Consejos de un padre a su hijo para que sea victorioso
Base Bíblica: 1 Crónicas 28:1-21
Introducción:
Dios nos enseña principios para ser victoriosos, que están contenidos en Su Palabra. A través de diferentes pasajes, aprendemos estas pautas que nos permiten salir airosos, cualquiera sea la situación que enfrentemos, y avanzar hacia el cumplimiento de Su propósito eterno.
El momento cumbre del rey David cuando transfiere el poder a su hijo Salomón es uno de ellos. Hay varios aspectos que le compartió, que aplicaban a ese período histórico específico, como también a nuestra época actual.
I.- NO DEBEMOS DESCONOCER A DIOS EN TODOS NUESTROS CAMINOS (v. 2)
1.- El rey David dispuso en su corazón edificar un templo para adorar a Dios junto con el pueblo de Israel (v. 2 a)
2.- El rey David hizo alistamiento de todo cuanto se necesitaba para edificar el templo (v. 2 b)
3.- La disposición del rey David fue un ejemplo para Salomón en el sentido de que Dios debía ocupar el primer lugar en su vida y en la nuestra hoy, y en todo cuanto hacemos.
II.- OBEDECER LA VOLUNTAD DE DIOS (vv.3-7)
1.- El rey David aceptó que Dio no lo escogiera para edificarle un tempo (v. 3)
2.- La obediencia del rey David fue una de las razones por las cuales Dios lo bendijo así como a su generación /vv. 4, 5)
3.- Nuestra fidelidad a Dios hoy día nos asegura bendiciones y también a nuestra familia, como ocurrió como Salomón, hijo del rey David (vv. 6, 7)
III.- OBEDECER LOS MANDAMIENTOS DE DIOS PARA SER PROSPERADOS (vv. 8-20)
1.- Obedecer los mandamientos de Dios va de la mano con las bendiciones (v. 8)
2.- Cuando obedecemos los mandamientos de Dios, lo honramos y reconocemos en nuestros caminos (v. 9 a)
3.- Si buscamos a Dios, lo encontraremos siempre (v. 9 b)
4.- Si cobramos ánimo y nos esforzamos en el servicio a Dios, Dios honrará nuestro compromiso (v. 20)
Conclusión:
No hay nada mejor que servir a Dios. Es la mejor decisión que siempre podremos tomar. Él nos saca del desierto de la miseria y la derrota y nos lleva a la tierra de las bendiciones. Es algo que siempre ha estado en Su corazón, desde antes de la fundación del universo.
No obstante, si hay algo en lo que debemos meditar, es que tales bendiciones se derivan de una vida que le honra y glorifica. ¿A qué nos referimos? A ponernos en consonancia con Su plan eterno. Movernos conforme a Su voluntad. Caminar Sus caminos, los que ha trazado para nosotros. Esa decisión nos asegura las bendiciones, a nuestra familia y a nuestra generación, como ocurrió en la vida de David, de Salomón y de todos sus sucesores.
Publicado en: Sermones
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