No cometa el error de servir de fiador
1.- Lectura Bíblica: Proverbios 22:26, 27; 17:18
2.- Meditación familiar:
Raúl creyó oportuno servir de fiador a su compañero de oficina. Llevaban más de siete años trabajando juntos. “Es un buen amigo”, decía. Pero su amistad se vio resquebrajada cuando decidió acompañarle en una deuda. “Creí que le hacía un favor”, explicó tiempo después cuando reconoció el error en el que había incurrido.
El fenómeno ocurre con familiares también. Servirles como fiadores termina convirtiéndose en un boomerang, en contra nuestra. El rey Salomón al respecto escribió: “No te comprometas a garantizar la deuda de otro ni seas fiador de nadie. Si no puedes pagar, te quitarán hasta la cama en la que duermes.” (Proverbios 22:26, 27. NTV) También y en esa misma dirección advirtió: “Es una insensatez dar garantía por la deuda de otro o ser fiador de un amigo.” (Proverbios 17:18. NTV)
Contraer deudas, no solo para nosotros sino incluso para terceras personas se nos volvió algo común y aceptado por la sociedad, sociedad que aprueba igualmente la falta de valores como la honradez.
Dave Ramsey, autor y consejero en materia de finanzas conforme a los principios de Dios, aconseja: “Nosotros no controlamos la forma como las deudas afectan las relaciones a nivel personal y familiar; las deudas desencadenan consecuencias independientemente de lo que deseamos. El prestatario es esclavo del prestamista; usted cambia la dinámica espiritual de una relación cuando presta dinero a un ser querido. Ya dejan de ser amigos, tíos o hijos: ahora son sus esclavos.” (Dave Ramsey. “La transformación total de su dinero”. Grupo Editorial Nelson. 2008. Pg. 21)
Ni endeudarnos es sabio y menos, salir de fiador por otros deudores. Las deudas en general llevan a conflictos en lo personal, en el ámbito familiar y de paso, afectan nuestra vida espiritual.
Lo aconsejable en todos los casos es reconocer que somos administradores de los recursos que Dios nos ha provisto. Y, de paso, tomar conciencia que responderemos ante Dios por la forma como administramos cada peso. Este enorme peso sobre nuestros hombros cobra mayor dimensión cuando asumimos la relación de pareja y vienen los hijos. El dinero ya no es nuestro sino que entra a formar parte del presupuesto familiar. Pretender vivir aún como solteros, viviendo en el derroche, además de irresponsable, desencadena tremendas consecuencias.
Es Dios quien debe convertirse, desde hoy, en nuestro consejero de cabecera en materia de recursos. Él nos provee la guía sabia para saber invertir y por supuesto, ahorrar, que debe convertirse en una de nuestras metas. El dinero que llega a nuestro bolsillo no es para gastarlo en su totalidad, es necesario guardar porque un ambiente social como el nuestro, cada vez más cambiante e inestable, puede llevar a eventuales emergencias en las que debemos hacer acopio del dinero ahorrado.
¿Comprende ahora la necesidad de evaluar constantemente qué tipo de manejo le damos al dinero?
Si no le ha abierto las puertas de su corazón a Jesucristo hoy es el día para que lo haga. Prendidos de la mano del Salvador iniciamos el maravilloso proceso de crecimiento personal y espiritual que anhelamos. Cristo nos lleva siempre a nuevos niveles.
3.- Oración familiar:
“Amado Señor Jesucristo, cuando tú gobiernas en nuestra relación personal, espiritual y familiar, todo cambia. Debemos reconocer que la guía apropiada para tomar cualquier decisión proviene de ti. Oramos delante de tu presencia que nos orientes en cuanto a la forma de invertir los recursos y nos concedas la sabiduría para no incurrir en deudas. Entregamos nuestra economía en tus manos. Amén”
4.- Una Meta familiar para hoy:
En adelante procuraré ser muy cuidadoso en la forma como invierto los recursos que ingresan al hogar. No son ya mis recursos sino los de toda mi familia y debo ser muy responsable.
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Publicado en: Altar Familiar
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