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Equipados para cumplir los propósitos de Dios


(Lección 11 – Nivel 4)

Equipados para cumplir los propósitos de Dios (Lección 11 – Nivel 4)

Tomar decisiones parece fácil, pero hay ocasiones en que no lo es. Por favor, no piense que se trata de un juego de palabras. Para explicar el asunto le invito para que reflexionemos unos segundos…

En una época en la que abundaba el pecado en la tierra, Dios llamó a Noé para que construyera un arca gigantesca, tiempo antes del diluvio universal. El asunto es que en esa época ni siquiera había lluvias torrenciales. Armarse de paciencia, de madera y brea para darle forma a la embarcación no fue fácil, porque cada día enfrentó burlas, oposición y críticas.

Piense en Abraham. Estaba cómodo en Ur de los Caldeos y Dios lo llamó a salir de su tierra y a dejar a sus familiares, para ir a una tierra donde sería bendecido; sin embargo, Dios no le dijo dónde quedaba.

Moisés estaba tranquilo cuidando una recua de borregos cuando Dios le habló desde una zarza y le comisionó sacar al pueblo de Israel que estaba cautivo en Egipto. Él por supuesto le esgrimió todas sus limitaciones físicas. No es para menos: lo que el Señor le estaba llamando a realizar era una tarea más allá de sus capacidades.

Gedeón cuidaba la hacienda de su padre cuando Dios lo llamó a traer liberación a su pueblo. Él creía que jamás podría lograrlo, porque la tarea desbordaba sus posibilidades.

David cuidaba rebaños cuando recibió la comisión para ser rey de Israel. Jamás se propuso ser gobernante y asumir los destinos de un pueblo tan grande, sonaba imposible.

Por supuesto, podría seguir pero el listado tiende a tornarse interminable.

Llamados a una nueva vida y a una misión

Ser discípulos de Jesús no es una tarea fácil. Jamás debemos pretender que lo sea. Demanda compromiso, esfuerzo y perseverancia. Y ligado al llamamiento de Dios para seguir los pasos de Su Hijo, está una misión para cada uno de nosotros.

No es algo nuevo. Históricamente ha sido así. Los hombres y mujeres que escucharon la voz de Dios, debieron realizar además una tarea. Muchos creyeron que estaba por fuera de sus posibilidades, pero el Señor lo hizo posible.

¿Recuerda a Elías? Vivió una jornada memorable en la que retó a 850 sacerdotes de Baal y Astoret. Quedaron en ridículo y debieron pagar con la vida sus prácticas paganas. ¡Una victoria para Elías, sin duda!

Pese a ello, cuando Jezabel profirió amenazas en su contra, salió huyendo.

Decidió renunciar a todo y a todos: A sus amigos, conocidos, familiares y ministerio. Y comenzó una larga travesía por el desierto. Deseaba morirse. Pero aún en medio de la aridez del horizonte, donde sólo había resequedad, Dios estuvo a su lado.

Relata la Escritura: “Entonces el ángel del Señor regresó, lo tocó y le dijo: «Levántate y come un poco más, de lo contrario, el viaje que tienes por delante será demasiado para ti».” (1 Reyes 19:7. NTV)

¿Y qué decir de Saulo de Tarso? Iba de camino a Damasco para perseguir a los cristianos. En ese tránsito tuvo un encuentro personal con el Señor Jesús. Y Dios mandó a Ananías que fuera y orara por él. Por supuesto, el discípulo no quería ir tras conocer los antecedentes de Saulo, un cruel perseguidor de los creyentes.

Pese a su reticencia, apenas comprensible, dice la Escritura que “…el Señor le dijo: Ve, porque él me es un instrumento escogido, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de los reyes y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto debe padecer por mi nombre. Ananías fue y entró en la casa, y después de poner las manos sobre él, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.” (Hechos 9:15-17. La Biblia de Las Américas)

Al leer tan solo estos dos ejemplos, comprenderá que tomar una decisión no es fácil; por el contrario, resulta muy comprometedor. Es posible que, ante una disyuntiva, prefiriéramos eludir.

Usted mismo, como discípulo de Jesús, se ha visto confrontado con decisiones. Quizá asumió alguna y se equivocó. Los resultados fueron lamentables. O pudo ser que hizo una buena elección y las consecuencias fueron favorables.

Decisiones frente a los planes de Dios

Pero si llegar hasta aquí nos lleva a pensar con detenimiento o quizá preocupación, por el hecho de que tomar decisiones y en particular frente al llamado de Dios no es fácil, más aún lo es el interrogante sobre las condiciones y capacidades para ser eficaces en el cumplimiento de la misión.

Y la respuesta, si alguna vez se preguntó: ¿Cómo cumpliré la misión que Dios me encomendó?, es sencilla. Dios nos equipa para servirle. Nos genera las condiciones, actitudes, aptitudes y habilidades para ser útiles en la extensión del Reino.

En lo que debemos concentrarnos es en el llamamiento que Él nos hace, y no enfocarnos en el cómo. Ese es un asunto que atendrá oportunamente nuestro poderoso y amado Hacedor.

Lo prioritario es responder a Su llamado. Él hará el resto. Obrará a través de nuestras vidas. De hecho, el Señor desea impactar y transformar el mundo a través de nuestras vidas y servicio.

El apóstol Pablo fue enfático en señalar que el Padre celestial nos bendice con los dones que hacen eficaz el ministerio para el que fuimos llamados: “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.” (1 Corintios 12:7)

Observe que los dones y manifestaciones en cada uno de nosotros no es la misma. El Espíritu se manifiesta en cada uno de manera especial. Pero todo está enfocado en un objetivo: Servirle.

Esta idea tiene su complemento cuando leemos la carta que dirigió el apóstol Pablo a los creyentes de Éfeso: “Y El dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo…” (Efesios 4:11, 12. La Biblia de Las Américas)

No estamos solos en todo el proceso de llamamiento y cumplimiento de una misión específica. Dios nos acompaña y provee los dones y capacitación por la obra poderosa del Espíritu Santo en nuestra existencia.

Un discípulo dispuesto para Dios

¿Qué implicaciones tiene el ser discípulo de Jesús? Una muy grande: Convertirnos en poderosos instrumentos en Sus manos.

Cuando disponemos el corazón, Él nos usa como quiere. Es algo que está íntimamente relacionado.

El apóstol Pablo resaltó en su carta a los creyentes de Corinto, que los seguidores de Cristo eran poderosos servidores en la proclamación del Evangelio a través de sus dones: "Y en la iglesia, Dios ha designado: primeramente, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego, milagros; después, dones de sanidad, ayudas, administraciones, diversas clases de lenguas.” (1 Corintios 12:28. La Biblia de Las Américas)

En esencia nuestro desempeño eficaz en la extensión del Reino no depende de nosotros, sino de Dios. Él es quien nos provee la capacitación por la obra de Su poderoso Espíritu.

El autor y conferencista internacional, Henry Blackaby, enseña que:

“Es importante comprender que un don espiritual es una manifestación del Espíritu Santo que obra en la vida de las personas con el fin de facultarlas para obedecer lo que Dios nos indica que hagamos. Luego, equipa a las personas mediante el Espíritu Santo con el fin de cumplir lo que Él nos encomienda.” (Henry Blackaby. “Experiencia con Dios”. B&H Grupo Editorial. 2009. EE.UU. Pg. 62)

Si deseamos tener las aptitudes, habilidades y dones que necesitamos, debemos depender de Él en todo momento. Dependencia es la palabra clave.

Si está caminando junto a las huellas de Jesús, en su condición de discípulo, está llamado a no desprenderse de Su mano. Si depende del y es fiel a los mandamientos, vendrá sobre su vida la capacitación que necesita. Y es entonces cuando podrá ser útil, rindiendo el máximo de sus potencialidades.

Preguntas para su auto evaluación en su avance como Discípulo de Jesús:

Le invitamos esta semana a repasar la Lección y responder los siguientes interrogantes, que le ayudarán a profundizar en las enseñanzas y a tornarlas prácticas en su vida diaria:

a.- ¿Por qué tomar decisiones resulta tan difícil?

b.- ¿Le ha resultado complejo, en algún momento de su vida, tomar una decisión?

c.- ¿Qué tienen en común hombres como Noé, Abraham, Moisés, Gedeón, Elías y Saulo de Tarso, entre otros?

d.- ¿Qué nos enseñan en nuestra condición de discípulos de Jesús?

e.- ¿Qué nos enseña, para nuestra vida como discípulos de Jesús, el texto bíblico de 1 Corintios 12:7?

f.- En nuestra condición de discípulos de Jesús, ¿qué aprendemos del pasaje de Efesios 4:11, 12?

g.- ¿Por qué afirmamos que Dios nos capacita para cumplir la misión? ¿Qué recursos utiliza?

h.- De acuerdo con el apóstol Pablo, ¿para qué sirven los dones y talentos entre los creyentes?

Publicado en: Escuela de Discipulado


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