¡Rompa con las cadenas de la mundanalidad!
(Lección 11 – Nivel 2)
I.- Versículo para memorizar:
“No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él, porque nada de lo que está en el mundo— los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida— proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:15-17).
II.- ¿Qué significa apartarse del mundo?
Cuando hablamos de “apartarse del mundo” por supuesto habrá quienes salgan al paso para orientarse hacia los extremos. Asocian la expresión con marginarse de todo y de todos. Pero, ¿es eso lo que espera Dios de ti y de mí? La respuesta a este interrogante es el asunto en torno al cual gravita la Lección de hoy.
1.- Apartarse del mundo, un gran reto
Lo primero que debes es aprender es que “apartarse del mundo” representa un enorme reto para el cristiano. ¿La razón? La sociedad circundante te ofrece múltiples alternativas a las que deberás hacer frente si no quieres desviarte del camino de Salvación.
No hay lugar para opciones a medias. Estás en Cristo o no lo estás. Esa es la única respuesta.
2.- El Señor Jesús es quien te fortalece
Consciente de los enormes peligros que encierra el mundo y que se ciernen sobre el creyente, el Señor Jesús clamó al Padre al referirse a los discípulos y también a nosotros: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Juan 17:15).
Un interrogante apenas natural: Si es tan complejo, ¿qué es el mundo? Si bien es cierto entre los hebreos no había un término que describiera “mundo”, los griegos que influenciaron la época y mundo en donde se desempeñó terrenalmente el Señor Jesús, lo identificaban como “cosmos” tal como lo hallamos 183 veces en el Nuevo Testamento.
En primera instancia se refiere al universo. En segundo lugar, se refiere a la tierra, habitada por los hombres. Por último, está relacionada con un sistema en el que se desenvuelve la existencia, totalmente al margen de los principios de Dios y gobernado por Satanás, el adversario (véase Juan 12:31; 2 Corintios 5:9 y 1 Juan 5:9).
El apóstol Pablo advierte que a los creyentes en Jesús les corresponde mantenerse al margen de la mundanalidad y aconseja “… que seáis irreprochables y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa” (Filipenses 2:15. Cf. Efesios 2:2).
¿Cómo puedes vencer? Tomado de la mano del Señor Jesucristo. No hay otra posibilidad, ya que de quienes no andan en Cristo dice el apóstol Juan: “Ellos son del mundo; por eso hablan de las cosas del mundo, y el mundo los oye” (1 Juan 4:5). Es necesario que te mantengas firme, en Cristo.
2.- El Señor Jesús te libera de la atadura de la mundanalidad
Es probable que al revisar tu existencia descubras que estás todavía sujeto a los pensamientos y deseos que te inclinan a la mundanalidad. ¿Qué hacer? La respuesta la ofreció el propio Señor Jesucristo. Él dijo: “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36).
Por supuesto, esto implica que asuma en sus principios de vida cotidiana, la instrucción que impartió el Maestro: “No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él, porque nada de lo que está en el mundo— los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida— proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:15-17).
¿Qué ocurrirá entonces? Que como es apenas natural, experimentaremos no solo el rechazo de la sociedad sino también, las persecuciones.
Pero es esencial que tú seas radical en la decisión No se puede tener parte con el mundo y con las cosas de Dios. ¿Recuerdas la parábola de Jesús acerca del sembrador? La hallarás en el capítulo 18 del Evangelio de Lucas.
El versículo 18 explica, en palabras del Señor Jesús, que quienes no llevan fruto porque cayeron entre los espinos son aquellos amadores de los placeres. No significa que nos encerremos en casa distanciados de todo cuanto acontece alrededor sino, permanecer alerta a las maquinaciones de Satanás porque siempre, a ti y a mí, querrá engañarnos (2 Corintios 2:11).
Siempre ten presente que, en la condición de cristianos, hemos sido llamados a ser luz del mundo, con valores y principios diferentes, no con los mismos que mueven a todos aquellos que no tienen a Cristo en su corazón.
El Señor Jesús lo expresó enfáticamente cuando dijo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mateo 6:33) al tiempo que el apóstol Pablo lo plantea de la siguiente manera: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba.” (Colosenses 3:1, 2).
¿Estás dispuesto a asumir el reto? Recuerda que tienes asegurada la victoria.
III.- Tareas para la semana:
Las tareas que ocuparán esta semana mi proceso de crecimiento en la Vida Cristiana Práctica son:
1.- Revisaré cuidadosamente cuál es el concepto que tengo respecto a “apartarse del mundo”, verificando si mi concepción— tal vez errada — , me ha llevado a irme hasta los extremos.
2.- Revisaré mis pensamientos y acciones para evaluar si se encuentran en línea con la “mundanalidad” o, por el contrario, se acompasan con los principios bíblicos.
3.- Aplicaré a mi cotidianidad principios bíblicos que son contundentes respecto a lo que es vivir en el plan de Dios y lo que representa moverme en el plano de la mundanalidad, para no caer en lo mismo.
Publicado en: Escuela de Discipulado
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