Entrega total: El secreto de los Discípulos de Jesús

Basta saber que su nombre es Juan Carlos. Reside en la periferia de ciudad de México. Tiene 36 años. Es profesional en Derecho y Leyes. Renunció a un buen salario y a una posición social de reconocimiento para dedicarse a los indigentes. Sus esfuerzos laborales y lo que gana, lo invierte en comida y frazadas que distribuye en las  noches y la madrugada entre quienes duermen en las calles y  bajo los puentes.

Es cristiano. Encontró en esa forma de apostolado su servicio al Reino de Dios. Se entregó totalmente a compartir con los más necesitados el amor de Cristo, no tanto en palabras como en hechos que producen una huella imborrable.

Entrega total. Ése es el secreto. Darlo todo a Jesús, sin reservas. Es el distintivo de un Discípulo, de alguien que desea seguir sus huellas, que no se aparta de sus pisadas.

El amado Maestro, a quien seguimos no nos obliga. Renunciar y entregarnos totalmente a Él es una decisión que usted y yo debemos tomar. Él enseñó un poderoso principio que toma particular vigencia hoy día: “Nadie puede servir a dos amos. Pues odiará a uno y amará al otro; será leal a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al dinero.” (Mateo 6:24. NTV)

Es necesario que evaluemos la razón por la que deseamos marchar tras Jesús. Puede que a primera vista luzca complicado, pero es el precio que pagamos. A cambio recibiremos una vida llena de sorpresas, en la que cada día experimentaremos un nuevo nivel de crecimiento. No será fácil por supuesto, pero de lo que sí puede estar seguro es de que será gratificante y no se arrepentirá de la decisión.

Cada segundo, cada minuto, cada hora con Jesús

Ser discípulo de Jesús no es una decisión momentánea ni tampoco pasajera. Es una determinación que debe permanecer en el tiempo. Tenga presente que los discípulos estaban con su maestro en todo momento: Cada segundo, minuto e instante con Él. El apóstol Juan relata que "Al día siguiente, se celebró una boda en la aldea de Caná de Galilea. La madre de Jesús estaba presente, y también fueron invitados a la fiesta Jesús y sus discípulos." (Juan 2:1, 2. NTV)

Edinson es un joven que abandonó las drogas recién conoció al Señor Jesús. En su caso se puede afirmar que fue una experiencia personal y transformadora. Al comienzo libraba una lucha tremenda con los fármacos pero encontró la fortaleza para vencer a través de la oración. Y a partir de ese momento se convirtió en Discípulo de Jesús. Decidió vivir para Él cada instante.

Leía cada mañana y en los intermedios del trabajo un viejo ejemplar del Nuevo Testamento. Apenas podía, oraba al Señor. Su avance fue sorprendente para familiares y amigos. No podían creer que era el mismo que dormía en las calles. Ahora era un joven diferente.

“Cada segundo que invertí en orar y leer la Biblia me fortaleció y fue la base para seguir adelante”, nos compartió en una ocasión al referirse a su proceso de transformación que no termina. Él comprende lo maravilloso de ser Discípulo de Jesús, y seguirle en cada paso.

Si desea hacer una evaluación del grado de compromiso que tiene como seguidor de Jesús, formúlese tres preguntas sencillas:

a.- ¿Qué he dejado en mi vida por seguir a Jesús?

b.- ¿Realmente he respondido al llamamiento que me hizo para ser Su discípulo?

c.- ¿Hay aún algo en mi vida que me impide ser un discípulo tal como Jesús mi Señor espera?

Una respuesta honesta permitirá que descubra si está siguiéndole cada instante, segundo, minuto…

La entrega total a Jesús determina mucho

Hay quienes desean seguir a Jesús, pero ponen sus propias condiciones y fijan límites que están en consonancia con su propia conveniencia. Pese a ello, consideran que han sacrificado mucho.

Un líder religioso de la época de Jesús nos ofrece una excelente ilustración sobre este principio.

El apóstol Lucas relata que "Cierta vez, un líder religioso le hizo a Jesús la siguiente pregunta: — Maestro bueno, ¿qué debería hacer para heredar la vida eterna? — ¿Por qué me llamas bueno? — le preguntó Jesús—. Solo Dios es verdaderamente bueno; pero para contestar a tu pregunta, tú conoces los mandamientos: “No cometas adulterio; no cometas asesinato; no robes; no des falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre”. El hombre respondió:"He obedecido todos esos mandamientos desde que era joven. Cuando Jesús oyó su respuesta, le dijo: — Hay una cosa que todavía no has hecho. Vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme. Cuando el hombre oyó esto, se puso triste porque era muy rico." (Lucas 18:18-23. NTV)

Vender sus posesiones y dar todo el producido a los pobres era la manifestación de su entrega total, pero él optó por irse; prefirió la fidelidad a sus riquezas antes que a Cristo.

Quizá en su caso el mayor tropiezo sea renunciar a su vieja vida, a una naturaleza inclinada a solazarse con las diferentes formas de pecado. Entrega total no es otra cosa que someterse a Jesús como nuestro Señor y permitir —ahora en nuestra condición de Discípulos —que Él tome el control de nuestra forma de pensar y de actuar.

Ingrid deseó por mucho tiempo ser misionera. Era el anhelo íntimo que dominaba sus sueños. No obstante Jesús cambió el curso de su historia. La llamó a la música. Y aun cuando ella no estaba muy conforme al principio, entendió que entrega total es permitirle a Jesús que tome el control de nuestra existencia, de nuestro presente y de nuestro futuro.

Al referirse a la actitud del líder religioso que prefirió las riquezas, el Señor Jesús dijo que era más fácil para un camello entrar por una puerta pequeña y muy estrecha que a un hombre acaudalado entrar en el reino de Dios.

De inmediato reaccionó uno de sus discípulos: "Pedro dijo: — Nosotros hemos dejado nuestros hogares para seguirte. — Así es — respondió Jesús— , y les aseguro que todo el que haya dejado casa o esposa o hermanos o padres o hijos por causa del reino de Dios recibirá mucho más en esta vida y tendrá la vida eterna en el mundo que vendrá." (Lucas 18:24-30. NTV)

En el proceso de renunciar, de entregarnos totalmente, no estamos solos. El Maestro al cual amamos y seguimos. Y una promesa maravillosa: Lo que invertimos en ser Discípulos representado en tiempo, recursos, lo mejor de nuestra vida o quizá la profesión que dejamos de ejercer para dedicarnos a los asuntos del Reino, no está perdido. Será recompensado por Aquel que lo ve todo en secreto, nuestro amado Dios y Padre.

Entrega total es el primer paso para disfrutar una vida plena en Dios. Nadie nos obliga, ni siquiera Aquél que nos llama. Es una decisión que usted y yo tomamos, pero que sin duda, es la mejor decisión que jamás podamos tomar...

Tareas para la semana:

Las tareas que ocuparán esta semana mi proceso de crecimiento en el Nivel 3 de Discipulado son las siguientes:

a.- Leeré cuidadosamente toda la Lección. Consultaré las citas bíblicas y analizaré de qué manera esas enseñanzas Escriturales aplican a mi vida.

b.- Evaluaré mi vida con detenimiento. Revisaré si en efecto, estoy entregando enteramente a Jesucristo, de quien soy discípulo. Si descubro algo que aún debo rendir a los pies del Maestro, le pediré su ayuda. Perseveraré en el andar con Cristo cada día.

c.- No dejaré de orar esta semana. Reconozco que la oración me acerca a mi amado Salvador Jesucristo, de quien soy Discípulo.

Versículos para memorizar durante la semana:

“Nadie puede servir a dos amos. Pues odiará a uno y amará al otro; será leal a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al dinero.” (Mateo 6:24. NTV)