna tenía entre 48 y 60 renglones y, el hecho de que un escriba se saliera del renglón, determinaba que ese material no servía más.
Igual ocurría cuando se descubría un error, por mínimo que fuera: se desechaba el rollo. Esta rigurosidad hizo que el trabajo fuera no solo concienzudo y demorado, sino que garantizara que las copias eran— en la mayoría de los casos— fieles al original.
Dios ha sido fiel y ha guardado Su Palabra, desde el año 1.500 a.C., en el que se estima se comenzó a escribir el primer texto, hasta el año 100 d.C., cuando terminó el apóstol Juan el Apocalipsis.
Muchos textos descubiertos en lugares distintos
En la actualidad se conocen más de dos mil porciones del Antiguo Testamento, halladas en diferentes lugares de Oriente, y alrededor de cuatro mil del Nuevo Testamento. Lo que resulta interesante es que, a pesar de hallarse por arqueólogos en sitios distantes, conservan la unidad.
Pero encontrarle sentido a lo que dicen los textos, sin olvidar el contexto, es posible cuando acudimos a una ciencia maravillosa como la Hermenéutica que es el arte de interpretar los escritos.
Le invitamos a continuar ese maravilloso camino de explorar las Escrituras y aprender de ellas principios maravillosos que nos ayudan en el proceso de crecimiento personal y espiritual.
Publicado en: Escuela Bíblica Ministerial
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