El cristiano y el amor a los enemigos
(Lección 7 – Nivel 2)
I.- Versículo para memorizar:
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
II.- ¿Qué posición debemos asumir frente a quienes se consideran nuestros enemigos?
Sin duda tendrás, como suele ocurrir, personas alrededor que por diversas circunstancias, motivadas o no, se convierten en antagonistas. Son enemigos que, si no han desarrollado la capacidad de perdonar, te seguirán odiando por siempre. ¿Cuál ha sido tu posición frente a una situación así? El propósito de la Lección de hoy es que analicemos el tema del amor a los adversarios a la luz de la Biblia.
1.- Dios nos amó, aun cuando éramos sus enemigos.
Es evidente que al asumir una posición contraria a lo que Dios esperaba de nosotros, nos convertimos en sus enemigos. Él desde siempre nos manifestó su amor, pero estábamos distantes de Él porque queríamos hacer las cosas a nuestra manera.
Pese a ello, su amor siguió siendo ilimitado al punto de que, para eliminar la brecha que nos separaba de Él, envió a su Hijo Jesús a morir por nuestros pecados. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8).
Se trata, sin duda, de un texto contundente. Fue necesario que Jesucristo vertiera su sangre en la cruz para limpiar nuestras trasgresiones.
2.- Dios espera que perdonemos a los enemigos
Aquellos a quienes tú ves como enemigos, e incluso llegas a odiarlos, Dios en su infinita misericordia los aprecia como seres que necesitan ser transformados y no abandona su amor hacia ellos. ¿Irónico, verdad? Quien se desgasta odiando y manteniendo vivo el resentimiento en su corazón eres tú.
Te invito para que leas un pasaje Escritural que arroja luces en torno al tema que venimos tratando:“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” (Mateo 5:43-48).El amor hacia quienes nos causan daño es imperativo no opcional para ti y para quienes profesamos fe en el Señor Jesús. Es más, el Señor Jesús nos invita a orar por ellos. Preocuparnos porque las bendiciones lleguen a todos, pese a que ellos estén anhelando para nosotros maldiciones.
¿Choca esto con la concepción que tenías de tiempo atrás, respecto a qué hacer con los antagonistas? Sin duda que sí. Pero ahora, en tu condición de creyente, “las reglas de juego” no son a tu manera, sino conforme Dios lo dispone.
Es la forma de agradar al Padre celestial, ahora en nuestra condición de hijos suyos.
3.- Dios obrará justicia frente a los ataques de los enemigos
La tendencia natural es que busquemos aplicar la justicia a nuestra manera. Pero, ¿es acaso lo que espera Dios? Sin duda que no. Con base en nuestros criterios lo que haríamos sería atizar el fuego del rencor.
El procedimiento a seguir fue marcado por el Señor Jesús cuando dijo: “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.” (Romanos 12:19, 20)
Dios es quien toma en sus manos la justicia. Él espera que no lo hagamos nosotros. Por el contrario, estamos llamados a ser comprensivos, tolerantes y hasta amorosos con aquellos que nos causan daño. Así no querramos admitirlo. Es una actitud a la que estamos llamados.
Desde hoy debes evaluar cuál es tu actitud frente a los enemigos y tomar la determinación de avanzar, a pasos firmes aunque algunas veces parezcan lentos, en el propósito de ser transformados en nuestros pensamientos y acciones con relación con quienes se convierten o nosotros consideramos, los enemigos.
III.- Retos en la Vida Cristiana Práctica:
1.- ¿Cuál es tu actitud frente a quienes se oponen e identificas como adversarios?
2.- ¿Se te ha dificultado perdonar a tales personas?
3.- ¿Has avivado el rencor hacia quienes tienes identificados como antagonistas?
4.- ¿Has meditado en el hecho de que Dios ama infinitamente a aquellos a quienes consideras tus enemigos?
5.- ¿Oras por tus enemigos? Es hora que, desde hoy, comiences a hacerlo.
Publicado en: Escuela de Discipulado
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