La importancia de congregarnos con otros cristianos
1.- Lectura Bíblica: Juan 20:19
2.- Meditación familiar:
Una amable señora me escribió desde Guatemala para preguntarme por qué debía congregarse junto con su esposo y sus hijos en una iglesia cristiana. ¿Acaso no basta con creer en Dios?, decía al final de su carta. Probablemente es el mismo interrogante que usted se ha formulado muchas veces. ¿Por qué razón debemos ir a una iglesia como familia? Tal vez ha sumado otro cuestionamiento: ¿En qué congregación de creyentes debemos asistir?
Son dos inquietudes muy importantes que intentaremos atender en esta ocasión y que están ligadas a un principio de victoria personal y espiritual: Congregarse.
En la Biblia encontrarás que uno de los cimientos que caracterizó el ministerio del Señor Jesús, fue la proximidad y la unión con los discípulos. Cada quien no andaba por ahí, viviendo como quería. Estaban estrechamente unidos.
Incluso, cuando se produce su resurrección, el primer registro Escritural señala que el maestro los encontró a todos reunidos: “Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros.” (Juan 20:19). Aún en momentos de incertidumbre como ese, estaban unidos.
Esa situación persistió. La observamos en la segunda aparición que hizo nuestro Señor Jesús tras la resurrección: “Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos.” (Juan 21:1, 2).
Ahora bien, cuando la Iglesia primitiva comienza, momentos antes de la ascensión, el Maestro estaba con ellos. “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.” (Hechos 1:4).
Un último hecho lo representa la unidad que siempre se observó en los primeros creyentes y a lo largo de la historia. Lo evidencia el primer concilio o reunión en la que se discutieron temas de fe. Lo hallamos en el capítulo 15 del libro de los Hechos. La decisión respecto a qué hacer y qué pautas seguir, la tomaron todos en unidad.
Sin duda, el crecimiento espiritual es una de las ventajas que encontrarás al congregarte. Cualquier desánimo se puede compensar con el apoyo y oración de otros creyentes.
Los interrogantes se despejan cuando hay unidad en el cuerpo de Cristo. Y además, se cumple un principio Escritural y es el de la integración que hay entre los creyentes, que están reunidos para alabar y glorificar a Dios.
Una recomendación bíblica a los primeros cristianos fue precisamente la no persistir en reunirse: “No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquél día se acerca” (Hebreos 10:25. NVI).
Observemos que el animar a alguien que no se reunía con otros creyentes, era una sugerencia hecha a los cristianos. No era presionarles, sino animarlos. Sin alguna vez encuentras a alguien desanimado, su tarea es estimularlo para que regrese al seno de la iglesia en la que te reúnes o encaminarlo a la congregación más próxima a esa persona, en cuanto a ubicación, si no ha vuelto a reunirse porque se le dificulta desplazarse.
3.- Oración familiar:
“Dios, gracias porque nos creaste y nos das la oportunidad de estar unidos en familia. Tu propósito es que permanezcamos así. Gracias. Reconocemos que gracias a tu guía podemos avanzar y no quedarnos estancados. Permítenos siempre caminar tomados de tu mano. Amén.”
4.- Una Meta familiar para hoy:
En adelante no voy a dejar de congregarme en una iglesia cristiana junto con mi familia porque nos ayuda a crecer espiritualmente.
Publicado en: Altar Familiar
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Un consejo oportuno con fundamento en la Biblia.