No se deje engañar, no vuelva atrás
(Lección 9 – Nivel 5)
Si hay algo que trae estancamiento o reveses a la vida del cristiano, es no tener convicciones firmes y dejarnos mover por cualquier viento de creencias. Irónicamente Jesucristo nos hizo libres, pero hay quienes vuelven atrás. Terminan sujetos a rudimentos y preceptos de hombres que no están correlacionados con las enseñanzas de la Biblia.
No obstante, no es algo nuevo. Ya en los primeros años del cristianismo, el apóstol Pablo le escribió a los creyentes de Galacia: “¡Ay gálatas tontos! ¿Quién los ha hechizado? Pues el significado de la muerte de Jesucristo se les explicó con tanta claridad como si lo hubieran visto morir en la cruz.” (Gálatas 3:1|NTV)
Es evidente que se habían introducido en las iglesias promotores de enseñanzas alejadas de la Palabra. La situación persiste en nuestro tiempo. Es el peligro que viene de la mano con la proliferación de confesiones religiosas que exaltan más la figura de un líder antes que a Cristo.
El asunto fue nuevamente abordado por Pablo en su carta a los creyentes de Colosas, cuando advirtió:
“Ustedes han muerto con Cristo, y él los ha rescatado de los poderes espirituales de este mundo. Entonces, ¿por qué siguen cumpliendo las reglas del mundo, tales como: «¡No toques esto! ¡No pruebes eso! ¡No te acerques a aquello!»? Esas reglas son simples enseñanzas humanas acerca de cosas que se deterioran con el uso. Podrán parecer sabias porque exigen una gran devoción, una religiosa abnegación y una severa disciplina corporal; pero a una persona no le ofrecen ninguna ayuda para vencer sus malos deseos.” (Colosenses 2:20- 23|NTV)
Del pasaje Escritural, aprendemos varias y valiosas enseñanzas:- Fuimos rescatados de las tinieblas por la obra redentora de Jesucristo.
- El mundo trata de encasillarnos en sus enseñanzas religiosas.
- Las enseñanzas de error se camuflan fácilmente con las sanas enseñanzas.
- Las enseñanzas “religiosas” no contribuyen al crecimiento personal y espiritual.
- Engaño
- Confusión
- Distorsión de la verdad
No pierda de vista el hecho de que Satanás es nuestro acusador (Cf. Apocalipsis 12:10). Si puede convencernos de volver a viejas prácticas o pensar que si fallamos, Dios nos desechará, habrá ganado una batalla. Su propósito es evitar el crecimiento personal, espiritual y familiar de los cristianos.
Llamados a vivir en victoria
Cuando recibimos a Jesús como Señor y Salvador, debemos movernos alrededor de verdades irrefutables: nuestros pecados fueron perdonados por la sangre de Jesús en la cruz; si obtuvimos el perdón, el pasado no puede acusarnos; al recibir perdón, somos hechos hijos de Dios; si somos hijos de Dios, Él no nos desecha porque hayamos cometido un error. Es un Padre que ama a sus hijos más allá de lo que podamos comprender.
En su carta a los Romanos el apóstol Pablo escribió:
“Pues el pecado de un solo hombre, Adán, hizo que la muerte reinara sobre muchos; pero aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su justicia, porque todos los que lo reciben vivirán en victoria sobre el pecado y la muerte por medio de un solo hombre, Jesucristo.” (Romanos 5:17| NTV)
Aun cuando la religiosidad del mundo nos haga creer que somos invalidados o marginados por Dios al fallar, es importante tener en cuenta que la obra ya fue hecha en la cruz, y recibimos perdón.
¿Podemos seguir pecado, entonces? Por supuesto que no. Y la razón para no hacerlo— más por convicción que por miedo— la ofrece el apóstol:
“Nosotros sabemos cuánto nos ama Dios y hemos puesto nuestra confianza en su amor. Dios es amor, y todos los que viven en amor viven en Dios y Dios vive en ellos; y al vivir en Dios, nuestro amor crece hasta hacerse perfecto. Por lo tanto, no tendremos temor en el día del juicio, sino que podremos estar ante Dios con confianza, porque vivimos como vivió Jesús en este mundo. En esa clase de amor no hay temor, porque el amor perfecto expulsa todo temor. Si tenemos miedo es por temor al castigo, y esto muestra que no hemos experimentado plenamente el perfecto amor de Dios. Nos amamos unos a otros, porque él nos amó primero.” (1 Juan 4:16-18 | NTV)
Medite por un instante en lo que significa el amor de Dios. Trasciende nuestra comprensión. Es un amor sin límites, que perdona.
Un hijo que reconoce cuánto ha hecho su padre por el, el sacrificio y, además, que siempre procura lo mejor, no querrá seguir en el mismo comportamiento de error. Por el contrario, correspondiendo a ese amor paterno, caminará de su mano conforme a lo que él haya dispuesto en casa.
Esa figura aplica para Dios. Correspondiendo a Su infinito amor, caminamos en Su voluntad; no lo hacemos por miedo sino por amor.
La disciplina de Dios está revestida de amor
Por supuesto, habrá momentos en que nuestras trasgresiones deliberadas, nos expondrán a la disciplina de Dios. No obstante, es una disciplina revestida de amor (Cf. Proverbios 9:10)
El autor de la carta a los Hebreos, enseña: “Pues nuestros padres terrenales nos disciplinaron durante algunos años e hicieron lo mejor que pudieron, pero la disciplina de Dios siempre es buena para nosotros, a fin de que participemos de su santidad. “ (Hebreos 12:10 | NTV)
Hagamos énfasis en un hecho: la disciplina del Señor es buena para usted y para mí. No procura dañar sino edificar. ¡He ahí la gran diferencia con la disciplina humana!
Hora de recobrar la libertad
Si Cristo Jesús nos hizo libres por su obra redentora en la cruz, debemos vivir en consonancia con esa libertad. Vivir conforme a la Palabra de Dios y no a los preceptos humanos que no reflejan el propósito eterno de Dios.
El apóstol Pablo, lo describe así en su carta a los cristianos de Roma:
“Y ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo. En cambio, recibieron el Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos. Ahora lo llamamos «Abba, Padre» Pues su Espíritu se une a nuestro espíritu para confirmar que somos hijos de Dios.” (Romanos 8:15, 16| NTV)
Es importante caminar en amor, el amor que nos motiva a estar en consonancia con lo que Dios dispone. No bajo el miedo. Bajo ninguna circunstancia podemos volver atrás, sino por el contrario, crecer cada día en nuestra vida de fe, como cristianos comprometidos.
Preguntas para auto evaluar su avance como Discípulo de Jesús:
Le invitamos esta semana a repasar la Lección y responder los siguientes interrogantes, que le ayudarán a profundizar en las enseñanzas y a tornarlas prácticas en su vida diaria:
a.- ¿Qué reclamación le hizo el apóstol Pablo a los creyentes de Galacia (Gálatas 3:1)?
b.- ¿Qué principios prácticos aprendemos en el pasaje bíblico de Colosenses 2:20- 23?
c.- Los cristianos, redimidos por la sangre de Jesús, ¿de qué manera debemos vivir (Romanos 5:17)?
d.- ¿Cómo define el apóstol Juan el amor de Dios hacia nosotros y de qué manera debemos corresponderle (1 Juan 4:16-18)?
e.- ¿De qué manera y para qué aplica Dios su disciplina (Hebreos 12:10)?
f.- ¿Por qué motivo debemos recobrar nuestra libertad en Cristo (Romanos 8:15, 16)?
Publicado en: Escuela de Discipulado
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