En Dios encontramos la salida a la encrucijada

1. Lectura Bíblica: Proverbios 3:5, 6; Salmos 18:6.

2. Meditación familiar:

Ocurrió en uno de esos centros comerciales modernos en los que largos pasillos terminan convirtiéndose en interminables laberintos con vitrinas a lado y lado, en las que se extasían curiosos y compradores.

Lucía se extravió. Literalmente se extravió. Buscó señales en las paredes que le indicaran el lugar de salida, pero no los halló; lo único que pudo apreciar fue los rostros sonrientes de personas contentas por adquirir un producto nuevo, un niño con unos globos de colores y una chica mirando su teléfono móvil de última generación.

“¿Podría decirle cuál es la salida?”, le preguntó a una de las personas que encontró cerca. La mujer se encogió de hombros como única respuesta, y le señaló a un guarda de seguridad que se encontraba a pocos metros.

¿Le ha ocurrido algo parecido? Se encuentra en una situación desesperada y nadie le ofrece respuestas a sus interrogantes que surgen a cada paso como guisantes en medio de un campo fértil, uno detrás de otro.

Es una situación que puede darse a nivel familiar. Enfrentamos conflictos y a pesar de buscar soluciones, todo parece agravarse. Los hijos son rebeldes, van en contravía y no entran en razón. Por mucho que usted se esfuerza en comprender, todo parece ir de mal en peor. ¿Y Qué me dice del trabajo? Ese compañero desagradable que se ha empecinado en hacerle la vida imposible… La lista podría ser muy extensa.

Cuando vamos a la Biblia encontramos que, en todas las circunstancias pero en especial, cuando pareciera que atravesamos por un período de confusión, es a Dios a quien debemos buscar. Él siempre nos ofrece una salida: “En mi angustia invoqué al SEÑOR, y clamé a mi Dios; desde su templo oyó mi voz, y mi clamor delante de Él llegó a sus oídos.” (Salmos 18:6. La Biblia de Las Américas)

Es algo maravilloso saber que no estamos solos cuando caminamos en la oscuridad, porque el Señor está ahí, a nuestro lado, dispuesto a ofrecernos la guía que necesitamos para salir adelante.

El afamado autor, Charlos Stanley, ofrece una ilustración que viene al caso:

“Si usted se extraviara en un bosque, y encontrara una brújula en su bolsillo, es muy posible que no ignorara su orientación por seguir su propia intuición. Al igual que una brújula, la Biblia ofrece una guía segura para la vida. Un pasaje particularmente útil es Proverbios 3: 5, 6 porque resume cuatro verdades fundamentales: La primera, confiar en el Señor debe generarnos confianza; la segunda, no es prudente confiar en nuestras propias capacidades; la tercera, debemos reconocer al Señor en todos nuestros caminos, y la cuarta, Dios ha prometido que enderezará nuestras sendas, es decir, nos llevará por el camino apropiado.” (Charles Stanley. Artículo: “Por el camino correcto”)

La decisión a nivel personal y como familia, de dejar de lado nuestra autosuficiencia y comenzar a confiar en Dios, es nuestra y nada más que nuestra. Es un paso que debemos dar hoy. El Señor no nos obliga. Él siempre ha extendido sus manos amorosas para ayudarnos, pero la decisión debemos tomarla nosotros.

Hay otra decisión sumamente importante: Recibir a Jesucristo como Señor y Salvador de su vida. Es una decisión de la que jamás se arrepentirá porque prendidos de la mano del amado Jesús, emprendemos el camino hacia el crecimiento personal y espiritual que tanto hemos anhelado. Ábrale hoy las puertas de su corazón a Jesucristo. No se arrepentirá.

3. Oración familiar:

“Amado Dios y Padre celestial, reconocemos como familia que muchas veces hemos querido salir de los problemas con nuestras propias fuerzas y que esa decisión, desafortunada y algo orgullosa y autosuficiente, nos ha llevado a nuevos conflictos. Oramos delante de Tú Presencia que nos concedas la sabiduría necesaria para reconocer cuando hemos fallado y desarrollar confianza en ti. Sometemos como familia este día en tus manos. Amén.”

4. Una Meta familiar para hoy:

En adelante y junto con mi familia, comenzaré a desarrollar confianza en Dios