¿Guerra Espiritual en la plantación de Iglesias?
(Lección 6)
Aun cuando haya quienes desestimen la Guerra Espiritual en la siembra de nuevas iglesias, reviste importancia por la lucha que libramos contra el mundo de las tinieblas. Por ese motivo el equipo de intercesión debe asumir su papel protagónico. Hay quienes no se consideran con las condiciones para ir a compartir un tratado evangelístico, pero sí pueden hacer mucho orando. Es un ingrediente estratégico para derribar las fortalezas estratégicas de maldad.
El apóstol Pablo resaltó este aporte a la extensión del Reino de Dios cuando escribió a los creyentes de Corinto: “Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos. Destruimos todo obstáculo de arrogancia que impide que la gente conozca a Dios. Capturamos los pensamientos rebeldes y enseñamos a las personas a obedecer a Cristo...” (2 Corintios 10:4, 5. Nueva Traducción Viviente)
Muchas organizaciones eclesiales comprobaron en la práctica, que las actividades de evangelización regadas con oración de guerra espiritual, rinden satisfactorios resultados, lo que se ve reflejado en hombres y mujeres que abren sus corazones a Cristo cuando se les comparte la Palabra.
Respeto profundamente el escepticismo de algunos pastores, obreros y líderes respecto de la validez de acciones como caminatas de oración en territorios donde evangelizaremos y plantaremos nuevas iglesias. No obstante tiene validez el que se vaya a los barrios, distritos, pueblos y ciudades que conquistaremos para el Reino de Dios.
Aprovechar todas las oportunidades
Generalmente incursionar en un sector con el propósito de establecer un nuevo espacio para las reuniones de los creyentes, está íntimamente ligado a la presencia de alguien conocido que nos visita en la iglesia o, al menos simpatizante.
Un segundo elemento lo constituye el aprovechamiento de todas las oportunidades que tenemos a disposición. Es una pauta que aprendemos de los cristianos de la iglesia primitiva como lo relata el autor sagrado: “Saulo fue uno de los testigos y estuvo totalmente de acuerdo con el asesinato de Esteban. Ese día comenzó una gran ola de persecución que se extendió por toda la iglesia de Jerusalén; y todos los creyentes excepto los apóstoles fueron dispersados por las regiones de Judea y Samaria. (Con profundo dolor, unos hombres consagrados enterraron a Esteban). Y Saulo iba por todas partes con la intención de acabar con la iglesia. Iba de casa en casa y sacaba a rastras tanto a hombres como a mujeres y los metía en la cárcel. Así que los creyentes que se esparcieron predicaban la Buena Noticia acerca de Jesús adondequiera que iban. Felipe, por ejemplo, se dirigió a la ciudad de Samaria y allí le contó a la gente acerca del Mesías.” (Hechos 8:1-5, Nueva Traducción Viviente)
Esta etapa corresponde al equipo de evangelización y siembra. Por supuesto, los primeros creyentes iban en dispersión como consecuencia de los ataques que se libraban contra su integridad física y convicciones de fe, pero aún esas circunstancias adversas eran aprovechadas para sembrar la semilla.
Hay dos aspectos que le invito a considerar: el primero, es que Dios tiene formas extrañas de obrar y, muchas veces, lo inexplicable para nosotros está dentro de la lógica divina y contribuye al cumplimiento de su propósito eterno; el segundo, que si tenemos una visión muy clara de aquello que queremos alcanzar— en este caso para predicación y apertura de nuevas iglesias— no desaprovecharemos evento o espacio para hablar de Jesús y guiar a los recién convertidos.
Incursiones progresivas
El equipo de evangelización y siembra desarrolla incursiones progresivas, sistemáticas y estratégicas a los sectores donde se desarrollará el trabajo para el establecimiento de nuevas iglesias.
No es un trabajo que se desarrolle de la noche a la mañana, lo que obliga compromiso, perseverancia y sentido de pertenencia entre quienes lo integran.
Las visitas pueden realizarse en semana, principalmente en horas de la noche, o los fines de semana, sábados y domingo incluso.
¿Qué hacer en estas avanzadas? El primer paso es el reconocimiento del terreno, al que le siguen actividades de distribución de material como hojas volantes y tratados evangelísticos. Estas primeras visitas no necesariamente incluyen difusión con megáfono u otro instrumento masivo. Con ir generando lazos con la comunidad en la que trabajaremos, basta.
Esta fase reviste singular importancia porque nos acerca más a la realidad del sector que invadiremos con la Palabra de Dios al tiempo que nos ayuda a identificar dificultades, grado de receptividad de la comunidad y auscultar posibles estrategias para establecer la nueva iglesia.
En algunos casos después de realizar varias incursiones, el equipo de evangelización y siembra coincidirá en que se debe buscar otro lugar; si ese es el consenso, tras orar y buscar la confirmación del Espíritu Santo, se deberá buscar otra alternativa.
El autor y conferencista cristiano, Julie A. Young, explica que se debe conocer a las personas y el territorio que habitan, como paso esencial en la siembra de nuevas iglesias: “¿Con quiénes está compartiendo el Evangelio? ¿Acaso son hombres de negocios?... Procure conocer las costumbres, opiniones y creencia de las personas. Usted puede hacer esto de dos maneras: primero, aprenda lo que pueda acerca de esas personas. ¿Cómo viven? ¿Cuáles son sus temores? ¿Cuáles son sus creencias? ¿De qué se preocupan? ¿Cuáles son sus esperanzas? Segundo, ore y pídale a Dios que le revele sus necesidades. Espere en Él y Él le guiará por medio de Su palabra, impresiones o a tr4avés de cuadros mentales. El Espíritu Santo ya conoce sus vidas y le ayudará a conocer la forma de hablarles. Compartir sobre necesidades básicas humanas es una forma poderosa de predicación evangelística.” (Revista Hechos, Volumen 30, Números 1-2006. Pg. 26, 27)
El conocimiento de las áreas que evangelizará y de quiénes las habitan, es esencial.
Actividades llamativas
Es importante que el equipo de evangelización y siembra planifique actividades llamativas, atrayentes y con contenido, para generar puentes de contacto y diálogo permanente con las comunidades.
Las que gozan de mayor aceptación son: la presentación de películas al aire libre, obras de teatro, música en vivo y mensajes cortos, en lo posible que vuelquen la mirada de las personas hacia Cristo sin que ello implique enfatizar en condenación, infierno y pecadores que atraerán la ira de Dios porque antes que acercar, alejaremos a las personas. El amor de Dios es clave en todos estos procesos.
Estas reuniones en espacios abiertos, en lo posible, deben tener una duración máxima de dos horas. Entre más cortas, mejor.
¿Cuánto tiempo? Un horizonte de corto tiempo en las incursiones a los sectores por parte del equipo de evangelización y siembra , incluiría al menos actividades semanales durante tres meses.
Durante este tiempo se pueden tomar datos de personas interesadas para desarrollar la visitación, así como tener contactos que abran las puertas de sus casas para reuniones familiares, que es un paso inicial y ampliamente aceptado como ocurría con la iglesia primitiva (Cf. Hechos 14:21-23; 1 Corintios 16:19; Romanos 16:5; Colosenses 4:15)
Sostenibilidad en el tiempo
La siembra de nuevas iglesias tiene un componente irreemplazable: la planificación. Ninguna de las acciones que están rodeadas de improvisación llegarán a ser prósperas; lo más probable es que terminarán agigantando el trabajo, como todo lo que desencadena la improvisación.
La razón más importante es que la siembra de una nueva iglesia obliga trabajo permanente para dar solidez a cuatro pilares fundamentales:
1. Evangelismo
2. Capacitación
2.1. De los nuevos convertidos
2.2. De los futuros líderes
3. Discipulado
4. Servicio en la nueva iglesia local
Nuestra responsabilidad se extiende hasta que el espacio, actividades de reunión de creyentes y el ejercicio del liderazgo lleguen a un nivel de madurez y solidez espiritual y personal. No basta únicamente con abrir una nueva iglesia; desde la más sana apreciación, es el comienzo de un trabajo a largo plazo.
Los convertidos a Cristo que comienzan a congregarse, deben llegar al nivel en que tienen capacidad de multiplicarse. Eso, por supuesto, implica que desarrollemos en cada uno las potencialidades y talentos con que fueron concebidos, y los dones espirituales que le otorgó nuestro amoroso Padre celestial.
Ilustro este principio con un pasaje revelador que encontramos entre los cristianos del primer siglo: “Después de predicar la Buena Noticia en Derbe y de hacer muchos discípulos, Pablo y Bernabé regresaron a Listra, Iconio y Antioquía de Pisidia, donde fortalecieron a los creyentes. Los animaron a continuar en la fe, y les recordaron que debemos sufrir muchas privaciones para entrar en el reino de Dios. Pablo y Bernabé también nombraron ancianos en cada iglesia. Con oración y ayuno, encomendaron a los ancianos al cuidado del Señor, en quien habían puesto su confianza.” (Hechos 14:21-23, Nueva Traducción Viviente)
Observe cuidadosamente que Pablo y Bernabé no se limitaron a predicar sino que hicieron el trabajo completo: el cuidado de los nuevos creyentes, apoyarlos en momentos de crisis y generar las condiciones para que alcanzaran madurez personal y espiritual.
Usted y yo cuando estamos inmersos en esta labor, debemos estar preparados para asegurar sostenibilidad en el tiempo, hasta ver los frutos representados en la extensión del Reino de Dios en nuevos sectores.
Publicado en: Escuela Bíblica Ministerial
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