El divorcio, ¿permitido por Dios? ¿En qué casos específicos?
Base Bíblica: Génesis 2:20-24; Mateo 19:9; Génesis 2:18; 1 Corintios 7:2
Introducción:
Quien instituyó el matrimonio fue Dios mismo. Él desea que la condición de unidad persista por mucho tiempo. Más que nadie conoce que los más perjudicados con el divorcio son los hijos, además por supuesto que los divorciados enfrentan las consecuencias. Por este motivo es importante que consideremos la posibilidad de salvar la relación cuando está muy frágil o en proceso de desarticulación. Con ayuda de Dios, podemos lograrlo. Recuerde que Dios ama, cuida y protege la institución familiar.
I. El plan de Dios es bendecirnos a través de la familia
1. Dios fue quien instituyó la familia (Génesis 2:20-24)
2. El divorcio de la pareja nunca estuvo en los planes de Dios
3. La crisis matrimonial afecta nuestra vida y la de nuestros hijos
4. El propósito de Dios es bendecirnos a través del matrimonio (Proverbios 19:14)
5. El divorcio fundamentalmente forma parte de los impulsos de hombre
II. El divorcio no está en el plan de Dios para el género humano
1. La Palabra de Dios nos enseña que en el matrimonio, quien obra como testigo es Dios (Malaquías 2:14)
2. El divorcio va en contravía de los planes de Dios (Malaquías 2:15, 16)
a. Debemos procurar salvar la familia
b. Dios desea ayudarnos a salvar la familia
“Sea que el hombre haya pedido la ayuda divina al elegir su compañera para matrimonio, o no o haya hecho, cuando el hombre hace el pacto con ella, este pacto queda sellado por Dios, y el hombre no tiene derecho a deshacerlo.” (Jacobo Palafox González. “El pregonero latino”. Volumen 22, Número 4— 07/2013. Pg. 12)
3. El hombre no tiene autoridad alguna para separar el matrimonio (Mateo 19:4-6)
4. Buscar justificación para el divorcio nos expone al adulterio y la fornicación (Mateo 19:9)
“Las relaciones íntima fuera del matrimonio constituyen la fornicación, y el adulterio es la relación íntima entre una persona casada y otra que no es su cónyuge. Por causa de la fornicación muchos no heredarán el reino de Dios.” (Jacobo Palafox González. “El pregonero latino”. Volumen 22, Número 4— 07/2013. Pg. 12)
5. Los adúlteros y fornicarios no tienen parte en Dios (1 Corintios 6:9, 10)
6. Adulterio y fornicación son abominación delante de Dios (Levítico 20:10-17)
III. Dios espera que el cristiano valore la institución matrimonial
1. Debemos huir del adulterio y la fornicación (1 Corintios 6:16-18)
2. Adulterio y fornicación nos separan de Dios (Hebreos 12:14-17)
a. La fornicación sigue siendo abominable a os ojos de Dios
b. En su momento el apóstol Pablo instruyó que el adúltero o fornicario fuera apartado de la comunión de la Iglesia (1 Corintios 5:1-5)
3. La unión libre se debe legalizar con el matrimonio (Romanos 13:1)
a. La relación se debe formalizar
b. Si no se formaliza la relación, se cae en fornicación o adulterio
“Como vemos, la fornicación debe ser tratada con la gravedad que representa y se requiere de acuerdo a la Palabra de Dios. Pero también debemos notar que la dureza con la que se trata la fornicación, tiene como finalidad el arrepentimiento del pecador y como consecuencia, la salvación de su alma. De otra manera no hay motivación para el arrepentimiento y por consecuencia el pecador está en camino de la condenación y muchos pueden seguir su ejemplo y perderse también.” (Jacobo Palafox González. “El pregonero latino”. Volumen 22, Número 4— 07/2013. Pg. 14)
4. Si hay amenaza de divorcio, el apóstol Pablo recomienda reconciliarse con el cónyuge (1 Corintios 7:10, 11)
IV. El divorcio nos afecta como pareja y también a nuestros hijos
1. El divorcio es la ruptura formal de un lazo que Dios instituye cuando lo hacemos en su voluntad
2. Antes de considerar el divorcio, el cristiano debe reflexionar que el propósito de Dios es que la unión sea para toda la vida (Malaquías 2:16)
3. Dios no quiere separar lo que Él junto (Mateo 19:6)
“Lo que Cristo enseña es que si un hombre o mujer se divorcian, por otra causa que no sea fornicación que es adulterio, entonces ninguno de los dos puede volver a contraer matrimonio. Pero si uno de los dos cónyuges cometió adulterio, entonces su contraparte puede divorciarse, y volver a casarse sin cometer adulterio. Esto no significa que este tipo de divorcio sea agradable delante de Dios, porque el propósito de Dios es que la unión sea para toda la vida… Sin embargo porque Dios es justo, permite que la parte ofendida pueda volver a casarse. (Jacobo Palafox González. “El pregonero latino”. Volumen 22, Número 4— 07/2013. Pg. 15)
4. Cuando se produce una separación, los divorciados deberían quedarse sin casar de nuevo (Mateo 10:11, 12)
a. La persona debería permanecer soltera el resto de su vida
b. Es la forma de mantener una buena relación con Dios
5. La única excepción es cuando el cónyuge fue quien incurrió en adulterio (mateo 5:32)
6. Dios creó el matrimonio y nos ayuda a mantenerlo avivado (Génesis 2:18; 1 Corintios 7:2)
Conclusión:
Sólo hay una excepción que permite una segunda relación matrimonial y es cuando el cónyuge cayó en fornicación. En tal caso, la contraparte— es decir el cónyuge afrentado— puede considerar un segundo matrimonio. No obstante, cualquier nueva relación debe siempre ser guiada por el Señor para no incurrir en nuevos errores. De hecho, Dios mismo es quien debe ocupar el centro de nuestra relación en la familia.
Publicado en: Sermones
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