Prácticas antiguas y modernas que abren puertas al ocultismo
(Parte 2)
A través de la música el satanismo encuentra una puerta abierta para establecer fortalezas en la mente de sus seguidores. Un ejemplo es el asesino en serie, Richard Ramírez, a quien se identificaba como el “Night Stalker” ("El Merodeador Nocturno"). Aterrorizó a Los Ángeles (California) al provocar la muerte de 14 personas en la década de los ochenta.
El joven declaró que sus víctimas “Eran ofrendas a mi Señor Satán.” Decía obrar movido por el príncipe de las tinieblas, a quien pudo conocer mientras escuchaba una y otra vez la canción “Night Prowdler” del grupo roquero AC/DC.
De hecho oía ese tema mientras seleccionaba a sus víctimas. Richard Ramirez ostenta el dudoso honor de figurar en la siniestra lista de los asesinos en serie más famosos de los Estados Unidos, junto a Ted Bundy, Arthur Shawcross, John Wayne Gacy, Ed Kemper, y Ed Gein, entre otros.
¿Extraño? En absoluto. Recuerde que Satanás antes de encabezar la rebelión contra Dios, era un ángel que permanecía en su presencia y tal como lo describe el profeta, quizá estaba relacionado con los cantores en el ámbito espiritual: "Tu majestad ha sido arrojada al sepulcro, junto con el sonido de tus arpas. ¡Duermes entre gusanos, y te cubren las lombrices! ¡Cómo has caído del cielo, lucero de la mañana! Tú, que sometías a las naciones, has caído por tierra...” (Isaías 14:11, 12. Nueva Versión Internacional)
Para nadie son desconocidas declaraciones de cantantes de varios países que han realizado pactos satánicos a cambio de fama y fortuna. ¿Por qué no habría el Adversario de utilizar a estos artistas para ser sus vehículos humanos y llegar así a poseer vidas de aficionados a sus temas musicales?
Estamos en una guerra
El auge del satanismo obliga que los cristianos asumamos nuestro papel protagónico en la lucha que se libra en la dimensión espiritual y en la que— querámoslo o no— estamos inmersos.
La autora cristiana, Rebecca Brown— sobre cuya vida y testimonio se han tejido muchas versiones procurando desvirtuar su denuncia sobre la adoración de las tinieblas hoy día— señala:
"Para vencer a la muerte los creyentes deben pasar de una actitud de sumisión a una actitud de resistencia. A menos que nos despojemos de nuestra pasividad no podremos derrotar la muerte. Ella se burlara de nosotros y finalmente se producirán inoportuno fin. Muchos santos confunden hoy día la pasividad con la fe. Razonan que lo han puesto todo en manos de Dios…Suena correcto, ¿es eso fe? No. Es simplemente pasividad perezosa.” (Brown, Rebecca. “Él vino a libertar a los cautivos”. 1998. pg. 13)
No podemos asumir una actitud pasiva sino ofensiva frente a los ataques de Satanás y sus huestes en procura de conservar el dominio en un mundo caído, como consecuencia del pecado que sobreabunda en la sociedad.
Las Escrituras nos instruyen sobre la necesidad de no esperar ataques del Adversario sino resistirlo, dando la pelea en el poder del Señor: "Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.” (Santiago 4:7, Nueva Versión Internacional).
Tenemos asegurada la victoria y no podemos permanecer, bajo ninguna circunstancia, inermes mientras que el mundo de las tinieblas procura nuestra destrucción. Dios espera de su pueblo redimido, del que formamos parte usted y yo, que nos paremos en la brecha a favor de Su pueblo (Cf. Ezequiel 22:30)
¿Por qué debemos asumir una posición de guerra? Porque mientras nos quedamos cómodamente sentados en los templos, millares de personas terminan bajo la telaraña en la que les enreda Satanás. Procurando seguir expandiendo su dominio, les promete fama, poder y eternidad.
Su maquinación no es nada nuevo, porque el propio apóstol Pablo expresó en el primer siglo su preocupación en su segunda carta a los creyentes de Corinto: “El celo que siento por ustedes proviene de Dios, pues los tengo prometidos a un solo esposo, que es Cristo, para presentárselos como una virgen pura. Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, los pensamientos de ustedes sean desviados de un compromiso puro y sincero con Cristo. Si alguien llega a ustedes predicando a un Jesús diferente del que les hemos predicado nosotros, o si reciben un espíritu o un evangelio diferentes de los que ya recibieron, a ése lo aguantan con facilidad….” (2 Corintios 11:2-4, Nueva Versión Internacional)
Y no podemos olvidar que –tergiversando la verdad— nuestro enemigo es muy hábil. Recuerde cuando Adán y Eva se encontraban en el jardín de Edén. Habían recibido instrucciones precisas de Dios respecto de lo que era y lo que no les era permitido.
Sin embargo "La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el Señor había hecho, así que le preguntó a la mujer: — ¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?— Podemos comer del fruto de todos los árboles — respondió la mujer—. Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán.” Pero la serpiente le dijo a la mujer: — ¡No es cierto, no van a morir! Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal. La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió. En ese momento se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera.” (Génesis 3:1-7. Nueva Versión Internacional)
Como podrá apreciar, desde siempre Satanás ha sido un engañador estratégico. Sabe cómo hacer tragar el anzuelo a sus víctimas. Por ese motivo no nos debe extrañar que incluso muchos jóvenes, criados a los pies del Evangelio, enseñados bajo sanos principios y valores, terminen siendo seducidos a través de la música, la televisión, los videojuegos, las drogas y la fornicación, por el mundo de las tinieblas.
Poner al descubierto a las tinieblas
En nuestra condición de cristianos comprometidos, estamos en la obligación de poner al descubierto las estratagemas del diablo y su ejército— cada día más ingeniosas y contaminantes— y resistirlas con el poder de Jesucristo.
El apóstol Pablo ya había advertido claramente sobre los engaños del mal cuando escribió: “Y no es de extrañar, ya que Satanás mismo se disfraza de ángel de luz. Por eso no es de sorprenderse que sus servidores se disfracen de servidores de la justicia. Su fin corresponderá con lo que merecen sus acciones.” (2 Corintios 11:14, 15. Nueva Versión Internacional)
Debemos compartir con otras personas todo aquello que aprendemos de las asechanzas y urdimbres del mundo de las tinieblas, para alertarlos. Hacernos los desentendidos no hace otra cosa que darle más espacio, permitiéndole que gane terreno.
Ejerzamos la autoridad de Cristo
Sabemos que Satanás y su ejército nos atacan, y que no podemos permanecer pasivos. ¿Qué hacer entonces? Asumir la autoridad que nos dio el amado Señor Jesucristo. Él dijo a sus discípulos y a nosotros hoy: “Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño.” (Lucas 10:19, Nueva Versión Internacional)
Recuerde que esa autoridad es la que nos permite, no solo confrontar el reino de maldad sino además, desarticular el accionar de sus demonios, como anunció nuestro Salvador al delegarnos la Gran Comisión: ” Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios.” (Marcos 16:17, Nueva Versión Internacional)
Téngalo presente: usted como cristiano tiene poder y autoridad. Ejércela. Recuerde que estamos en guerra y no podemos diezmar en la batalla.
Sacrificios humanos, rituales del ocultismo, avance inusitado de leyes que favorecen el aborto, el homosexualismo y las drogas en varios países así como el avance de la Nueva Era, prenden las señales de alarma. Detrás de hechos aparentemente intrascendentes que difunden la radio, la prensa, la televisión y la Internet, se mueven las maquinaciones de Satanás para arrastrar a su dominio a millares de personas.
Finalmente tengo tres preguntas para usted: ¿Estamos haciendo los mayores esfuerzos posibles por desenmascarar al diablo y sus secuaces? ¿Resistimos eficazmente a Satanás con la autoridad que nos dio el Señor Jesús? ¿Acaso estamos descuidando la tarea de predicarle a Jesucristo a toda persona, evitando que se pierdan por la eternidad?
Publicado en: Guerra Espiritual
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