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Renuncie a todo pecado que desata maldición

Renuncie a todo pecado que desata maldición

Base Bíblica: Romanos 1:18

Introducción:

¿Quiere ser bendecido? ¿Anhela en su corazón que se rompa toda maldición en su vida, y en su familia? Todos lo deseamos. ¿Qué persona no querría ser prosperada? Sin duda, no hay siquiera uno. Sin embargo, para experimenta ese proceso de bendición es necesario que examinemos nuestra vida para descubrir en qué estamos fallando y cuáles son los pecados en los que, de manera voluntaria o involuntaria, participamos. Si nos volvemos a Dios y reconocemos el error, comenzamos a movernos en el terreno de la bendición.

I. El pecado trae maldición al género humano y a la tierra

1. El pecado desencadena la ira de Dios (Romanos 1:18)

1.1. Desde el comienzo de la creación, el pecado trajo maldición al hombre y a la tierra (Génesis 3:14, 17, 18)

1.2. La tierra— como nuestro hogar, iglesia y trabajo, entre otros— alojan maldición y pecado (Génesis 4:10, 11; Romanos 8:18-22)

1.3. La maldición por el pecado persiste en el tiempo (Daniel 9:11)

2. Cuando reina el pecado, reina la maldición en las personas y en la tierra (Oseas 4:1-14)

2.1. El pecado detiene las bendiciones (Jeremías 3:2, 3; Esdras 4.15)

2.2. Dios no quienes que persistamos bajo esclavitud y maldición por causa del pecado.

II. Si queremos ser bendecidos, debemos renunciar al pecado

1. Es tiempo de escuchar el llamado de Dios al arrepentimiento (Jeremías 6:17, 18)

1.1. Dios ha venido exhortándonos desde hace mucho tiempo, para que nos apartemos del pecado.

1.2. Si nos sometemos a Dios, nos relevará las consecuencias del pecado.

2. Si nos arrepentirnos y volvernos el corazón a Dios, comienza el proceso de quitarles las maldiciones (2 Crónicas 7:14)

2.1. Debemos humillarnos ante Dios.

2.2. Debemos buscar Su rostro.

2.3. Debemos convertirnos del pecado.

III. El Señor Jesús transforma la maldición en bendición

1. El Señor Jesús por Su poder, deshace las obras del diablo (1 Juan 3.8)

1.1. Ya nuestro Adversario fue juzgado (Juan 16:119)

1.2. Por la obra del Señor Jesús, Satanás está destruido (Hebreos 2.14)

2. Dios quiere bendecir a todos los que vienen a Él (Mateo 18:119)

3. Como creyentes, debemos movernos en la voluntad de Dios (Juan 9:4)

Conclusión:

Cuando hay pecado en nuestra vida, sembramos las semillas que germinan la maldición. Hay pruebas bíblicas para comprender las terribles consecuencias que desata el pecado. ¡Hoy es tiempo para cambiar el curso de la historia con ayuda de Dios! Es esencial que reconozcamos que pecados que hayamos alojado en nuestra existencia, renunciemos a ellos y nos volvamos a dios. Todo será diferente porque nuestro amado Padre celestial quiere bendecirnos; sin embargo, la decisión de cambio es sólo suya y de nadie más. ¡Decídase ahora para que lluevan sobre su vida, sobre su familia y sobre la obra de sus manos, enormes bendiciones!

Publicado en: Sermones


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