Es tiempo de revisarnos y aplicar ajustes en familia
1.- Lectura Bíblica: Proverbios 16:3, 9;
2.- Meditación familiar:
¿Se puede evitar que un matrimonio termine en crisis? Por supuesto que sí. Sin duda no solo nosotros hemos escuchado este interrogante sino que a usted se lo formulan muchas veces. Es comprensible. Infinidad de personas desean encontrar los mecanismos que permitan evitar el divorcio y de paso, que los hijos sufran las consecuencias.
No obstante la realidad es que las pautas que enseña el mundo alrededor de la familia y cómo mantener un estado de solidez pueden resultar una valiosa ayuda pero no han probado su eficacia. La sicología tiene mucho que aportar e igual, la sociología. Los conferencistas de motivación hacen aportes significativos e incluso, la medicina; pero quien tiene una respuesta a nuestros interrogantes es Dios y nos comparte esos principios a través de un libro maravilloso, la Biblia.
Cuando aprendemos y ponemos en práctica esos fundamentos, estamos llevando a la práctica la planificación de una familia sólida que es justamente lo que el Señor espera de todos nosotros. No improvisar con algo tan serio con la familia sino planear.
Siempre resultará muy valioso hacer un alto en el camino para evaluar nuestra vida personal y espiritual, pero también familiar.
Cuando las cosas no andan bien, es urgente detenernos y preguntarnos no solo por qué las cosas están fallando— en las relaciones, en la manera en que expresamos amor y aprecio por el cónyuge y los hijos o quizá en el manejo del presupuesto familiar — , sino evaluar las consecuencias y correctivos que podemos aplicar en el presente pero también previendo el futuro. Es aplicar una mirada a largo plazo, no de carácter inmediatista porque quizá los conflictos que tenemos hoy serán muy diferentes a los que encontremos a nuestro paso en el curso de un año.
Ahora, hacemos un alto en el camino porque las familias son diferentes y las dificultades que enfrentan tienen una dinámica distinta.
El autor cristiano, Dennis Fisher, analiza el asunto en los siguientes términos:“Los matrimonios exitosos son tan diversos como variados son los copos de nieve. Los atletas se casan con personas artísticas, y los que son muy sociables contraen matrimonio con los tímidos y reservados. Las diferencias obvias pueden ser fuente de conflictos. Sin embargo, a medida que uno se comprende mejor a sí mismo y a su cónyuge, los dos pueden aprender a adaptarse a largo plazo a las idiosincrasias del otro.” (Dennis Fisher. “Nuestras citas con Dios”. RBC Latino Editora. 2003. EE.UU. Pg. 4)No hay hogar en el que no haya conflictos, y en caso de que no existan, es evidencia de que también algo anda mal. ¿Por qué afirmamos que es natural que haya desavenencias? Porque bajo un mismo techo conviven varias perspectivas de la vida así como temperamentos y formas de ser. Ninguna persona es igual a otra. Es lo maravilloso de la individualidad con la que nos concibió nuestro amado Dios.
¿Cómo resolver la situación? Evaluando nuestra vida familiar periódicamente pero al mismo tiempo, proyectándonos en el tiempo, definiendo metas: ¿A dónde queremos llegar? ¿Los objetivos que nos hemos trazado son viables? Y lo más importante: ¿Hemos involucrado a Dios en esos planes y proyectos procurando que Él nos ayude en cada uno de los pasos que demos?
La Biblia nos enseña la importancia de no andar improvisando y realza la necesidad de planear. El rey Salomón escribió: “El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor.” (Proverbios 16:9. NVI).
Si Dios tiene el control de todo cuanto hacemos es quien prospera nuestro camino, conviene además tener en cuenta otra enseñanza del afamado monarca del Antiguo Testamento: “Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.” (Proverbios 16:3. NVI)
La familia es un asunto muy serio en nuestra vida y por el grado de influencia que ejercemos en ellos como para ir obrando sin medir las consecuencias. Podemos planear la familia, pero en ese propósito es claro que debemos incorporar sólidos cimientos que tomamos de la Biblia, que es el libro de la familia.
Recuerde que nunca es tarde para emprender cambios en nuestra vida personal y familiar, y desde hoy la idea es que comience a planear su familia: ¿Cómo espera que sea a vuelta de seis meses, de un año o quizá con el paso del tiempo, conforme sus hijos vayan creciendo?
No podríamos terminar sin antes recomendarle que le abra las puertas de su corazón a Jesucristo. Puedo asegurarle que es una decisión que marcará la diferencia en su presente y futuro, y de paso, impactará a su familia. Ábrale hoy las puertas de su corazón a Jesucristo.
3.- Oración familiar:
“Amado Salvador Jesucristo, reconocemos que si algo marca la diferencia en la relación familiar es que Tú ocupes el primer lugar en nuestro hogar. Si gobiernas, nuestras decisiones serán sabias. Avanzaremos en el camino oportuno y apropiado. No permitas que nos desprendamos de Tú mano. Concédenos crecer cada día en nuestra relación familiar y si hay dificultades, concédenos la sabiduría necesaria para resolverlos. Amén”
4.- Una Meta familiar para hoy:
Tomaré tiempo para evaluar mi vida personal y familiar y en caso de que haya lugar, aplicaré correctivos con ayuda de Dios.
Publicado en: Altar Familiar
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