Despeje todos los interrogantes de sus Discípulos
(Lección 10)
¿Alguna vez estuvo en una reunión en la que hablaron de temas que usted no dominaba? Lo más probable es que sí. A todos nos ha ocurrido. Llegamos a sentirnos en el momento inoportuno en el lugar equivocado. Seguramente sintió ganas de irse y no volver.
Ya que esa experiencia es común a todos nosotros, póngase en los zapatos de un Discípulo. En la pasada Lección insistimos en la necesidad de reforzar las enseñanzas con ilustraciones. Hoy le invitamos a prestar especial cuidado a los interrogantes que formulen durante el proceso de enseñanza.
Las preguntas se despejan a partir de las Escrituras
Es evidente que la denominación a la que asistimos o en la que servimos tiene una perspectiva particular respecto a muchos temas. No podemos esconder la realidad. Pero, si nos pregunta un Discípulo respecto a algún tema en particular, no podemos responderle con base en el “yo creo que…”, ni tampoco: “Nuestra iglesia dice al respecto que…”. Es con base en la Palabra de Dios que debemos responder.
La razón es sencilla: Muchas personas pueden haber recibido una instrucción somera, pero sólo con una debida orientación y la guía del Espíritu Santo, podemos llenar sus vacíos.
Le invito a considerar el relato de Lucas: “Ese mismo día, dos de los seguidores de Jesús iban camino al pueblo de Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén. Al ir caminando, hablaban acerca de las cosas que habían sucedido. Mientras conversaban y hablaban, de pronto Jesús mismo se apareció y comenzó a caminar con ellos; 16pero Dios impidió que lo reconocieran. Él les preguntó: — ¿De qué vienen discutiendo tan profundamente por el camino? Se detuvieron de golpe, con sus rostros cargados de tristeza. Entonces uno de ellos, llamado Cleofas, contestó: — Tú debes de ser la única persona en Jerusalén que no oyó acerca de las cosas que han sucedido allí en los últimos días. — ¿Qué cosas? — preguntó Jesús. — Las cosas que le sucedieron a Jesús, el hombre de Nazaret — le dijeron—. Era un profeta que hizo milagros poderosos, y también era un gran maestro a los ojos de Dios y de todo el pueblo. Sin embargo, los principales sacerdotes y otros líderes religiosos lo entregaron para que fuera condenado a muerte, y lo crucificaron. Nosotros teníamos la esperanza de que fuera el Mesías que había venido para rescatar a Israel. Todo esto sucedió hace tres días.” (Lucas 24:13-21. NTV)
Con base en esta lectura le invitamos a considerar tres elementos:
a.- No todos quienes reciben las enseñanzas están preparados para tener una comprensión amplia del tema. Recuerde que nos nuevos en el Evangelio.
b.- Así la persona pudiera digerir con facilidad la enseñanza, quizá no tiene un amplio manejo de las Escrituras.
c.- Si no despejamos sus preguntas, el Discípulo quedará a medias en el proceso de capacitación.
El Señor Jesús tuvo con sus Discípulos disposición de dilucidar el tema. No lo eludió. Estuvo presto a guiarles a través de la Palabra.
Continúa diciendo Lucas que: “Entonces Jesús les dijo: — ¡Qué necios son! Les cuesta tanto creer todo lo que los profetas escribieron en las Escrituras. ¿Acaso no profetizaron claramente que el Mesías tendría que sufrir todas esas cosas antes de entrar en su gloria? Entonces Jesús los guió por los escritos de Moisés y de todos los profetas, explicándoles lo que las Escrituras decían acerca de él mismo. Para entonces ya estaban cerca de Emaús y del final del viaje. Jesús hizo como que iba a seguir adelante, pero ellos le suplicaron: «Quédate con nosotros esta noche, ya que se está haciendo tarde». Entonces los acompañó a la casa. Al sentarse a comer, tomó el pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a ellos. De pronto, se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Y, en ese instante, Jesús desapareció.” (Lucas 24:25-31. NTV)
Observe que de acuerdo con el texto, nuestro amado Salvador los guió a través de varios pasajes Escriturales, explicándoles punto por punto aquello en lo que sabía, aún tenían interrogantes.
Disposición, paciencia y perseverancia son tres elementos que debe reunir el Discipulador cuando alguien le pregunta algo respecto a la enseñanza que acaba de recibir.
Permita que Dios lo guíe para guiar a otros
El Discipulador no se puede circunscribir únicamente a estudiar una Lección e impartirla. Eso sería lo más facilista. Su labor se debe orientar a orar también, porque es Dios quien nos prepara para enseñarle a otros.
Felipe, el diácono que se caracterizó también por su vocación al evangelismo, se dejaba mover por la voz de Dios.
Lucas relata que: “En cuanto a Felipe, un ángel del Señor le dijo: «Ve al sur por el camino del desierto que va de Jerusalén a Gaza». Entonces él emprendió su viaje y se encontró con el tesorero de Etiopía, un eunuco de mucha autoridad bajo el mando de Candace, la reina de Etiopía. El eunuco había ido a Jerusalén a adorar y ahora venía de regreso. Sentado en su carruaje, leía en voz alta el libro del profeta Isaías. El Espíritu Santo le dijo a Felipe: «Acércate y camina junto al carruaje». ” (Hechos 8:26-29. NTV)
Cualquiera sea nuestro desenvolvimiento en la Iglesia, será efectivo en la medida en que dependamos de Dios para desarrollar nuestro ministerio. No podemos ni debemos olvidarlo jamás.
Brinde una enseñanza sistemática
Con el Discípulo es necesario ir despacio, aunque con firmeza. Responder a sus interrogantes con sumo cuidado.
Dice la Palabra que: “Felipe se acercó corriendo y oyó que el hombre leía al profeta Isaías. Felipe le preguntó: — ¿Entiendes lo que estás leyendo? El hombre contestó: — ¿Y cómo puedo entenderlo, a menos que alguien me explique? Y le rogó a Felipe que subiera al carruaje y se sentara junto a él. El pasaje de la Escritura que leía era el siguiente: «Como oveja fue llevado al matadero. Y, como cordero en silencio ante sus trasquiladores, no abrió su boca. Fue humillado y no le hicieron justicia. ¿Quién puede hablar de sus descendientes? Pues su vida fue quitada de la tierra». El eunuco le preguntó a Felipe: «Dime, ¿hablaba el profeta acerca de sí mismo o de alguien más?». Entonces, comenzando con esa misma porción de la Escritura, Felipe le habló de la Buena Noticia acerca de Jesús.” (Hechos 8:29-34. NTV)
El etíope pudo haber entendido cualquier cosa menos que el mensaje central era Jesús. Igual pude ocurrir con otros pasajes. Puede que usted como Discipulador tenga claro el asunto, pero esa misma claridad debe asistir a los Discípulos.
Las instrucciones bíblicas deben compartirse de manera sistemática, es decir, paso a paso. No produzca una indigestión espiritual en quien apenas está aprendiendo a caminar tras los pasos del Señor Jesús.
No presione al Discípulo, déjelo tomar decisiones
¿Cuál es el propósito del Discipulado? En esencia tiene tres direccionamientos. El primero, que las personas reciban consolidación en su decisión por Jesucristo; el segundo, que aprendan a caminar conforme lo enseñan las Escrituras y, el tercero, guiarlos en el proceso preparatorio hacia el bautismo.
¿Y después? El discipulado debe proseguir. No hay límite. Recuerde que ser Discípulo no es otra cosa que un seguidor de Jesús que aprende de sus enseñanzas cada día. Sobre esa base, el discipulado no debería terminar.
No obstante el punto es: ¿Deberíamos presionar al Discipulo para que se bautice? Por cierto que no.
Cuando el etíope recibió los primeros rudimentos en cuanto a las Buenas Nuevas, él mismo se motivó a dar un paso más.
El libro de los Hechos relata que: “Mientras iban juntos, llegaron a un lugar donde había agua, y el eunuco dijo: «¡Mira, allí hay agua! ¿Qué impide que yo sea bautizado?». Ordenó que detuvieran el carruaje, descendieron al agua, y Felipe lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco nunca más volvió a verlo, pero siguió su camino con mucha alegría. Entre tanto, Felipe se encontró más al norte, en la ciudad de Azoto. Predicó la Buena Noticia allí y en cada pueblo a lo largo del camino, hasta que llegó a Cesarea.” (Hechos 8:36-39. NTV)
Por favor piense una y otra vez que si un Discipulador es guiado por Dios, su ministerio será eficaz. No necesita presionar a nadie. La misma Palabra guía al creyente hacia las decisiones que debe tomar.
Las pautas aprendidas hoy sin duda ayudarán muchísimo en el ministerio que Dios le ha llevado a desarrollar. Recuerde que la meta es alcanzar y afianzar muchas personas para el Reino de Dios.
Preguntas para la reflexión y el fortalecimiento del Curso de Discipuladores:
Le animamos para que lea cada una de las preguntas que encontrará a continuación, reflexione en las enseñanzas antes de escribir su respuesta, y repase constantemente lo aprendido:
a.- ¿Cuál es su actitud con los Discípulos cuando formulan interrogantes respecto a la enseñanza recibida?
b.- ¿Por qué razón no debemos responder a los interrogantes de los Discípulos con base en nuestra apreciación personal?
c.- ¿Qué enseña a su vida el pasaje de Lucas 24:13-31?
d.- ¿Podría mencionar tres distintivos del Discipulador?
e.- ¿Por qué debemos pedirle a Dios que nos guíe para guiar?
f.- ¿Cuál es la razón para evitar una indigestión espiritual en los Discípulos?
g.- ¿Qué cambios haría usted a la estrategia que hasta hoy ha utilizado como Discipulador?
Publicado en: Escuela Bíblica Ministerial
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