Que las redes sociales no roben su privacidad familiar

1.- Lectura Bíblica: Proverbios 13:2, 3

2.- Meditación familiar:

Comenzó como algo trivial. Roberto y Zulma publicaron algunas fotografías en la playa. Sonrientes. El mar hacia el fondo ondeaba suavemente y destellos de sol brillaban sobre su superficie en una amalgama de colores azul claro y amarillo intenso. En el fondo las nubes. Un paisaje que más parecía una postal.

Estaban felices pasando vacaciones y decidieron enviar algunas de las instantáneas a través de las redes sociales. “Nuestras amistades quedarán sorprendidas”, decían con picardía. Nadie podía imaginar que pese a la precariedad económica se estuvieran dando esos lujos. Desconocían que era el fruto de muchos meses de ahorro.

Lo que más les sorprendió fue ver esas mismas fotografías en un correo viral. El problema es que lucían desnudos. Un verdadero escándalo.

Era evidente que alguien había hecho montajes sobre las imágenes y habían superpuesto otras gráficas. Un trabajo de expertos. ¡Estaban avergonzados! Nadie les creyó su argumento cuando regresaron del tiempo de descanso.

Las redes sociales en sí no son malas, sino el uso que les damos. Así como sirven para edificar, también ayudan a destruir, más en un tiempo como el nuestro en el que a tomado fuerza el “Ciberbullying”.

La Revista Semana hace alusión a este peligroso fenómeno en una de sus ediciones. “Varios estudios indican un drástico incremento del fenómeno del cyberbulling. Según Childline, una organización benéfica de Reino Unido, han recibido 87% más llamadas en relación al acoso en internet comparado al año pasado. Otra organización para la protección de la niñez, NSPCC, asegura que uno de cada cinco menores es víctima de ese tipo de abuso. Entretanto, en Holanda, una investigación del año pasado concluyó que el “ciberbullying” podía potencialmente llevar al suicidio de más jóvenes que su equivalente en el mundo real.” (Revista Semana. Edición 05/04/2015. Colombia. Pg. 62)

Por supuesto, no está mal publicar algunas cosas a través de las Redes, el problema radica en que no medimos lo que publicamos.

Cuando vamos a las Escrituras encontramos que es fundamental que seamos prudentes, incluso en lo que decimos y— por supuesto, dentro del contexto actual— en lo que publicamos. El rey Salomón escribió: “Del fruto de su boca el hombre comerá el bien, pero el deseo de los pérfidos es la violencia. El que guarda su boca, preserva su vida; el que mucho abre sus labios, termina en ruina.” (Proverbios 13:2, 3. LBA)

Las publicaciones que hacemos en la Internet no pueden robarle la privacidad personal y menos familiar. Hay momentos muy particulares que deben quedarse en el entorno del hogar. Son tan íntimos de nuestra familia, que no deben salir de ese entorno. Recuerde que hay personas con malas intenciones que podrían causarle daño si usted no es prudente al intervenir en las redes.

No podría despedirme sin antes invitarle para que reciba a Jesús como el Señor de su vida. Es una decisión de la que jamás nos arrepentiremos. Cristo morando en nuestro corazón nos lleva a experimentar crecimiento en todos los niveles, tanto de la dimensión personal como espiritual y familiar.

3.- Oración familiar:

“Amado Dios y Padre de los cielos, te damos gracias por este nuevo día que nos regalas como familia. La vida y la salud, la provisión, los instantes maravillosos así como los momentos difíciles que podemos encarar victoriosamente, son regalos que te agradecemos. Danos la sabiduría necesaria para saber qué compartimos de nuestras vidas con otras personas. En tus manos quedamos. Amén”

4.- Una Meta familiar para hoy:

Seré muy cuidadoso, en adelante, en el manejo que hago de la información a través de las Redes Sociales.