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Descubra los pensamientos que llevan a la victoria o al fracaso


(Parte 1)

Descubra los pensamientos que llevan a la victoria o al fracaso (Parte 1)

Una amalgama perfecta que transforma nuestra vida y nos lleva siempre a nuevos niveles de victoria, es la sumatoria de dos elementos claves: la fe y los pensamientos. De igual manera, cuando usted permite unos ingredientes como el temor y la duda, inevitablemente transitará hacia el terreno de la derrota y el fracaso permanentes.

La decisión está en sus manos. Medítelo. Es usted quien decide avanzar hacia el propósito eterno del Señor para su vida, en el que sin duda obtendrá lo mejor de lo mejor, o quizá, llega a un estado de estancamiento, que lo conducirá inevitablemente a quejarse de todo y de todos.

Si tan solo nos diéramos a la tarea de examinar cuál es nuestro estado actual y adónde queremos llegar con la ayuda y el poder divinos, sin duda imprimiríamos cambios de forma y de fondo a los pensamientos y actuaciones cotidianas.

Dios desea darnos lo mejor de lo mejor en el tránsito terrenal, pero depende de usted y de mí movernos en el centro mismo de Su voluntad, y alcanzar aquello para lo que fuimos creados, que es la realización plena, antes de emprender nuestro maravilloso viaje hacia la eternidad.

Si Dios lo dice, lo hago

Cuando ajustamos la vida de acuerdo con los principios contenidos en la Biblia, uno de los pensamientos que debe gobernarnos siempre es: “Si Dios lo dice, lo hago”. En esa dirección, siempre nos irá bien. Y en caso de surgir problemas, el Todopoderoso cambiará las circunstancias a favor nuestro.

Israel es un vivo ejemplo de un pueblo que debía modificar su forma de actuar, a nivel colectivo e individual.

Cuando estaban a las puertas de entrar a la puerta prometida, Dios les ordenó enviar hombres que recorrieran el extenso territorio que les iba a dar: “El Señor le dijo a Moisés: «Envía hombres a explorar la tierra de Canaán, la tierra que les daré a los israelitas. Envía a un jefe de cada una de las doce tribus de sus antepasados».” (Números 13: 1, 2. NTV)

Las instrucciones de Dios no se discuten, se obedecen. Es un fundamento para la victoria en todo lo que emprendamos. Lealtad y sometimiento a Él, son dos actitudes que debemos sumar en el proceso y que transformarán nuestra dinámica diaria; permitirá que superemos las barreras que hasta hoy hemos enfrentado.

Moisés obedeció. Escogió a 12 de los príncipes del pueblo. Doce líderes. Hombres con visión. Y permítame aclarar aquí que podemos tener una visión derrotista o triunfadora. Todo está en el corazón y en el grado de fe y confianza que hemos depositado en el señor.

Todos fuimos concebidos con una misión específica

No hay ninguna persona en la tierra que no haya sido concebida por Dios para desarrollar una misión específica. No somos el fruto de un accidente del universo. Hay un Ser que todo lo tiene cuidadosamente previsto, y usted y yo formamos parte de sus planes.

Si Dios envió a los espías a explorar el territorio, Él tenía asegurada la victoria en esa tarea. Igual con aquello que sentimos en el corazón, es el propósito divino para nosotros.

Si queremos avanzar, hay dos fundamentos que debe tener en cuenta y que son indispensables: fe y confianza en Aquél que nos llamó.

La Biblia relata que los misioneros cumplieron su cometido:

“Moisés envió a los hombres a explorar la tierra y les dio las siguientes instrucciones: «Vayan al norte a través del Neguev hasta la zona montañosa. Fíjense cómo es la tierra y averigüen si sus habitantes son fuertes o débiles, pocos o muchos. Observen cómo es la tierra en que habitan. ¿Es buena o mala? ¿Viven en ciudades amuralladas o sin protección, a campo abierto? El terreno, ¿es fértil o estéril? ¿Abundan los árboles? Hagan todo lo posible por traer muestras de las cosechas que encuentren». (Era la temporada de la cosecha de las primeras uvas maduras). Así que subieron y exploraron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob, cerca de Lebo-hamat. ” (Números 13:17-21. NTV)

Jamás pierda de vista el hecho de que todos— absolutamente todos— tenemos una misión de Dios. Generalmente encontramos claros indicios de qué debemos hacer, en qué momento y bajo qué circunstancias.

Si todavía no tiene clara su misión, pídale al Señor en oración que le muestre claramente hacia dónde quiere llevarlo y oriente su caminar en esa dirección. Comprobará los maravillosos resultados de su decisión de cambiar de ruta.

Los 5 pensamientos de un derrotado

Sin duda cuando comenzó a leer el Estudio deseaba conocer cuáles son los pensamientos que llevan a la derrota o a la victoria. Pues bien, tomando como base la misión que Dios encomendó a doce israelitas, se los voy a compartir. Comencemos con los 5 razonamientos de un fracasado:

1.- No podré lograrlo”.

Al hacer una lectura panorámica del pasaje de Números 13, encontramos que al menos diez de los espías no creían que podrían lograr la meta de conquistar la tierra prometida. Es grave si ese mismo pensamiento domina su vida. Debe desecharlo con ayuda de Dios y creer, en lo más profundo de su corazón, que usted fue concebido para triunfar. Es Hijo de Dios y esa es una razón más que poderosa.

2.- El reto es muy grande para poder alcanzarlo

Quizá le ha ocurrido que estuvo a las puertas de una promoción en su trabajo, en la iglesia o donde quiera que se desenvuelva secularmente. Sin embargo, algo lo paralizó. El temor. Se creyó sin las condiciones de responder al reto que se abría delante de usted. A todos alguna vez nos ocurrió.

Pues bien, esa misma fue la actitud de algunos de los enviados por Moisés. Comprobaron que la tierra anunciada por el Señor para ellos era sencillamente maravillosa. Sin embargo, se atemorizaron:

“Cuando llegaron al valle de Escol, cortaron una rama con un solo racimo de uvas, tan grande ¡que tuvieron que transportarlo en un palo, entre dos! También llevaron muestras de granadas e higos. A ese lugar se le llamó el valle de Escol (que significa «racimo») por el racimo de uvas que los israelitas cortaron allí. Después de explorar la tierra durante cuarenta días, los hombres regresaron a Moisés, a Aarón y a toda la comunidad de Israel en Cades, en el desierto de Parán. Informaron a toda la comunidad lo que vieron y les mostraron los frutos que tomaron de la tierra.” (Números 13: 23-26. NTV)

Dios quiere darnos lo mejor de la vida. Recibir esas bendiciones sólo será posible cuando cambiemos nuestra forma de pensar. Cuando creamos y nos apropiemos de las promesas que encontramos a cada paso en nuestra cotidianidad tomados de Su mano poderosa.

3.- “No merezco lo mejor de la vida”

Usted decide si continúa caminando en derrota y fracaso, o si por el contrario, avanza hacia el territorio de la victoria.

Algunos de los israelitas comisionados para explorar la tierra prometida sabían que era algo maravilloso lo que tenían en frente, pero no creían merecerlo. Los gobernaba una mentalidad derrotista.Usted es hijo de Dios.

La obra de Jesús en la cruz lo trasladó de una vida de acusación y pecado, a una fase de transformación en la que restableció su relación con el Padre. Él quiere darle lo mejor de la vida. Y si lo quiere, es porque en su infinito amor y gracia siente que usted lo merece. Recíbalo desde hoy.

4.- “No tengo la capacidad de hacer grandes cosas

¿Cuántas veces sintió que el reto al que había sido llamado era más poderoso que sus conocimientos, habilidades y talentos? Es una etapa de la vida que muchos hemos enfrentado, pero no podemos quedarnos allí estancados.

Al menos diez de los israelitas que exploraron el territorio quedaron asombrados por la fertilidad de las vegas, la abundancia y calidad de los productos, y las condiciones para habitar la tierra, que eran favorables; no obstante, encontraron un pero…

“Este fue el informe que dieron a Moisés: «Entramos en la tierra a la cual nos enviaste a explorar y en verdad es un país sobreabundante, una tierra donde fluyen la leche y la miel. Aquí está la clase de frutos que allí se producen. Sin embargo, el pueblo que la habita es poderoso y sus ciudades son grandes y fortificadas. ¡Hasta vimos gigantes allí, los descendientes de Anac!” (Números 13:27, 28. NTV)

¿Cuál era su problema? Que convertían en gigantes los obstáculos que salían al paso. Veían las dificultades, no las oportunidades.

Si Dios marcha a nuestro lado, ninguna barrera nos impedirá ir hacia adelante. La clave está en caminar de Su mano, sabiendo que nos guiará siempre por el sendero apropiado, el que lleva a la victoria.

5.- “El reto es más grande que mis fuerzas

Con frecuencia hablamos de las preocupaciones y de los prejuicios pero no meditamos en lo que significan, y en el enorme perjuicio que pueden causar en nuestra vida.

Las preocupaciones no son otra cosa que ocuparnos de algo que tal vez nunca ocurrirá, mientras que los prejuicios giran alrededor de pensar en algo que probablemente no es así y que toma como fundamento una apreciación equivocada de nuestra parte.

Algunos de los israelitas se movían en esa dirección: atemorizados antes de que viniera el mañana. No esperaban que cada día trajera su propio afán (Cf. Mateo 6:32).

En la Biblia el relato señala que en el informe detallaron lo gigantes que consideraban a los moradores de aquella tierra: “Los amalecitas viven en el Neguev y los hititas, los jebuseos y los amorreos viven en la zona montañosa. Los cananeos viven a lo largo de la costa del mar Mediterráneo y a lo largo del valle del Jordán».” (Números 13:29. NTV)

Dios tiene para nosotros grandes y abundantes bendiciones. Están contenidas en las promesas que leemos a diario en la Biblia. No obstante, se nos dificulta alcanzarlas por la mentalidad derrotista que nos gobierna, la misma que asistía a algunos de los israelitas que recorrieron la tierra prometida.

Su mirada se centró en los gigantes y no en la maravilloso de la tierra que dios tenía para ellos.

Estamos llamados a desechar toda mentalidad de fracaso, sencillamente porque Dios nos llamó a la victoria.

Publicado en: Estudios Bíblicos


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