Es tiempo para salir del laberinto
1. Texto Bíblico: Jeremías 33:3
2. Meditación familiar:
¿Qué podía hacer Mary Luz cuando veía su hogar desmoronarse? Esa pregunta se formuló una y otra vez. No dormía. Daba vueltas en su cama, hasta bien entrada la madrugada, cuando la vencía el cansancio. Su esposo no llegaba. Sin duda, otro día fuera del hogar.
Fue en medio de ese laberinto en el que se encontraba, que encontró fortaleza en Dios y el poder necesario para restablecer el matrimonio. Clamara Él, era la solución.
En los momentos de mayor desespero, tal vez hay dificultades como familias, inquietudes porque las deudas nos agobian, porque reinan los problemas en el trabajo o tal vez porque se ha roto la relación de padres e hijos, es probable que miremos todo ensombrecido a nuestro alrededor. Pero no es hora de rendirnos. ¡Todavía hay esperanza!
Cuando tenemos fe, no perdemos la esperanza. Por el contrario, perseveramos hasta ver que las situaciones adversas cambian, con ayuda de Dios. En cada momento difícil aprendemos algo, y ese algo es el que nos permite crecer y hacernos fuertes. El empresario, autor y conferencista, Chris Gardner, a quien hizo célebre la película “En busca de la felicidad”, escribe:“… en lugar de sentirnos saturados o derrotados por la debilidad, creemos que existe una salida, y esa salida que encontramos, incluye tu situación actual. ¿Cómo sabes si esto es así? Bueno, veamos. Si tienes un sueño y un deseo de lograrlo con cada fibra de tu ser, pero no puedes quitar las excusas ni las circunstancias pasadas que parece estar en tu camino, entonces hay una lección de vida frente a ti, y tu nombre está escrito en ella.” (Chris Gardner. “Comienza donde estás”. Ediciones Taller del Éxito. Colombia. 2013. Pg. 16)Es probable que nos sintamos solos, pero no es así. Dios está con nosotros y es quien nos ayuda a alcanzar la victoria cuando el panorama luce ensombrecido. El primer paso es liberarnos de esa pesada carga que nos preocupa y llevarla a la Presencia del Señor en oración. Es algo que aplica para nuestra vida personal y también familiar.
En la Biblia encontramos la promesa de que si buscamos al Señor, Él nos ayudará a salir del laberinto. Como familia no podemos permitir que lo embargue la angustia. Hay salida. Está en Dios. Siempre debemos buscarlo. El responderá a nuestras oraciones.
El profeta Jeremías:“Esto dice el Señor, el Señor que hizo la tierra, que la formó y la estableció, cuyo nombre es el Señor: pídeme y te daré a conocer secretos sorprendentes que no conoces acerca de lo que está por venir. (Jeremías 33:2, 3. NTV)
Una barrera que solemos levantar en el momento de dirigirnos al Señor, se fundamenta en la convicción de que aún no tenemos una buena relación con Dios. Sin embargo es posible entrar en amistad con Dios, y más que eso, permitirle que guíe nuestros pasos.
¿De qué manera? Pidiéndole que entre a nuestro corazón. Es fácil. Basta con una sencilla oración que puede hacer incluso frente a su computador, pidiéndole a Jesús que more en nuestro corazón. Puedo asegurarle que su vida será transformada.
Como familia aprendemos que las promesas de Dios son reales y siempre se cumplen. Él sabe cómo y cuando cumplir sus promesas porque el tiempo de Dios no es nuestro tiempo. Otro elemento que aprendemos como familia es que Dios nos concede lo que le pidamos. Él nos ama y quiere siempre lo mejor para nosotros.
3. Oración familiar:
“Señor Jesús, gracias porque siempre respondes a nuestras oraciones. Tú estás atento a lo que te pedimos, porque tu deseo es darnos siempre lo mejor. Permítenos cada día más que crezca la fe en nuestra familia. Que padres e hijos crezcamos en el convencimiento de que nos oyes y atiendes nuestras oraciones. Amén”
4. Una Meta familiar para hoy:
Someteré en manos de Dios todas las situaciones críticas que atravieso y no seguiré con ellas a cuestas.
Publicado en: Altar Familiar
Copia el siguente texto a tu muro de Facebook:
https://www.mensajerodelapalabra.com/site/index.php/es-tiempo-para-salir-del-laberinto/
Temas Relacionados:
Lecciones prácticas y sencillas para su crecimiento en intimidad con Dios.