Ejerza un apropiado liderazgo familiar
1. Lectura Bíblica: Tito 1:7, 8
2. Meditación familiar:
La vida cristiana es dinámica. Quienes profesamos ser seguidores del Señor Jesús, experimentamos crecimiento permanente en la vida de fe pero también, en las relaciones que desarrollamos con nuestro cónyuge y e hijos. Sólo cuando alcanzamos este nivel, podemos servir adecuadamente en la extensión del Reino de Dios.
El apóstol Pablo le escribió a su discípulo Tito: “Pues un anciano es un administrador de la casa de Dios, y debe vivir de manera intachable. No debe ser arrogante, ni iracundo, ni emborracharse, ni ser violento, ni deshonesto con el dinero.” (Tito 1: 7. NTV)
Las Escrituras enseñan que aquella persona que sirve en el Reino de Dios, es un “administrador” lo que compromete un servicio con conciencia, con compromiso y con perseverancia. Tres elementos que se conjugan para configurar al cristiano que vive a Cristo como Dios lo espera.
Otro elemento que va de la mano con los principios que hemos mencionado hasta ahora es que un cristiano que ejerce un liderazgo cristiano eficaz, tiene dominio propio; en otras palabras, no se deja arrastrar por sus emociones. Sabe gobernarlas. En esencia, comprende que depender de Dios es lo que nos permite vencer en todas las áreas, incluso en nuestro mundo interior.
Saber liderar al interior de la familia demanda que aprendamos a escoger lo bueno. Identificar qué nos conviene personalmente pero, también, qué es lo mejor para la familia. No es fácil, porque generalmente fallamos y los errores llegan a cauterizar nuestra conciencia. No obstante, con ayuda de Dios y en la medida en que vamos experimentando crecimiento, aplicamos correctivos a los errores y esa disposición de cambio ejerce poderosa influencia en nuestro entorno familiar.
El apóstol Pablo escribió: “Al contrario, debe recibir huéspedes en su casa con agrado y amar lo que es bueno. Debe vivir sabiamente y ser justo. Tiene que llevar una vida de devoción y disciplina.” (Tito 1:8: NTV)
Observe por favor que el apóstol menciona la disciplina, es decir, la inclinación a mantenernos en una línea firme, la de vivir a Cristo, conforme a sus enseñanzas y guiar en esa dirección a nuestro cónyuge y a nuestros hijos. Por supuesto, lo hacemos a partir de la enseñanza. Recuerde que la mejor forma de edificar familias sólidas es con nuestra enseñanza.
Inclinarnos por lo bueno, nos lleva a ser sabios y, por supuesto, a vivir sabiamente. No solo está en nuestra forma de pensar sino en nuestros hechos. Y esos cambios, sinceros, consistentes en el tiempo, a los cuales no se renuncia, afectan positivamente a nuestra familia.
La mejor decisión de toda familia es permitir que Dios reine en ella. No es un paso que damos a la ligera, sino una determinación que debemos asumir a conciencia, lo que traerá cambios al interior del hogar.
La recomendación final es que si no ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, lo haga ahora mismo. No se arrepentirá.
3. Oración familiar:
“Amado Dios y Padre celestial, te agradecemos porque eres nuestro Dios, estás siempre con nosotros y nos ayudas a encontrar soluciones cuando surgen problemas en la relación de familia. Gracias porque eres tú quien nos concedes sabiduría. Te pedimos que tomes el control de nuestra relación al interior del hogar y nos permitas hallar salidas a los momentos de dificultad. Concédenos la orientación necesaria para aprender de qué manera podemos liderar adecuadamente en la familia. En tus sometemos nuestras vidas durante esta semana. Amén”
4. Una Meta familiar para hoy:
Procuraré impactar a todos los miembros de mi familia con un buen testimonio de vida
Publicado en: Altar Familiar
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