El virus del pecado y los computadores…
En la pantalla apreció la imagen borrosa primero, después quedó totalmente oscura, como si se hubiese fundido. Ningún comando respondía pese a que lo intentó muchas veces y de todas las formas.
Fue al manual de instrucciones. Ninguna de las orientaciones coincidía con el caso que tenía en frente. “Esta máquina ya no sirve” pensó. Minutos después estaba de nuevo intentando que arrancara. Minutos que se convirtieron en horas hasta que tomó la determinación de llamar al técnico.
“El computador fue afectado por un virus, de los más complejos. Destruyó los archivos y sin duda tiene en jaque mate el sistema operativo” diagnóstico en medio de tornillos, micro-chips y tarjetas electrónicas, a lo que quedó reducido el aparato.
Un reciente informe internacional que leí, habla de un incremento del 50% en los ataques a los computadores por medio de virus, registrado desde el 2001 a la fecha.
Lo más grave son las empresas grandes que son bombardeadas y asaltadas por estos “bichos de la modernidad”. Se pierde valiosa información y recursos económicos de una cuantía incalculable...
La modernidad y el alma
El salto de la pluma fuente al bolígrafo, y de ahí al computador, marcó un cambio drástico en la historia del hombre.
Todo se sintetiza en modernidad. Pero aún la tecnología falla. Es vulnerable a los ataques de los piratas informáticos. Destruye en cuestión de segundos lo que nos tardó días, semanas y meses construir.
Igual la vida del ser humano cuando está distante de Dios. Se ve golpeada por crisis y la desesperanza. Pierde el control de su existencia. Lo grave es que, cuando por fin tiene un encuentro personal con el Señor Jesús, el cristiano olvida que está enfrentado a tentaciones, tal como lo advirtió el apóstol Pedro: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.” (1 Pedro 5:8, 9). Si nos descuidamos, vienen los reveses espirituales.
Jamás olvide que una forma eficaz de permanecer firmes como cristianos, es caminar de la mano del Señor Jesucristo, reconociendo que no es en nuestras fuerzas sino en las de El que vamos a vencer...
¡Tome hoy la más grande decisión!
La mejor decisión de todo ser humano es recibir a Jesucristo en el corazón. Él puede transformar— desde lo más profundo de nuestro ser— la forma de pensar y de actuar. Nosotros experimentaremos ese cambio y será visite ante los demás. ¿Cómo hacerlo? Muy sencillo. Ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo.
Con Jesucristo morando en su corazón, emprenderá el cambio y crecimiento que tanto anhela a nivel personal, espiritual y familiar.
Publicado en: Estudios Bíblicos
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