En alerta frente a los falsos profetas y sus enseñanzas

Base Bíblica: 2 Pedro 2:1-5.

Introducción:

Hace algunos días, al tratar de entablar con alguien una conversación sobre la vida cristiana, me interrumpió abruptamente y dijo: “Yo de los cristianos evangélicos no quiero saber nada. Cada cual quiere tener la razón y asegura que solamente su denominación es la verdadera.” Comprendo su aprehensión. Hoy día han surgido tantas doctrinas, muchas de ellas sin fundamento bíblico, que es apenas previsible que haya quienes prefieran seguir como están. En un ámbito así es imperativo volver a las Escrituras, a la senda antigua, y predicar el evangelio sin ningún tipo de tradición humana.

I.- Las Escrituras advierten sobre la obra de los falsos profetas (v. 1).

1.- Los falsos profetas introducirán doctrinas de error (v. 1 a.

a.- Doctrinas sin asidero Escritural.

b.- Doctrinas con apariencia de piedad.

2.- Los falsos profetas negarán y/o restarán importancia y valor a la muerte sacrificial y redentora del Señor Jesús en la cruz /v. 1 b).

II.- Las Escrituras advierten que muchos creyentes serán extraviados del camino recto (v. 2 a).

1.- Las doctrinas de engaño amenazan con arrastrar incluso a cristianos fieles (v. 2 a).

2.- Las doctrinas de engaño buscan empañar la Salvación que trajo al mundo la obra redentora del Señor Jesús (v. 2 b).

3.- Las doctrinas de error buscarán satisfacer el ansia de ganancia de sus promotores (v. 2 c).

III.- Las Escrituras advierten que los falsos profetas y sus obras serán destruidos (v. 3 b).

1.- Con la obra y el nombre de Dios no se puede jugar (v. 3 b).

2.- Desde la antigüedad ha caído juicio sobre toda enseñanza de error y sus promotores (vv. 4, 5).

Conclusión:

Los falsos profetas y sus doctrinas de error se han multiplicado en todo el mundo. Acomodan citas bíblicas a sus intereses personales, y en un gran porcentaje no les preocupan las almas que no han recibido al Señor Jesucristo como su único y suficiente Salvador, sino el dinero que pueden obtener de ellas. ¿Agrada esto a Dios? En absoluto. Por el contrario, quienes obran así caminan hacia la condenación. Nuestro amado Señor no deja burlado su nombre.