Limpie su vida y la de su familia de toda contaminación ocultista
El aumento inusitado del ocultismo en los últimos años resulta a la vez sorprendente y aterrador. Hoy día se publicitan grupos satánicos sin mayores restricciones, el comercio promueve amuletos y talismanes, y se han popularizado rituales extraños que le abren las puertas a lo sobrenatural.
— Si algo llama la atención es lo prohibido; asistir con mis compañeras de colegio a juegos con la tabla ouija, despertaba mi curiosidad — , dijo una jovencita que debió ser liberada de una posesión demoníaca tras concurrir asiduamente a estas prácticas. Otras chicas experimentaron la misma situación.
El interés desmesurado hacia lo oculto tuvo como uno de sus puntos de partida el estreno de la película El Exorcista, el 19 de junio de 1973, en un teatro de Nueva York. El filme dirigido por el realizador William Friedkin, tomó como base un guion escrito por William Peter Blatty, autor de una novela de terror que lleva el mismo nombre.
Anualmente se estrenan una decena de películas de terror que hacen apología a las tinieblas. Millones de personas acuden a verlas.
Basta con abrir un diario, en cualquier capital de América, para encontrar avisos clasificados promocionando los servicios de algún ocultista que realiza rituales mágicos para traer de nuevo al ser amado o para encontrar el secreto de la prosperidad.
En Centroamérica y el Caribe, por ejemplo, se anuncian los beneficios del vudú y las artes mágicas para recibir sanidad de enfermedades, dejar el alcohol o, simplemente, superar una racha de mala suerte.
Narcotraficantes de México y Colombia, entre otros países, acudían al acompañamiento de brujos en su afán de no ser capturados o, quizá, para no ser víctimas de atentados. Estos hechos están documentados en noticias ampliamente difundidas.
El renacer de Canaán
Los registros históricos sobre actividades ocultistas datan del siglo 19 antes de Cristo. Egipto y Canaán sobresalieron como regiones donde estas prácticas estaban popularizadas.
Dioses paganos como Hadad, Baal, Sahar, Asdod, Dagón y Aserat— entre otros — , recibían la adoración de las multitudes, caracterizadas por su profunda religiosidad.
Muchas de las celebraciones a sus deidades, estaban íntimamente ligadas a la inmoralidad sexual y el vertimiento de sangre de personas o animales sacrificados.
Curiosamente estos mismos ídolos, bajo nombres diferentes, están tomando fuerza en nuestros días.
El ocultismo, fuente de ruina y maldición
Un documental de televisión transmitido por una cadena internacional relataba de qué manera en países de África los hospitales— con todo y su precariedad en infraestructura y dotación — , permanecen vacíos. La razón es sencilla: las personas acuden a los brujos y chamanes antes que a los doctores.
En América el panorama es similar. Se puede apreciar en el norte de México, algunas naciones centroamericanas, Perú y Bolivia.
Si se produce alguna mejoría de las dolencias, es sin duda por la operación del mundo de las tinieblas. Su existencia era ampliamente conocida por los creyentes del primer siglo, sobre la cual advirtió el apóstol Pablo (Cf. Efesios 6:12)
Por supuesto, lo que desconocen sus practicantes es que el ocultismo, en cualquiera de sus ramificaciones, trae consigo ruina y maldición.
Dios advierte sobre los peligros
Cuando el pueblo de Israel se encontraba a las puertas de la tierra prometida, Dios les advirtió a través del profeta Moisés sobre los peligros que encerraba el ocultismo.
Les ordenó, además, no tener ninguna relación con este tipo de ceremonias y creencias, las cuales enumeró en detalle:
“Cuando entres en la tierra que el Señor tu Dios te da, ten mucho cuidado de no imitar las costumbres detestables de las naciones que viven allí. Por ejemplo, jamás sacrifiques a tu hijo o a tu hija como una ofrenda quemada. Tampoco permitas que el pueblo practique la adivinación, ni la hechicería, ni que haga interpretación de agüeros, ni se mezcle en brujerías, ni haga conjuros; tampoco permitas que alguien se preste a actuar como médium o vidente, ni que invoque el espíritu de los muertos.” (Deuteronomio 18:9-11. NTV)
Al leer el pasaje bíblico pareciera que estamos frente a un listado de prácticas comunes hoy día.
Hace algún tiempo el servicio secreto de Colombia divulgó un documento sobre el aumento del ocultismo, y ligado a este fenómeno, testimonios de personas que escaparon a tiempo.
Una pareja joven relató en un programa de qué manera la joven mujer quedó embarazada pero era consciente que al dar a luz a la criatura, debía llevarla a una ceremonia para sacrificarla a satanás.
Ella se arrepintió, dio aviso a las autoridades, y fue trasladada de ciudad junto con su marido. Les cambiaron las identidades y se les brindó protección.
Consecuencias del ocultismo
Cuando abrimos nuestra vida al mundo sobrenatural ocultista, quienes operan son los demonios. Encuentran el derecho legal para tomar control de todo: la mente y el cuerpo.
Una mujer que pidió liberación porque además de enferma arrastraba una estela de ruina física y económica sin precedentes, admitió durante el proceso previo que había participado en ceremonias ocultistas.
“Una amiga me prometió prosperidad, solidez en mi hogar y muchas cosas buenas; por eso, participé. Pasado un tiempo, he vivido un infierno continuo.”, relató.
Jesucristo la libertó. Lo reconoció como su Señor y Salvador, le rindió su vida, y todo fue distinto.
Al comienzo los demonios no querían dejarla en paz; no obstante, cada vez que venían los ataques, ella tomaba la autoridad de Cristo en su vida y pudo vencer. El Señor Jesús la llevó a experimentar una nueva vida.
Dios le dijo a los israelitas algo que cobra particular vigencia su advertencia en nuestro tiempo: “Cualquiera que practique esas cosas es detestable a los ojos del Señor. Precisamente porque las otras naciones hicieron esas cosas detestables, el Señor tu Dios las expulsará de tu paso.” (Deuteronomio 19:12. NTV)
Le invito a revisar su situación personal y familiar. ¿Participó en actividades ocultistas? Pues es tiempo de renunciar a ellas en oración, delante del Señor Jesucristo. Ríndale su vida y su hogar. Permítale que ocupe el primer lugar, el que siempre le ha debido corresponder.
Aleje de su vida y familia toda contaminación
Un esposo que vino desesperado en búsqueda de ayuda, reconoció que el primer y más grande paso era limpiar su vida y familia de toda contaminación.
Recibió a Jesús como Señor y Salvador, pero sumado a este paso, arrojó a la basura y quemó talismanes, collares, libros e imágenes relacionadas con el ocultismo.
“Deshacerme de esos objeto me trajo una paz profunda. Por primera vez en mucho tiempo me sentí libre”, dijo.
Dios reclama que limpiemos toda contaminación. En el mensaje de Moisés a los israelitas, fue claro cuando les instruyó: “…tú debes ser intachable delante del Señor tu Dios. Las naciones que estás por desplazar consultan a los adivinos y a los hechiceros, pero el Señor tu Dios te prohíbe hacer esas cosas.” (Deuteronomio 18:13, 14. NTV)
La decisión de ser libres es una decisión que solamente usted puede tomar. El Señor Jesús quiere acompañarlo en todo el proceso, pero el primer paso lo da usted.
Renuncie a toda práctica ocultista, cierre las puertas que abrió al mundo de las tinieblas y declare que por la sangre de Jesucristo usted y su familia son libres. Permítale a Cristo ser el gobernante de su vida y de su hogar. Él trae liberación y bendiciones. Están a su disposición. Baste que tome la decisión está llamado a tomar hoy.
Publicado en: Guerra Espiritual
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