El secreto para resolver victoriosamente los problemas
Base Bíblica: 2 Crónicas 16:1-14
Introducción:
Aun cuando suene extraño, la decisión de caminar hacia el fracaso o, por el contrario, seguir en el sendero de la victoria, es nuestro. Es un principio que aprendió el rey Asa, quien gobernó el pueblo de Judá (913-873 a.C.). Al comienzo, cuando confió en Dios, fue exitoso (2 Crónicas 14:2-5). Pero lo más sorprendente: Cuando enfrentó a enemigos con mayor capacidad militar y logística, justo cuando la derrota era segura, ¡Dios le dio la victoria! Honró su fe y fidelidad (2 Crónicas 14:8-15) Cuando él reconoció a Dios en todos sus caminos, las cosas salieron bien, a pedir de boca. Es más, el Señor le dijo que si permanecía fiel, tendría siempre la victoria (2 Crónicas 15:7, 16-19) Su derrota comenzó cuando dejó de lado al Señor. Para enfrentar los ataques del rey Baasa, de Israel, Asa literalmente saqueó el templo de Jerusalén y lo dio a Ben-Hadad, rey de Siria, a cambio de que le ayudara (2 Crónicas 16:1-8).
I. Es necesario evaluar por qué vienen los problemas a nuestra vida (vv. 1)
1. Hay problemas que generamos por nuestra insensatez y otros que se desencadenan por factores externos
2. Si lo permitimos, los problemas nos desestabilizarán (v. 1)
a. El problema que el rey Asa enfrentó apuntaba a debilitar su fortaleza
b. El problema que el rey Asa enfrentó tomó fuerza en su vida, debilitándolo e impidiéndole avanzar
3. Cuando el adversario, Satanás, toca las puertas de nuestra vida, hay cuatro elementos a considerar (v. 1)
a. El enemigo aprovecha cualquier descuido
b. El enemigo ataca los puntos vulnerables
c. El enemigo no descansa en su propósito de causarnos daño (1 Pedro 5:8)
d. Es necesario mantenernos vigilantes en todo momento
4. Si los problemas tocan a nuestra puerta, es necesario encararlos con valentía
II. La diferencia en nuestra vida la marca la forma como enfrentamos los problemas (vv. 2-5)
1. Como ocurre hoy con muchas personas, los problemas le robaron la paz al rey Asa y cayó en desesperación (v. 2)
2. El rey Asa llegó a tal punto, que deshonró el templo de Dios en su afán de resolver los problemas (v. 2)
a. Confió en sus propias fuerzas
b. Confió en estrategias humanas
3. Dejó de lado a Dios y confió en el hombre (v. 4)
4. Quien confía en el hombre paga un alto precio. Quien confía en Dios recibe respaldo permanente hasta la victoria (vv. 4, 5)
III. No podemos olvidar que Dios nos da la victoria sobre los problemas
1. En su comienzo el rey Asa fue fiel a Dios (2 Crónicas 14:2-5)
a. Aplicó los principios de Dios a su vida y a lo que hacía
b. Quitó toda práctica pagana de su reino
2. Mientras confió en Dios, Él le dio paz y prosperidad al rey Asa (2 Crónicas 14:6, 7)
3. Mientras confió en Dios, Él le dio victoria al rey Asa sobre sus enemigos (2 Crónicas 14:8-15)
4. Dios les prometió que si permanecían fieles a Él, escucharía sus oraciones (2 Crónicas 15:7)
5. Dios les prometió victoria y prosperidad (2 Crónicas 15:16-19)
IV. Sin Dios en nuestras vidas, los problemas nos llevan al fracaso (2 Crónicas 16:5, 6, 7-10; 12-14)
1. La victoria sobre los problemas cuando obedece a estrategias humanas, es efímera (2 Crónicas 16:5, 6)
2. El rey Asa aseguró su fracaso absoluto cuando confió en el hombre y no en Dios para resolver los problemas (2 Crónicas 16:7-10)
3. El rey Asa murió fracasado y enfermo (2 Crónicas 16:7-10)
Conclusión:
El curso de nuestras vidas cambia para mal, cuando dejamos de lado al Señor. Quizá hoy reflexiona que ha incurrido en esta situación. ¿Qué hacer? Vuelva su mirada a Dios, concédale el primer lugar en su vida, su familia y los negocios. Puedo asegurarle que remprenderá el camino al éxito. Ah, y si aún no le ha abierto las puertas de su corazón, este es el momento oportuno para que lo haga.
Publicado en: Sermones
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