No hay obstáculo que no derribe la oración
(Conclusión – Nivel 5)
La oficina de su jefe inmediato era demasiado austera. Solo un cuadro, con un paisaje selvático en el que se destacaban los diferentes matices de verde contrastados con el azul cristalino de una quebrada que corría sobre el costado derecho, tornaba refrescante el espacio. Lo demás eran arrumes de facturas, documentos escritos a mano con lápiz y un calendario ubicado en un mes que no correspondía a la fecha.
--Lo mandé llamar— le dijo al tiempo que carraspeaba como buscando en el espacioso lugar de su memoria, las palabras apropiadas para el momento — , para informarle que la empresa decidió emprender una investigación en su contra. Encontramos inconsistencias en sus informes contables —.
— No comprendo— se defendió Alberto —. Usted mismo vio los reportes del primer trimestre —.
— Espera, espera— le dijo, expresando un gesto de pausa con sus manos —. Yo solo trabajo con cifras, con lo que veo. Y encuentro estos informes…— se tomó unos segundos para buscarlos, luego se los extendió — … y es evidente que hay algo raro.
Alberto frunció el ceño. Los miró cuidadosamente. No eran los mismos que había pasado. Además, el garabato que pretendía ser el visto bueno suyo, no era el acostumbrado. Apenas una burda imitación.
— Estos no son mis reportes… — dijo, con una marcada voz de incredulidad.
— Lo siento, es lo que tengo… Y espero que salgas bien de esta… — le respondió el jefe de oficina.
A partir de ese momento comenzó el más demoledor proceso en su contra, y un verdadero martirio que muchas veces asocio con el infierno.
No lo iban a despedir hasta tanto concluyera la investigación, que para su fortuna y a la vez motivo de preocupación, resultó demasiado lenta.
Clamó. Lo hizo con desesperación. Era lo único que podía hacer. Las cifras no coincidían. Era evidente que no solo habían manipulado los cuadros, financieros y estadísticos, sino los propios archivos en su equipo. Habían alterado todo.
Una discusión entre dos empleados, sacó a la luz la verdad. Cuando menos lo esperaba. Uno de los querellantes denunció a su contrario como el autor de todo el cuadro de maldad. Las cosas quedaron claras. Alberto fue restituido a sus funciones.
El poder de Dios se libera
Hay dos elementos que jamás podemos desconocer. El primero, que la oración desata el poder de Dios a favor nuestro; por supuesto, en consonancia con Su voluntad. El segundo, que quien pelea con un hijo de Dios, se enfrenta a Dios mismo.
La Palabra nos enseña: "Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía.” (Salmos 37:6)
No hay nada que quede en secreto. Todo cuanto hacemos, trae sus consecuencias. Igual, si pedimos a nuestro Supremo Hacedor que intervenga, confiando en su poder ilimitado, Él responde. Recuerde siempre que si acudimos a nuestro Padre celestial, el curso de nuestra historia puede cambiar.
Dios cumplirá un plan en su vida
Dios tiene un plan para cada uno de nosotros. Él quiere el bien, no el mal. Es un principio inmodificable que encontramos en las Escrituras; por esa razón, debemos guardar confianza. Clamar sabiendo que Él escuchará nuestras oraciones.
El rey David escribió: "El Señor cumplirá en mí su propósito. Tu gran amor, Señor, perdura para siempre; ¡no abandones la obra de tus manos!” (Salmos 138:8. Nueva Versión Internacional)
Personalmente le animo a persistir. No se desanime. Siga orando. La respuesta de nuestro amantísimo Padre celestial vendrá.
Al concluir este quinto nivel de la Escuela de Oración nuestro sincero deseo es que usted siga experimentando cada día intimidad con Dios. Y en esa dirección, anhelamos que tenga la certeza de que no hay obstáculo tan grande que no derribemos con oración...
Publicado en: Escuela de Oración
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