Llamados por Dios a desarrollar tareas para el Reino

Base Escritural: Isaías 44:2; Filipenses 1:6

Introducción:

Dios nos incluyó en sus planes desde antes de la creación. No somos el producto de un accidente. Absolutamente nada escapa a la planificación divina: nuestro nacimiento y el tiempo de partir a la eternidad están en Sus manos (Cf. Hechos 17:26 b) Dios no improvisa nunca. Todo cuanto hace es perfecto. Somos parte de su maravillosa creación y Dios quiere que vivamos plenamente.

I. DIOS NOS CREO CON UN PROPÓSITO ESPECIFICO (Isaías 44:2)

1. Dios nos tenía en su mente y en sus planes desde antes de la fundación del mundo

“Yo soy el Señor, tu hacedor…”

2. Dios planeó cuidadosamente cada detalle de nuestra existencia

“Yo soy… el que te formó desde el vientre”

3. Dios está pronto para ayudarnos

“Yo soy… el que siempre te ayudará”

4. Dios está con nosotros; no debemos temer

“Y te digo que no temas”

II. DIOS CUMPLIRÁ SU PROPOSITO EN NUESTRA VIDA (Salmos 138: 8 a)

1. No somos producto de un accidente. Dios tiene para nosotros y nuestra familia, un plan específico

2. Es necesario disponer nuestro corazón para que el Señor obre

“Tú, Señor, cumplirás en mi tus planes”

3. Dios más que nadie, conoce las luchas internas y externas que libramos en el propósito de cambiar y crecer

“Tu misericordia, Señor, permanece para siempre”

4. Dios formó amorosamente cada parte de nuestro organismo (Salmos 139:15, 16)

III. DIOS NOS AYUDA EN EL PROCESO DE CAMBIO Y CRECIMIENTO (Filipenses 1:6)

1. Somos cristianos en proceso de “edificación”

“…el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará”

2. Dios nos ayuda para que lleguemos a nuevos niveles de perfección como cristianos (Efesios 1:4)

3. Dios quiere que vivamos plenamente hoy (Juan 10:10 b)

Conclusión:

Dios creó la tierra para ser habitada por nosotros (Isaías 45:18) Él desea lo mejor para nosotros, que vivamos plenamente. Nos asegura su amoroso cuidado hasta el momento en el que debamos partir a Su presencia, a disfrutar de la gloria en la eternidad (Cf. Isaías 46:3, 4)