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¿Está bien celebrar la navidad?

¿Está bien celebrar la navidad?

"En casa nos gusta celebrar la navidad. Primero fue mi hijo universitario quien recibió a Cristo, luego mi esposo la acompañó a la Iglesia y ahora yo. Estamos contentos. Eso fue en marzo de este año. Pusimos adornos navideños y hay quienes nos han criticado, dicen que eso no es de Dios. ¿Qué de malo hay en celebrar la navidad?"

L.F.A., desde Monterrye, México.

Respuesta:

Sobre el tema de la Navidad se ha escrito mucho. Hay muchas opiniones alrededor de si está bien o no celebrarla. Para serle sincero, todo depende de la denominación eclesiástica en la que usted se congrega. Hay iglesias que comparten la Navidad y otras que no. Y en nuestro criterio, como ministerio interdenominacional, se debe respetar la apreciación de la congregación a la que asiste.

No obstante, como nos eleva una consulta orientada a obtener un consejo, le invito a considerar los orígenes de la navidad.

Orígenes de la Navidad

Cuando vamos a los orígenes de la cristiandad, no encontramos testimonio de Tertuliano o Ireneo —hombres que registraron grandes etapas del surgimiento de la Iglesia —sobre la celebración de la natividad. Es en el año 200, en Alejandría, donde se encuentra una alusión al 25 de diciembre como fecha escogida por algunos creyentes egipcios. Pero en la práctica, Jesús habría nacido a mediados de octubre.

La fiesta pagana más ítimamente asociada con la Navidad era el Saturnal romano, el 19 de diciembre, en honor de Saturno, dios de la agricultura, que se celebraba durante siete días de bulliciosas diversiones y banquetes. Al mismo tiempo, se celebraba en el Norte de Europa una fiesta de invierno similar, conocida como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con ramas y cintas en honor de los dioses para conseguir que el Sol brillara con más fuerza.

Influencia de la Edad Media en la Navidad

La celebración de la natividad en la que se incorporaron los villancicos, fue en la Edad Media. La celebración incluía cenas. En el año 1552 el movimiento protestante del puritanismo cerró las puertas a esta celebración que se retomó en el año. Todo esto tuvo un abrupto final en Gran Bretaña cuando, en el año 1660 con el rey Carlos II de Inglaterra. En adelante, se siguió celebrando.

Ahora, la Navidad como la conocemos hoy, tuvo su florecimiento en el siglo XIX. Por ejemplo, el Árbol de Navidad. Es cierto, tuvo su comienzo entre las costumbres germánicas, se extendió a Europa y América, asociada con la nieve. No se concibió ligada a la tradición decembrina para adorar “dioses paganos” sino para colocar allí la estrella que escriben los evangelistas, se utilizó para anunciar el nacimiento de Jesús (Mateo 2:2)

Las postales de Navidad se incorporaron a la tradición en el año 1870 en América aunque la primera muestra se imprimió en el año 1846 en Londres.

La famosa representación de Santa Claus, con el trineo, los renos y las bolsas con juguetes, es una invención estadounidense contemporánea, aunque la leyenda de Papá Noel sea antigua y compleja, y proceda en parte de San Nicolás y una jovial figura medieval, el espíritu de navidad. San Nicolás, cuenta la historia, fue un creyente que reunía regalos para darlo a niños pobres.

Lo más importante: Celebrar al Señor Jesús

Infinidad de cristianos están inmersos en una discusión seudo-teológica de si está bien o no celebrar la Navidad. No obstante, su esencia es que no dejamos pasar desapercibidad la ocasión para decirle al mundo: Valoramos que nuestro amado Dios se hiciera hombre en Jesús para traernos libertad, perdón de pecados y una nueva vida.

El nacimiento de nuestro amado Salvador había sido profetizado por Isaías: "Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro: y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán término, sobre el trono de David, y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.” (Isaías 9:6, 7)

Observe por favor el texto y la grandeza de lo que anuncia: El nacimiento del Redentor: Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Su reino será eterno. ¿Es grandioso? Sin duda que sí. Es Dios morando en medio nuestro.

Sobre esa base, ¿qué de malo puede tener que coloce adornos que indiquen, está en Navidad, celebrando que Jesús se hizo hombre en medio de su pueblo para traerle perdón de pecados y una nueva oportunidad? Y si esa decisión de no pasar inadvertida la ocasión la acompañamos de un servicio especial en la Iglesia y de una cena familiar, ¿en qué estamos pecando?

Respetamos la decisión de cada denominación cristiana, pero ante una pregunta buscando consejo, no podemos menos que decir: Celebrar la Navidad pero en familia, honra al Señor Jesús. Es decirle: ¡Ocupa el primer lugar en nuestro hogar y Reina en medio de nosotros!

Publicado en: Consejería Familiar


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