Rinda su corazón a Cristo y experimente una nueva vida
1.- Lectura Bíblica: Ezequiel 36:26
2.- Versículo para memorizar:
“Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo.” (Ezequiel 36:26. NTV)
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
El mundo entero se sorprendió cuando 21 cristianos coptos que habían sido secuestrados en Libia, murieron decapitados por un grupo islamista. La decisión de cegarles la vida obedeció a que no renunciaron a su fe. Permanecieron firmes hasta último momento, proclamando su fe en Jesús. Llevaban poco menos de dos meses en cautiverio tras ser capturados en la ciudad costera de Sirte.
La acusación de los religiosos extremistas quedó fijada en un letrero: “El pueblo de la cruz, seguidores de la iglesia hostil de Egipto”.
No es, por supuesto, la primera vez que un grupo yihadista libio asesina a inmigrantes cristianos coptos. En el 2014 fueron hallados en una playa los cadáveres de siete creyentes, una minoría que representa aproximadamente el 10 % de la población egipcia. La mayoría de las víctimas procedía de la provincia de Minia, situada al sur de El Cairo.
Los hechos ocurrieron en pleno siglo XXI, cuando los avances tecnológicos permiten informar en cuestión de segundos lo que esté ocurriendo en el lugar más distante del planeta.
Ahora, surge un interrogante: ¿Estaría usted dispuesto a morir por el Señor Jesús? Sólo usted tiene la respuesta, pero de lo que sí podemos estar seguros es que los discípulos del primer siglo estaban tan convencidos de su fe, que se mantuvieron firmes, proclamando a Cristo resucitado. ¿Por qué obraron así? Porque tras conocer la Salvación, se rindieron al Maestro de todo corazón.
Cuando vamos a las Escrituras encontramos que los hombres y mujeres llamados por Dios a seguirle y a servirle, se entregaron de corazón y sin reservas. Un ejemplo claro lo encontramos en el llamamiento que se le hizo a Abraham (Cp. Génesis 12.1). Leemos que “Fue por la fe que Abraham obedeció cuando Dios lo llamó para que dejara su tierra y fuera a otra que él le daría por herencia. Se fue sin saber adónde iba.” (Hebreos 11:8. NTV)
No es un paso fácil por supuesto ya que todos los seres humanos queremos tener control de las circunstancias. Escuchar la voz de Dios en el que corazón que nos pide entrega, lo más probable es que nos lleve a pensar una y otra vez sobre el paso que vamos a dar.
No obstante, aquellos que siguieron Sus pasos y atendieron el llamamiento, tienen un denominador común: La renuncia a todo por seguirle.
Otro ejemplo lo encontramos en Eliseo. Le invito a considerar lo que dicen las Escrituras: “Entonces Elías fue y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando un campo. Había doce pares de bueyes en el campo, y Eliseo araba con el último par. Elías se acercó a él, le echó su manto sobre los hombros y siguió caminando. Eliseo dejó los bueyes donde estaban, salió corriendo detrás de Elías y le dijo: — Deje que primero me despida de mis padres con un beso y luego iré con usted. Elías respondió: — Regresa, pero piensa en lo que te hice. Entonces Eliseo regresó a donde estaban sus bueyes y los mató. Con la madera del arado hizo una fogata para asar la carne. Repartió la carne asada entre la gente del pueblo, y todos comieron. Después se fue con Elías como su ayudante.” (1 Reyes 19:19-21. NTV)
Trasladémoslo a nuestro tiempo. ¿Qué significa ser discípulo? Dejarlo todo e ir tras Jesús. ¿En qué momento nos disponemos a dejarlo todo y emprender el camino tomados de la mano de Jesús? Cuando nuestra entrega es fruto del convencimiento y rendimos el corazón.
El apóstol Pablo lo describió en los siguientes términos: “Así es, todo lo demás no vale nada cuando se le compara con el infinito valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él, he desechado todo lo demás y lo considero basura a fin de ganar a Cristo…” (Filipenses 3:8)
Pablo tenía una posición dentro de los religiosos judíos. Podríamos decir que se trataba de un teólogo brillante de su tiempo, que se iba abriendo paso a pasos agigantados y en criterio de sus conocidos, lo más probable es que “iba a llegar muy lejos”. Renuncia y entrega, dos pasos que van de la mano y llevan a una consecuencia: Ser auténticos seguidores del Maestro.
Le invito a considerar, en este punto, el llamamiento que recibieron los primeros discípulos. Por favor lea cada texto, medítelo y concluya cuáles son los aspectos revelantes que rodearon la convocatoria que nuestro Salvador hizo a sus seguidores (Cp. Mateo 4:18-24; Marcos 1:16-20; Lucas 5:1-11; Hebreos 11:24)
Está claro que nuestro amado Señor demanda de todos nosotros una entrega total, de corazón, sin reservas.
A propósito, si no ha recibido a Jesús como Señor y Salvador, es hora de dar ese paso. Basta que le abra las puertas de su corazón. Él traerá cambios a su vida, a su forma de pensar y de actuar. Decídase hoy por Jesucristo en su vida, no se arrepentirá.
4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a.- ¿Debo reorganizar mis prioridades para seguir al Señor Jesús?
b.- De acuerdo con los textos bíblicos estudiados hasta el momento, ¿qué cambios debo aplicar a mi forma de pensar y de actuar?
c.- ¿Asumo al igual que los primeros discípulos una actitud de entrega total al Señor?
d.- ¿De qué manera puedo aplicar a mi vida la enseñanza de Lucas 9:61, 62?
e.- ¿Me está llamando el Señor Jesús a abandonar una relación que no me conviene, un hábito destructivo, quizá a testificar a alguien acerca del poder de Dios o tal vez a permanecer firme, tomado de Su mano?
Publicado en: Devocionales Diarios
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