Decídase a conservar las bendiciones de Dios en su vida

1.- Lecturas Bíblicas: Proverbios 11:28; 23:5; Eclesiastés 5:10, 11

2.- Una ruta bíblica a las bendiciones:

Así como las bendiciones proceden de Dios como consecuencia de la fidelidad a Él, la única forma de conservarlas es permitiendo que transforme nuestra existencia y que podamos andar en Su Palabra cada día, llevando a la práctica lo que aprendemos en ella.

Creer que si hemos prosperado a nivel espiritual y material hasta hoy es producto de nuestras capacidades, es un error. Ha sido Dios quien nos abrió las puertas, puso a nuestro lado a una familia y a personas que han sido especiales, y nos han permitido avanzar.

Caer en la auto suficiente es grave y puede llevarnos a un retroceso y a perder temporalmente las bendiciones, hasta que nos arrepintamos. En tal sentido enseñó el rey Salomón: "El que confía en su dinero se hundirá, pero los justos reverdecen como las hojas en primavera.” (Proverbios 11:28. NTV)

Nos mantenemos en el camino de las bendiciones de Dios cuando depositamos toda nuestra confianza en Él. Cuando le permitimos que sea el centro de nuestra existencia.

Obrar con arrogancia, creyendo que todo cuanto tenemos nos lo merecíamos, lo más probable es que nos lleve a reconocer — a la fuerza — que lo material es pasajero. Es un principio que nos enseña la Biblia: "Las riquezas desaparecen en un abrir y cerrar de ojos, porque les saldrán alas y se irán volando como las águilas.” (Proverbios 23:5)

Si hemos sido rica y abundantemente bendecidos por el Señor, nuestro propósito debe ser el de conservar esos regalos inmerecidos. Recibir cada día lo que Él quiere darnos, y no asumir una actitud interesada de pretender sólo recibir bienes sin otro propósito que satisfacer nuestras propias ambiciones.

El asunto lo abordó el rey Salomón cuando escribió: “Los que aman el dinero nunca tendrán suficiente. ¡Qué absurdo es pensar que las riquezas traen verdadera felicidad! Cuanto más tengas, más se te acercará la gente para ayudarte a gastarlo. Por lo tanto, ¿de qué sirven las riquezas? ¡Quizás solo para ver cómo se escapan de las manos!” (Eclesiastés 5:10, 11. NTV)

Lo único que realmente tenemos es a Dios. Él es lo único real. Él permanece a nuestro lado cuando todos nos abandonan. Ese es un motivo más que suficiente para caminar en fidelidad a Él este año que comienza.

Ore cada día por las bendiciones. De un lado, para agradecer las que ha recibido hasta hoy y que han alcanzado a su familia, pero también por las que vienen mañana y pasado mañana. ¡Las bendiciones de Dios jamás se agotan! Nos alcanzan donde quiera que vayamos; son un galardón por nuestra fidelidad a Él.

Y hablando de fidelidad a Dios, ¿ya recibió a Jesús como el Señor y Salvador de su vida? Es la mejor decisión que jamás podrá tomar porque prendidos de Su mano emprendemos el camino hacia el crecimiento personal y espiritual que tanto hemos anhelado. Reciba hoy a Jesucristo como el Señor de su vida.

3.- Promesas de bendición para hoy:

- El año que viene las bendiciones de Dios para mi vida no se agotarán.

- El año que viene Dios bendecirá todo cuanto emprenda, y que por supuesto, esté en el centro mismo de Su voluntad.

- El año que viene proseguirán las bendiciones para mi familia, porque el poder y capacidad de Dios para bendecir son inagotables.

4.- Preguntas para reflexionar y crecer:

a.- ¿Cómo evaluaría usted el año que termina? ¿Lo considera un año muy bueno?

b. - ¿Reconoce que en cada nuevo paso que dio este año que termina, Dios derramó sobre su vida y la de su familia abundantes bendiciones?

c.- ¿Está dispuesto a guardar la fidelidad a Dios, de quien proceden todas las bendiciones?

d. - ¿En quién deposita usted toda su confianza, en Dios o en los bienes materiales (Proverbios 11:28)?

e.- ¿Qué puede ocurrir si depositamos toda nuestra confianza en los bienes materiales (Proverbios 23:5)?

f.- ¿Qué ocurre con quienes depositan su confianza sólo en lo material (Eclesiastés 5:10, 11. NTV)?

5.- Oración:

"Mi amado Dios, cerramos este año dando gracias por tu amor y bendiciones, las que nunca nos han faltado ni a mí ni tampoco a mi familia. Gracias mi amado Señor porque no somos merecedores de tus bendiciones, pero lo haces por el gran amor que tienes por tu pueblo. Entregamos en tus manos el año que viene y te pedimos que siempre nos permitas permanecer fieles, unidos a tí, y que guardes a nuestra familia en todo momento. Amén"