El fundamento para que gobiernen Satanás y sus huestes
(Lección 3 – Nivel 1)
Abrió la caja de cartón, hurgó con sumo cuidado y extrajo –ante la mirada sorprendida de todos— una serpiente de cuarenta centímetros, delgada e inquieta, que puso en alto para que no quedara el más mínimo asomo de duda. “Es una especie venenosa pero le extrajimos hasta la última gota del contenido letal”, explicó en un vano intento por tranquilizar a quienes habían querido disuadirlo.
Acto seguido Snake Manú Manoharan ayudó al reptil para que se abriera paso a través de su propia nariz hasta salir, instantes después, por su boca. Fueron apenas unos cuantos segundos en los que se mostró impasible ante el auditorio, aunque es evidente que el animal se escurría sin importar cuánto dolor pudiera causar.
La singular presentación tuvo lugar en la ciudad de Madrás. El reconocido saltimbanqui de la India hizo esta demostración para imponer una nueva marca en los Guinness Record. Aspira pasar a la historia como el hombre — que desafiando todo temor — , ha permitido que las serpientes recorran lo más recóndito de su organismo.
Uno de los médicos que estuvo acompañándole, dijo tras un examen, que Snake se encontraba bien de salud. Este joven ya batió un primer record. Fue el 15 de noviembre del año 2003. En esa ocasión consumió doscientos gusanos de tierra, de diez centímetros de largo aproximadamente, y sobrevivió a la experiencia. Ingerir los bichos le tomó veinte segundos.
El incidente me hizo pensar — y sin duda a usted también — , sobre los peligros que encierra convivir con el pecado y más, los nexos que establece con nuestro Adversario espiritual Satanás, permitiéndole que cause daño a nuestras vidas.
El derecho legal del Adversario
¿Cuál es la razón para que nuestro Adversario espiritual, Satanás, ejerza dominio sobre el mundo? El pecado del género humano; es su “derecho legal” para gobernar. Y, justamente, el pecado es el que abre puertas a la posesión demoníaca.
Su bien organizado plan para inducir la caída espiritual del género humano se produjo en el Jardín de Edén cuando promovió la rebelión contra Dios, tal como él lo había hecho.
“Cuando Dios el Señor puso al hombre en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara, le dio esta orden: “Puedes comer del fruto de todos los árboles del jardín, menos del árbol del bien y del mal. No comas del fruto de ese árbol, porque si lo comes, ciertamente morirás.” (Génesis 2:15-18, versión Dios habla hoy)
Nuestro amado Padre celestial había dado instrucciones claras; no obstante, Satanás tenía otros planes en su propósito indeclinable de llevar a todos al pecado, desencadenando la separación de Dios.
“La serpiente, que era la más astuta de todos los animales salvajes que Dios el Señor había creado, preguntó a la mujer: –¿Así que Dios os ha dicho que no comáis del fruto de ningún árbol del jardín? La mujer le contestó: –Podemos comer del fruto de cualquier árbol, menos del árbol que está en medio del jardín. Dios nos ha dicho que no debemos comer ni tocar el fruto de ese árbol, porque si lo hacemos, moriremos. Pero la serpiente dijo a la mujer: –No es cierto. No moriréis. Dios sabe muy bien que cuando comáis del fruto de ese árbol podréis saber lo que es bueno y lo que es malo, y que entonces seréis como Dios. La mujer vio que el fruto del árbol era hermoso, y le dieron ganas de comerlo y de llegar a tener entendimiento. Así que tomó uno de los frutos y se lo comió. Luego le dio a su esposo, y él también comió. En aquel momento se les abrieron los ojos, y los dos se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera y se cubrieron con ellas..” (Génesis 3: 1-7, versión Dios habla hoy)
Aunque muchas veces hemos leído el pasaje bíblico, lo que ocurrió allí fue de un alcance universal. Satanás puso el tela de juicio la autoridad y poder de Dios, y llevó al hombre a una situación de pecado, rompiendo de paso la relación con el Supremo Hacedor. Su trasgresión le valió a Adán y Eva ser expulsados del Jardín de Edén. Ahora nuestro enemigo espiritual podía dominar, gracias a la inclinación al pecado.
La contaminación del pecado se transmitió de generación en generación, tal como describe el apóstol Pablo: “Así pues, por medio de un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y la muerte pasó a todos porque todos pecaron. Pero el delito de Adán no puede compararse con el don que hemos recibido de Dios. Pues por el delito de un solo hombre murieron todos; pero el don que hemos recibido gratuitamente de Dios por medio de un solo hombre, Jesucristo, es mucho mayor y para el bien de todos. Y así como el delito de Adán puso bajo condenación a todos los hombres, así también el acto justo de Jesucristo hace justos a todos los hombres para que tengan vida. Y así como el pecado reinó para traer muerte, así también la bondad de Dios reinó haciéndonos justos y dándonos vida eterna mediante nuestro Señor Jesucristo.” (Romanoss3.12, 15, 19, 21, versión Popular Dios habla hoy)
Es cierto que Satanás contaminó a todo el género humano con el pecado. Obtuvo “derecho legal” para mantener atados a hombres y mujeres, pero la obra redentora del Señor Jesús rompió las ataduras, trayendo perdón por Su sacrificio en la cruz y llevándonos a la presencia del Padre. Ahora somos justos delante de Su presencia.
Es probable que usted que está siendo preparado en Intercesión y Guerra Espiritual, y específicamente en la liberación de demonios, quiera verlos ya mismo aullando y saliendo de las personas en el nombre de Jesucristo; sin embargo es necesario que comprenda la dinámica del pecado y sus consecuencias en la vida de las personas, para que pueda desarrollar más eficazmente la ministración.
Si hay pecado, Satanás querrá que siga así
Si usted anda en pecado, el Adversario espiritual querrá que siga igual, en esa condición. Él sabe que podrá enredarlo fácilmente, llevándolo cada día más bajo en la espiral hacia su destrucción física y espiritual.
Aunque desde la creación del mundo y sabiendo de antemano que usted fallaría, Dios dispuesto un plan para hacerlo justo en Su presencia gracias a la obra de Cristo Jesús (Cf. 1 Juan 3:7, 8), el enemigo espiritual procura cegarlo y llevarlo cada día más a un estancamiento o revés en su proceso de crecimiento personal y espiritual.
Es gracias al pecado que Satanás puede hurtar, matar y destruir la vida de las personas (Cf. Juan 10:10 a).
¿Qué hacer? Es fundamental que tengamos en cuenta varios aspectos:
- Reconocer que hemos pecado y que esa condición nos acompaña desde el mismo momento de nuestra concepción, como escribe el Rey David: “En maldad he sido formado y en pecado me concibió mi madre.”(Salmos 51:5)
- Cuando reconocemos lo perjudicial del pecado sobre nuestra vida, la forma como nos separa de Dios y las puertas que abre al enemigo, es necesario que haya un arrepentimiento de corazón que nos abre las puertas al cambio y crecimiento personal y espiritual (Cf. Lucas 13.3; Hechos 2:38; 5.31; 11:18; 17:30)
- Dado que esa condición de pecaminosidad nos hacía parte del Reino de Satanás, es esencial que confesemos nuestro pecado delante de Dios y renunciemos a seguir actuando en trasgresión: “Pero te confesé sin reservas mi pecado y mi maldad; decidí confesarte mis pecados, y tú, Señor, los perdonaste.”(Salmos 32:5, versión Dios habla hoy)
- Arrepentirnos y confesar nuestros pecados delante de Dios, nos trae perdón aun cuando Satanás siempre querrá hacernos sentir que el amado Padre celestial sigue enojado con nosotros. Es una forma de mantenernos atados al engaño: “Así que arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de consuelo.”(Hechos 3.19)
- El arrepentimiento y perdón debe ir acompañado de un cambio radical, con ayuda de Dios, en nuestra forma de pensar y de actuar (Cf. Mateo 18:3)
El renunciar al pecado y la influencia que ejerce en nuestras vidas, y abrirle las puertas a Jesucristo, nos permite emprender una nueva vida. En ese proceso es esencial que caminemos siempre, en todo momento y bajo todas circunstancias, tomados de la mano del Señor Jesucristo.
Disposición de permanecer firmes
Cuando renunciamos al pecado, cortando todo “cordón umbilical” con el Adversario espiritual que procura mantener al ser humano atado, es necesario permanecer firmes y unidos al Señor Jesús quien dijo: “…no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” (Mateo 9:13)
Sólo con Él podemos vencer las tentaciones y múltiples asechanzas que libran el diablo y todas sus huestes en contra nuestra. No podemos desconocer que hasta el momento nuestro amado Dios ha mostrado bondad, generosidad y paciencia, permitiéndonos cortar toda relación con la pecaminosidad (Cf. Romanos 2:4). Por tanto, es esencial que aprovechemos el momento hoy, y sigamos en pos de Él.
Hay una oración de renuncia que, si no la ha realizado antes, le invito a pronunciar ahora: “Señor Jesús, reconozco mi vida de pecado, que ha abierto puertas al mundo de tinieblas. Quiero emprender la nueva vida que solamente me ofreces tú. Hoy renuncio a todo pecado que haya practicado, me arrepiento y pido perdón. Con Tu ayuda, amado Salvador, me comprometo a caminar cada nuevo día, sabiendo que en ti encuentro la fuerza para vencer la tentación. Amén”
¡Lo felicito! Ha emprendido una existencia renovada, de la mano del Señor Jesús. Ahora, si es usted quien está guiando a otros a ser libres de toda atadura demoníaca, es importante que invite a las personas a hacer tal renuncia al pecado para cortar toda relación con Satanás y sus huestes, ya que es a través del pecado como obtienen “derecho legal” para posesionarse, oprimir y destruir.
Ejercicios para realizar durante la semana:
Versículo para Memorizar :
“Así pues, por medio de un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y la muerte pasó a todos porque todos pecaron. Pero el delito de Adán no puede compararse con el don que hemos recibido de Dios. Pues por el delito de un solo hombre murieron todos; pero el don que hemos recibido gratuitamente de Dios por medio de un solo hombre, Jesucristo, es mucho mayor y para el bien de todos. “ (Romanos 3.12, 13, versión Dios habla hoy)
- ¿Por qué razón Satanás y sus huestes se consideran con “derecho legal” para asediar, poseer y oprimir al ser humano?
- ¿Qué ocurrió con Adán y Eva al comienzo de la creación que le dio “derecho legal” a Satanás para gobernar sobre el género humano, de acuerdo con Génesis 2.15-18 y Génesis 3:1-7?
- Si por Adán y Eva entró el pecado al mundo y se ha perpetuado por generaciones, ¿qué ocurrió con el Señor Jesucristo y su obra salvífica según lo describe Romanos 3.12, 15, 19, 21?
- ¿Qué vino a hacer Satanás sobre toda la creación de Dios, de acuerdo con Juan 10:10?
- ¿Qué ocurre cuando nos arrepentimos y confesamos nuestro pecado delante de Dios, de acuerdo con Salmos 32:5?
- ¿Por qué estamos llamados al arrepentimiento y la conversión, según lo que declara Hechos 3.19?
- ¿Cuál es la razón para que llevemos a quien va a recibir ministración por liberación espiritual a renunciar a toda atadura al pecado?
Preguntas para discusión en grupo:
- ¿Por qué debemos entender la dinámica del pecado en el género humano como paso previo para expulsar a Satanás de la vida de una persona?
- ¿Qué ocurre cuando una persona renuncia al pecado?
Publicado en: Guerra Espiritual
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Un consejo oportuno con fundamento en la Biblia.