Es hora de comenzar una vida transformada
1.- Lectura Bíblica : 2 Crónicas 34:1-31
2.- Meditación familiar :
Un día cualquiera Roberto reflexionó que el nivel de confrontación con su esposa era tan grande, que cada nuevo diálogo terminaba en discusiones y, evaluó con preocupación, que las peores consecuencias recaían en sus hijos.
“¿Es esto lo que quiero que ellos vivan?”, se preguntaba mientras conducía de regreso a casa. Ese día y después de darle muchas vueltas al asunto, decidió cambiar y permitirle a Jesucristo que gobernara su existencia. Sabía que esa decisión implicaría asumir nuevos principios y valores.
Cuando de arreglar los caminos delante de Dios se trata, es hora de empezar. No podemos dilatar para mañana una decisión tan importante. Está en juego el presente y el futuro en la eternidad.
Las Escrituras nos enseñan sobre un rey que imprimió un nuevo curso a su vida y, sin duda, a la de toda su familia, cuando decidió volver su mirada a Dios y asumir nuevos principios y valores, distintos a los que seguía la sociedad en la que se desenvolvía. Las Escrituras relatan que “En el año octavo de su reinado, siendo aún muy joven, Josías comenzó a buscar al Dios de sus antepasado David. Eb el año duodécimos empezó a purificar a Judá y a Jerusalén, quitando los santuarios paganos, las imágenes de la diosa Aserá, y los ídolos y las imágenes de metal fundido” (2 Crónicas 34:3. Nueva Versión Internacional).
Decenas de personas dejan para “mañana” la determinación de organizar su vida.
Recuerdo a Víctor Ovidio, un joven que en alguna ocasión tuvo un encuentro personal con Jesucristo, regresó a las drogas y –influido por Satanás quien le sembró la idea de que jamás podría salir de ese estado— llegó a ser un pordiosero. Hablamos del asunto muchas veces y de las posibilidades que tenía de reemprender una existencia renovada con la ayuda del Señor. Siempre me decía: “Luego hablamos del asunto...”. La frase se repitió tantas veces que no necesitaba que la dijese una vez más.
Al amanecer de un sábado le dieron muerte a puñal, en una riña por fármacos. Para él no hubo “un mañana”. Dios le ofreció la oportunidad muchas veces, pero él la despreció.
Ahora, organizar nuestra existencia obliga necesariamente a retirar todo aquello que nos inclina al pecado, bien porque constituye un paso hacia la maldad o porque nos trae recuerdos de una vida disipada, recuerdos que utiliza el enemigo para hacernos caer de nuevo.
Diez años después de estar gobernando, a instancias suyas el Sacerdote Hilcías halló en el templo el libro de la ley, que como recordará, contenía los libros de Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
“Cuando el rey oyó las palabras de la ley, se rasgó las vestiduras en señal de duelo...” (2 Crónicas 34:19. Nueva Versión Internacional). ¿La razón? La Palabra impactó su vida, comprendió el error en que incurría producto de su ignorancia y distanciamiento del Señor.
Como consecuencia de esto y en medio de una convocatoria de todo el pueblo de Judá, sus sacerdotes y realeza “...ante el Señor renovó el pacto. Se comprometió a seguir al Señor y a poner en práctica, de todo corazón y con toda el alma, sus mandamientos, preceptos y decretos, cumpliendo así las palabras del pacto...” (versículo 31).
Una decisión sabia en todo ser humano estriba en hacer un alto en el camino, reflexionar respecto a su caminar ante el Dios de gloria y, en caso de identificar las fallas, como ocurrió con el rey Josías, renovar el compromiso con el Altísimo.
Se trata de un paso ineludible en el proceso de crecimiento cristiano. Quien se conforma a vivir como hasta hoy, permanecerá estancado y lo más probable es que pronto se alejará de Su Creador.
Por el contrario, quien busca a Dios, no solo le halla sino que además, llega a nuevas dimensiones en su vida espiritual y además, ve enriquecido su ser, alcanzando paz consigo mismo y con los demás...
¿Está usted dispuesto a practicarse este auto examen y a renovar el pacto con Dios? Si es así le invitamos para que reciba a Jesucristo en su corazón y tome la mejor decisión que jamás pueda tomar una persona. ¡Ábrale las puertas de su corazón a Cristo Jesús!
3.- Oración familiar:
“Amado Dios, reconocemos que muchos de los problemas que surgen en casa se podrían resolver si tan solo no nos dejáramos arrastrar por las reacciones airadas. Te pedimos que nos concedas la sabiduría necesaria para controlar nuestras emociones negativas y nos ayudes a experimentar transformación y crecimiento cada día. Deseamos como familia caminar prendidos de Tu mano poderosa. Entregamos en tus manos la jornada de hoy. Amén”
4.- Una Meta familiar para hoy:
Procuraré dialogar con mi cónyuge, identificaré en qué estoy fallando en la relación y con ayuda de Dios me determino a aplicar correctivos.
Publicado en: Altar Familiar
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