Estimular a los hijos ¿podría resultar contraproducente?
“Estaba hace pocos días diciéndole a mis hijos lo valiosos que eran y las enormes capacidades que tienen, provistas por Dios. Una prima que me escuchó, me dijo que podría ser contraproducente. En su criterio, podrían tornarse narcisistas. ¿Cómo podemos ver el asunto desde la perspectiva bíblica?”
G.R.M. desde Ibagué, en Colombia.
Respuesta:
Estimular a los hijos, haciendo notar los talentos y capacidades de que les proveyó el Señor, no es malo. Por el contrario, en varios pasajes de la Biblia encontramos que Dios llama a siervos como José y Gedeón: “Varón esforzado y valiente”. Luego hay un equívoco al considerar que podría traer consecuencias peligrosas uno que otro comentario que les anime.
Ahora bien, lo que no está bien es exagerar. Hacerle sentir a los hijos que son únicos en el universo y que todo gira alrededor de ellos. En este caso sí podrían caer en una sobre valoración de sí mismos y ser arrastrados por el orgullo, en su infancia y en su adultez.
A propósito, traigo a colación una investigación realizada en Holanda entre 565 padres e hijos pequeños. El trabajo demandó un año de jornadas intensas.
El líder del estudio, Eddie Brummelman, vinculado a la Universidad de Hamsterdan, dijo que si bien es cierto las intenciones de los padres son buenas, podrían estar fomentando el narcicismo y no la autoestima.“Los padres no son los únicos culpables de la sobre estimulación a los hijos. Como otros rasgos de la personalidad, la genética y el temperamento propio del niño también tienen mucho que ver en el asunto. En todos los casos es muy importante medir las palabras que les decimos para animarlos.” (Eddie Brummelman citado por la Agencia AP. 14708/2015)¿Vale la pena fortalecer la auto confianza?
Resulta altamente recomendable que los padres elogien a sus hijos con el fin de de reforzar su autoconfianza. Una actitud así es diametralmente opuesta a la que asumen infinidad de padres que tratan a sus hijos con palabras hirientes y les frustran cualquier aspiración de crecer en todas áreas de su vida.
Sin embargo, no siempre funciona. Los niños con baja autoestima fracasan cuando reciben alabanzas desmesuradas o demasiado eufóricas.
Los estudios muestran que los niños seguros de sí mismos se inclinan generalmente, tras el elogio exagerado, por asumir retos grandes. La actitud de pequeños con baja auto estima, evidencia inseguridad y los torna temerosos cuando no pueden tener pleno control de lo que ocurre en su entorno.
Valorarse pero en la justa proporción
Las Escrituras enseñan que cada uno de nosotros debe valorarse en su justa proporción. No exagerar para no incurrir en una actitud orgullosa. El rey Salomón, por ejemplo, escribió hace siglos: “No seas demasiado justo, ni seas sabio en exceso. ¿Por qué has de destruirte?” (Eclesiastés 7:16. La Biblia de Las Américas)
En Latinoamérica utilizamos un refrán que reviste una profunda enseñanza: “Ni mucho que queme el santo, ni poco que no lo alumbre”. Se aquí alude así a la necesidad de tener equilibrio cuando hacemos algo. En particular, esa sabiduría popular debemos aplicarla a nuestra valoración personal.
El apóstol Pablo, por su parte, aborda el asunto de la auto estima de la siguiente manera: “Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de vosotros que no piense más alto de sí que lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno.” (Romanos 12:3. La Biblia de Las Américas)
De acuerdo con el escritor bíblico, debemos hacer acopio de buen juicio, no incurrir en el orgullo y reconocer que somos valiosos para Dios. Y en esa misma dirección, valorar en su justa proporción a otras personas.
Con estas dos recomendaciones fundamentadas en el libro de los triunfadores, la Biblia, debemos tener el punto preciso, equilibrado, cuando estimulamos a los hijos. Hacerles notar que son importantes pero que en esa misma medida, deben valorar a otras personas.
Si hacen algo positivo, resáltelo y en caso de incurrir en errores, hágaselos notar pero con sabiduría para que puedan corregir y, desde su más tierna infancia, se preparen para el crecimiento en todas las áreas.
No podríamos terminar sin antes hacerle una invitación: Reciba a Jesucristo como su Señor y Salvador. Él traerá cambio, transformación y crecimiento a su vida personal, espiritual y familiar. Hoy es el día para tomar la decisión.
Publicado en: Consejería Familiar
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