Prosiga a la meta sin desanimarse
1. Lectura Bíblica: Filipenses 1:6; Proverbios 10:8
2. Versículo para memorizar:
“El sabio con gusto recibe instrucción, pero el necio que habla hasta por los codos caerá de narices.” (Proverbios 10:8. NTV)
3. Reflexión en la Palabra de Dios:
Bajo ninguna circunstancia se desanime cuando ha emprendido el proceso de cambio y pareciera que nada ocurre. Tenga presente que los cambios son evidentes con el paso del tiempo. Viven el proceso de transformación que experimentamos los cristianos.
El apóstol Pablo abordó el tema cuando escribió a los creyentes de la Iglesia de Filipos: “Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva.” (Filipenses 1:6. NTV).
No se desanime. Ya el Señor comenzó a tratar su vida, y conforme pase el tiempo, irá perfeccionando su obra. Usted no será alguien distinto de la noche a la mañana, en un abrir y cerrar de ojos. Todo obedece a un maravilloso proceso en el que nuestro amado Padre celestial va tratando con nuestra vida.
La clave del asunto es perseverar y permitir que nuestro Supremo Hacedor trate con nuestra existencia. Un amigo pastor decía que es tanto como el joyero trabajando un diamante. “Poco a poco le va dando forma a lo que inicialmente no tenía figura alguna”, explica.
Un joven adicto a las drogas me decía, hace poco, que le resultaba imposible dejar su hábito. “Las drogas, aun cuando no lo quiera, me resultan indispensables”, explicó. Con fundamento en la Biblia miramos en aquella ocasión y lo planteo hoy, que sí es posible vencer cualquier atadura, porque Dios está con nosotros.
El secreto está en renovar nuestros esquemas de pensamiento y dar lugar a los sólidos principios y fundamentos bíblicos que transforman nuestra forma de actuar.
Leonel, una persona de nuestra comunidad, es un vivo ejemplo. Antes se dejaba arrastrar por la ira. Su casa— donde escaseaban los platos de cocina— es un vivo retrato de lo energúmeno que se transformaba cuando algo le sacaba de casillas. Destruía todo a su paso, agredía a su esposa y la emprendía contra sus hijos.
–Pude vencer la ira gracias a que Dios comenzó a obrar en mi vida— explicó.
Sí, es posible cambiar, incluso inclinaciones tan destructivas como la ira. Al respecto el médico especialista, Wayne E. Oates, escribe:“La ira… produce estragos. Se transmite dentro de la familia de una generación a otra. Una buena manera de mirarla es como la “creatividad que huye”. Las enseñanzas del Señor Jesús y del apóstol Pablo dejan bien claro que la ira no es mala en sí misma. Sin embargo, como sucede con cualquier otro atributo de la creación humana, como por ejemplo la inteligencia, la ira puede ser un riesgo que nos lleva a juicio…” (Wayne E. Oates. “Tras las máscaras – Desórdenes de la personalidad en el comportamiento religioso. CBP. EE.UU. 1989. Pg. 65)Quienes levantamos barreras para experimentar transformación, somos usted y yo. Ponemos talanqueras a todo cuanto el Señor quiere hacer con nosotros. Pero es tiempo de tomar una decisión, aunque nos parezca imposible.
Tenga presente que es posible cambiar y reemplazar viejos esquemas de vida y de pensamiento, como enseña el rey Salomón: “El sabio con gusto recibe instrucción, pero el necio que habla hasta por los codos caerá de narices.” (Proverbios 10:8. NTV)
La decisión de emprender una maravillosa experiencia de vida, está en sus manos. Los límites humanamente los ponemos con una actitud negativa y que está rodeada de falta de persistencia. El proceso puede ser lento, pero siempre habremos dado un paso para seguir adelante.
¿Qué arriesga usted? Nada, en absoluto. Pero lo que sí es que puede ganar. ¿Qué? Transformación en su forma de pensar y actuar. No se desanime, persevere en el proceso de cambio. Dios está de su parte y le llevará a la victoria.
¿Usted piensa seguir como hasta hoy en medio de enormes problemas, teniendo conflictos con su familia? ¿Cuánto más se va a demorar en emprender el proceso de cambio? ¿Por qué no decide someter esa situación en manos del Señor?
Hoy es el día para hacerlo. Ore, confíe y espere en Dios. ¡La respuesta vendrá! Y reciba a Jesús como su Salvador.
4. Preguntas para la discusión en grupo:
a. ¿Qué puedo mejorar en el proceso de ser líder para mi familia?
b. ¿Lidero en mi familia la búsqueda de Dios?
c. ¿Todavía obligo a mi esposa e hijos a orar, o les doy ejemplo?
d. ¿Ha pensado que en todas las esferas, el ejemplo que brinda es clave?
e. ¿Está dispuesto desde hoy a emprender ese proceso de crecimiento con ayuda de Dios?
Publicado en: Devocionales Diarios
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