La tarea está por hacerse aún

¿Sabía usted que por cada dos personas que mueren cada segundo en el mundo, nacen tres? La cifra es enorme. Exponencial. Crece de manera sorprendente. Visto desde esta perspectiva, el asunto luce trivial, pero si lo miramos con otra óptica y es que cada persona que no logremos alcanzar con las Buenas Nuevas se perderá por la eternidad, el asunto es distinto, complejo y preocupante.

Piense por un instante que tal vez, al marginarnos de nuestra compromiso de evangelizar, estamos llevando sobre nuestros hombros la responsabilidad sobre el destino eterno de estas personas.

El Señor Jesús lo dejó claro: “Entonces les dijo: «Vayan por todo el mundo y prediquen la Buena Noticia a todos. El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que se niegue a creer, será condenado. ” (Marcos 16:15, 16. NTV)

No hay límites. Es necesario ir a todos los rincones. Tampoco podemos poner barreras a los recursos que utilicemos: Es necesario hacer acopio del diálogo o evangelización persona a persona, del material impreso como los tratados pero también, de las Redes Sociales, los Blogs, las páginas interactivas. Hay un común denominador: Llegar a todas las almas.

Dios nos respalda en el proceso

Cuando desarrollamos acciones evangelizadoras no estamos solos. Dios nos acompaña en el proceso. Sobre esa base, no debemos albergar ningún tipo de temor. Él orienta nuestros pasos y nos lleva a la victoria, brindándonos herramientas que resultan valiosas y prácticas a la vez.

El Señor Jesús dijo: “Estas señales milagrosas acompañarán a los que creen: expulsarán demonios en mi nombre y hablarán nuevos idiomas.  Podrán tomar serpientes en las manos sin que nada les pase y, si beben algo venenoso, no les hará daño. Pondrán sus manos sobre los enfermos, y ellos sanarán».” (Marcos 16:17, 18. NTV)

No hay excusas. Simplemente evangelizar. Nosotros proclamamos, cumplimos nuestra tarea, asumimos nuestra responsabilidad, y Dios hace el resto.

Es tiempo de asumir el trabajo

Los creyentes del primer siglo asumieron el trabajo. Una vez partió el Señor Jesús a los cielos, fueron por todos los caminos compartiendo las Buenas Nuevas.

Las Escrituras señalan que “…los discípulos fueron por todas partes y predicaron, y el Señor actuaba por medio de ellos confirmando con muchas señales milagrosas lo que decían.“ (Marcos 16:20. NTV)  

Es hora de comenzar, ahora, en este instante. Tenga presente que tiene a disposición muchas herramientas. Dios nos ha ofrecido recursos que pueden resultar altamente eficaces si disponemos el corazón.

Anímese. Tenga presente que, tomados de la mano del Señor Jesús, somos más que vencedores en la tarea de ganar almas para el Reino.