¿Cree que su vida llega al final cuando muera?
1.- Lectura Bíblica: Juan 3:16-18.
2.- Versículo para memorizar:
“El que cree en Él no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” (Juan 3:18. La Biblia de Las Américas)
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
¿Perdió alguna vez el sueño pensando qué ocurrirá con su vida después de concluir su ciclo de vida? ¿Cuántas tazas con café se bebió reflexionando si usted iría a un estado superior, que algunos llaman vida eterna? ¿Consultó alguna vez libros que hablan sobre la vida después de la vida? Puedo asegurarle que respondió si al menos a uno de los tres interrogantes. Y sin duda lo hizo afirmativamente porque vivir después de morir es un asunto que interesa a todos.
Ahora, ¿leyó alguna vez que todos los que dicen haber regresado de la muerte aseguran que vieron una “luz al final del camino”. Señalan que durante ese tránsito experimentaron una agradable sensación de flotar.
¿Existen realmente como fenómenos el “túnel de luz” y el tránsito por ese túnel flotando? Al respecto se ha discutido mucho. El catedrático de Neurobiología de la Universidad de Amsterdam, Dick Swaab, sostiene que las experiencias cercanas a la muerte son fruto de una anomalía cerebral, según ha dicho durante una entrevista con Efe sobre su ensayo “Somos nuestro cerebro. Cómo amamos, sufrimos y pensamos”, que aparece ahora en España.
Sostiene que “la luz al final del túnel” que muchos pacientes aseguran haber visto en el umbral de la muerte no es nada más que la falta de riego sanguíneo en el globo ocular, que les hace perder la visión periférica y vislumbran tan solo una luz en el centro del ojo. Sobre la sensación de “flotar” fuera del propio cuerpo, el neurólogo lo atribuye a que una parte del cerebro, “la zona del giro angular responsable de la sensación del equilibrio, no tiene suficiente oxígeno”.
Para reforzar sus teorías, Dick Swaab, que dirige un equipo de investigación en el Instituto Holandés de Neurociencias, ha estimulado la misma zona cerebral en pacientes conscientes, que también han experimentado idéntica sensación de verse desde fuera, “pero que vuelven a su lugar cuando acaba la estimulación”, recalca.
“Yo creo en la vida antes de la muerte”, argumenta Swaab, que se confiesa ateo desde los seis años, convencido también de que es el cerebro humano el encargado de buscarnos pareja. Argumenta que “Es nuestro cerebro quien escoge la pareja adecuada. La relación de pareja se hace de una manera inconsciente y eso se llama enamoramiento, pero es el cerebro quien está valorando todas las ventajas e inconvenientes a toda velocidad.” (Agencia de Noticias EFE. 16/020/2014)
Ahora, sobre si existe o no el túnel, la discusión no ha terminado y sin duda resta mucho por escribir. Lo que sí es claro es que hay vida eterna. Posiblemente al igual que el profesor holandés, Dick Swaab, usted se declare ateo, pero lo más seguro es que guarde la esperanza de proseguir con vida y que la eternidad no le parezca imposible.
El apóstol Juan escribió: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.… El que cree en Él no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” (Juan 3:16-18. La Biblia de Las Américas)
Basta reconocer que Jesús no fue un hecho histórico solamente sino que su tránsito terrenal obedeció a un propósito eterno de Dios: Traernos salvación. Ese es el primer paso. El segundo, tener la certeza de que nuestro tránsito terrenal es la antesala a la vida eterna. ¿Sencillo, verdad? Anidar esa fe trae paz a nuestro mundo interior y nos alienta para disfrutar al máximo cada instante de la existencia.
Y hablando del Señor Jesús, ¿ya lo recibió en su corazón como su único y suficiente Salvador? Si no es así, hoy es el día para que tome la decisión. Àbrale las puertas de su corazón a Cristo. No se arrepentirá. Con Él podrá vivir a plenitud hoy y asegurar vida en la eternidad?
4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a.- ¿Qué dice a su vida el texto que leemos en Juan 3:16-18?
b.- ¿Cómo lo aplica a su fe y a su comportamiento cristiano hoy?
c.- ¿Qué opinión le merecen las opiniones del científico Dick Swaab?
d.- ¿Cree usted en la vida eterna o concibe el tránsito terrenal como algo único?
Meditaré hoy en el tema de la vida eterna y de qué manera en Jesucristo el Señor podemos obtenerla.
Publicado en: Devocionales Diarios
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