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Dependa de Dios para avanzar en victoria diaria

Dependa de Dios para avanzar en victoria diaria

1.- Lectura Bíblica: Lucas 9:61, 62; Mateo 8:19, 20

2.- Versículos para memorizar:

“Otro dijo: — Sí, Señor, te seguiré, pero primero deja que me despida de mi familia. Jesús le dijo: — El que pone la mano en el arado y luego mira atrás no es apto para el reino de Dios.” (Lucas 9:61, 62. NTV)

3.- Reflexión en la Palabra de Dios:

Por mucho tiempo gozó de buen salario, reconocimiento social, una esposa que lo admiraba y que algunas veces le decía: “Qué bien bailas”. Sus amigos repetían que era brillante. “Richard era destacado desde cuando cursaba la secundaria”, solían comentar al referirse a él.

Y su mayor disyuntiva, la “encrucijada del alma”, se produjo cuando conoció a Jesús como Señor y Salvador. Curiosamente fue mediante un mensaje que llegó a su perfil en la Red Social.El texto le impactó. Cada línea del relato parecía referirse a él. Y no pudo resistirse. Hacia el final, ¡había recibido a Cristo en su corazón!

No se lo contó a Raquel, su esposa, pero ella le riñó un fin de semana cuando no la llevó a bailar. “Te has vuelto aburrido”, le recriminó. Sus amigos tomaron en broma cuando les dijo que no iría a beber cerveza después de salir de la oficina. “Ya te veremos implorando que te acompañemos a beber cerveza al billar de la esquina”, le dijeron mientras se alejaban en medio de tremendas risotadas.

Y si la sucesión de incidentes habían probado su decisión por Jesús, se agudizó el día que su jefe inmediato le dijo que nuevamente debían alterar los inventarios. “Es dinero para ti y para mi. Nos conviene”, le dijo con una leve sonrisa. “No lo volveré a hacer. Conocí a Cristo y he decidido caminar en rectitud…”, le dijo quedamente. El superior se quedó mirándolo con sorna y le dijo: “Ya me dirás cuando quieras ganar otros pesos…”

Finalmente le confesó a Raquel de su decisión. Ella se puso furiosa. “No voy a cambiar de religión y si es necesario, me divorcio. ¡Faltaba más!”, le dijo antes de iniciar un prolongado silencio que se prolongó por una semana.

Pero Richard decidió seguir adelante, aun cuando muchas veces se preguntó ¿qué decisión era la que había tomado? Su mayor reto fue aprender a depender de Dios, porque en adelante, con su salario debía vivir ya que no podría robar de nuevo… ¡Estaba determinado a agradar a Jesús el Señor!

Si hubo algo que resultó complejo para los primeros Discípulos del Señor Jesús, fue aprender a desarrollar dependencia de Él. Recuerde que un buen número eran pescadores, uno cobrador de impuestos y otros con profesiones de las que derivaban el sustento. Y deciden seguir a Jesús. ¡Ya no tenían un ingreso diario o semanal fijo! En adelante su Provisión venía del Maestro…

El evangelista Lucas relata una escena interesante de uno de quienes fueron llamados a seguir a Jesús: “Otro dijo: — Sí, Señor, te seguiré, pero primero deja que me despida de mi familia. Jesús le dijo: — El que pone la mano en el arado y luego mira atrás no es apto para el reino de Dios.” (Lucas 9:61. 62. NTV)

Es un texto poderos que encierra una enseñanza transformadora. El hombre creía que habían “otras prioridades” que iban de la mano con el llamamiento a seguir al Maestro. Y Jesús le confrontó. Con unas sencillas palabras le mostró que debía tomar una decisión ya, ahora, y renunciar a todo. ¡Pagar el precio! A menos que lo hiciera no sería indicado para el Reino de Dios.

Por supuesto que no es fácil porque estamos acostumbramos a depender de nuestras fuerzas, del título académico, de la experiencia, del trabajo en que quizá estamos fijos. Lo hemos hecho así por años. ¡No creíamos necesitar de Dios! Y cuando damos el paso de recibir a Jesús todo cambia. Y debemos estar preparados para que hayan dificultades y oposición, en las dimensiones física y espiritual.

¿Ha vivido esa situación? Lo más probable es que sí, porque todos cuantos nos decidimos por el Señor Jesús enfrentamos situaciones inexplicables pero aun cuando parezca que las tormentas son muy fuertes, obtenemos la victoria porque dependemos de Él.

¿Es posible para usted? Por supuesto que sí. Usted es un candidato a ser Discípulo no por un poco tiempo sino por siempre. Claro, asumir compromisos con Dios nos inquieta, y muchos buscan pretextos para no hacerlo. Pero sépalo: Dios escogió como Discípulos de Jesús a hombres del común y les concedió la guía y fortaleza para tener la victoria. Lo mismo hará con nosotros hoy.

4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:

a.- ¿Realmente estoy dispuesto a caminar día a día de la mano del Señor Jesús?

b.- ¿Qué me impide caminar en fidelidad al Señor Jesús?

c.- ¿He aprendido a depender del Señor Jesús en todo cuanto hago?

d.- ¿Mi fe se fundamenta en Cristo o en mis propias capacidades?

En adelante desarrollaré dependencia del Señor Jesús en todo cuanto haga.

Publicado en: Devocionales Diarios


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