¿Estás dispuesto a renunciar a todo por una nueva vida?

BASE ESCRITURAL: Juan 6:60-71

Introducción:

Con frecuencia encontramos personas que, sin duda, manifiestan atracción por la vida cristiana. Dicen: “Los seguidores de Jesús tienen un algo especial, lo que realmente necesito”. No obstante, cuando se ven confrontados con la necesidad de emprender una nueva vida, tomados de la mano del Señor Jesús, optan por dilatar el paso de fe de recibirle como Señor y Salvador. Recuerde, seguir a Jesús nuestro amado Salvador, implica renuncia pero a la vez, decisión por una nueva vida, de realización plena. Hoy es el día para tomar esa decisión.

I. EL LLAMAMIENTO DE DIOS IMPLICA RENUNCIAR A LA CARNE

1. No todos están dispuestos a pagar el precio (vv. 60, 66)

“...al oírlas, muchas de sus discípulos...”

a. Hay quienes aman más al mundo que a Dios

b. Hay quienes vuelven la mirada atrás, lo que dejaron

2. Los misterios de Dios se entienden por el Espíritu Santo (vv.61-63)

Sujetos a la carne, no ascendemos en la dimensión espiritual (vv.61, 62)

3. Jesucristo marcó la diferencia:

a. La dimensión espiritual

b. Oración, ayuno, Palabra de Dios

c. Superó la dimensión de la carne

II. EL LLAMAMIENTO VIENE DEL PADRE

1. El nos escogió desde la fundación del mundo (v.65)

...Se preocupó por nuestras vidas. Nos valoró...

2. Razonamiento: si el Padre nos llamó, nos ayuda a permanecer firmes (v.65)

III. LA DECSION DE PERMANECER FIRMES ES NUESTRA, NO DE DIOS

1. Tenemos libertad de elegir (v.64 a)

a. La decisión es personal:

a.1. Creer

a.2. Medir las consecuencias

¿Cómo está mi vida? ¿Qué necesito? ¿Dónde encontrarlo?

Decidir: acepto o no

2. Quien tiene conciencia del llamado no renuncia

3. Sea que sigamos adelante o volvamos atrás, enfrentamos las consecuencias. (vv.67-79)

No debemos sentirnos presionados para elegir...

Conclusión:

Muchas personas temen emprender la nueva vida con Cristo por considera que no tienen el valor de seguir adelante, cuando vengan las tentaciones. Tremendo error. El Señor Jesús nos guía, fortalece y lleva adelante cuando— tomados de su mano— emprendemos el maravilloso proceso de crecimiento personal y espiritual. No estamos solos, es Dios quien nos asegura la victoria en todas las circunstancias.