¿Puede un cristiano desarrollar una vida cristiana avivada?
1.- Lectura Bíblica: 1 Pedro 3:4; Efesios 4: 22- 24.
2.- Versículo para memorizar:
”... por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia...” (2 Pedro 1: 4| RV 60)
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
¿Sabía usted que en el Nuevo Testamento no se insiste en que debemos hacer grandes esfuerzos para alcanzar la santidad?
En absoluto. De lo que sí leemos una y otra vez, es sobre la necesidad de rendir nuestras vidas a Jesucristo. Él en su condición de Salvador y Dios, nos permite lograr la victoria sobre el pecado.
El apóstol Pedro escribiendo a las mujeres cristianas del primer siglo, advierte que el Señor valora un corazón dispuesto. Dice que lo relevante no es el adorno externo:
“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.” (1 Pedro 3: 3, 4 | RV 60)
¿Aplica solamente a las mujeres? No. También a nosotros los varones y, en general, al pueblo de Dios.
Es gracias a la obra redentora del Señor Jesús en la cruz, que llegamos a “...ser participantes de la naturaleza divina…” (2 Pedro 1: 4 | RV 60)
No nos ubicamos en el nivel de santidad por nuestros propios esfuerzos, sino mediante la gracia de Dios. Es posible porque nos ama y perdonó nuestros pecados.
El apóstol Pablo comparte cuatro poderosos secretos para ayudarnos en el proceso, como podemos leer en Efesios 4: 22-24:- Despojarnos del viejo hombre.
- Renunciar a los deseos engañosos.
- Renovar nuestra forma de pensar.
- Vestirnos del nuevo hombre, creado según Dios.
Jamás pierda de vista el hecho de que fuimos concebidos por el Señor para ser bendecidos y experimentar la realización plena en todas las áreas de nuestra existencia.
No luche en sus fuerzas, ríndase a Jesucristo y comprobará los resultados. Ábrale las puertas de su corazón.
4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a.- ¿Soy de aquellos que se esfuerzan para poder lograr la aceptación de Dios?
b.- ¿Soy consciente de que soy salvo por gracia y no por obras?
c.- ¿Reconozco que mis pecados fueron perdonados gracias a la obra redentora de Jesús en la cruz?
En adelante reconoceré la gracia inmerecida de Dios al perdonar mis pecados por amor y no por mis obras.
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Publicado en: Devocionales Diarios
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