¿Qué interés oculto hay detrás de su fe en Dios?
1.- Lectura Bíblica: Santiago 4:1-3
2.- Versículo para memorizar:
“Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ” (Santiago 4: 3)
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
Viene a mi memoria la historia de un creyente que pedía a Dios un auto. “Señor, los domingos es muy complicado tomar bus y viajo con toda mi familia. Provéeme un carro”. Era un clamor insistente. Vez tras vez, lo mismo: un vehículo.
Y llegó el día en que compró un automóvil nuevo. A través de un crédito que se dio con facilidad. Pero hasta allí llegó el cristiano.
Los domingos no iba a la iglesia, con el auto nuevo, sino que se iba de paseo…
Se olvidó del Dios que había obrado un milagro. Y lo más grave es que no es el único porque como él hay infinidad de personas interesadas sólo en los beneficios, particularmente cuando se trata de la vida cristiana.
El Señor conoce las intenciones de nuestro corazón y en gran medida, ese propósito oculto levanta una barrera para que nuestras oraciones reciban respuesta, como explicó el apóstol Santiago: “Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ” (Santiago 4: 3)
Él enseña que no sabemos pedir y enfatiza que el problema esencial son las motivaciones que, no revelamos a las personas, pero que Dios sí conoce.
Es importante evaluar por qué y para qué pedimos las cosas. Examinar qué motiva nuestras oraciones. Esa revisión es esencial, porque si nos estimula experimentar una revolución en nuestra vida espiritual, es importante pedir conforme a la voluntad de Dios, que en cuanto nos concede, Él sea glorificado y esté en consonancia con lo que desea para nosotros.
No podría despedirme sin antes invitarle para que reciba al Señor Jesús en su corazón como Salvador. Es una decisión que traerá un nuevo rumbo al curso de su historia. Y de paso, permítame decirle que no se arrepentirá. ¡Dios es quien nos lleva a nuevos niveles de crecimiento a nivel personal, espiritual y famliar! Ábrale su corazón a Jesucristo.
4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a.- ¿Podría decir que aprendió cómo orar?
b.- ¿Ha reflexionado en las dificultades que presentan sus oraciones?
c.- ¿Qué impide que sus oraciones reciban respuesta?
d. - ¿Es sincero con Dios y con motivaciones honestas al orar?
e.- ¿Pide las cosas para satisfacer sus deseos o para ser partícipe en la extensión del Reino de Dios?
Publicado en: Devocionales Diarios
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Un consejo oportuno con fundamento en la Biblia.