Saliendo victoriosos de tiempos difíciles con la familia
1.- Lectura Bíblica: 1 Corintios 13:8
2.- Versículo para memorizar:
“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” (1 Juan 4:8. RVR 1960)
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
¿Qué hacer cuando el matrimonio atraviesa por una crisis que a primera vista luce profunda? Lo más importante: Desechar la idea del divorcio y darnos a la tarea de recuperar la relación.
La sicóloga colombiana, Amelia Rodríguez, enfatiza en esta disposición de seguir luchando por la pareja:“Si percibe que la relación con su cónyuge ha ido perdiendo la magia, se ha ido deteriorando y cada vez se sienten más distantes, quizá sea el momento de hacer un alto en el camino para recuperarla… No permita que el sentimiento se marchite por una sensación de vacío y soledad.” (Amelia Rodríguez. “Enamore a su pareja”. Diario ADN. 06/06/2014. Pg. 22)Lamentablemente infinidad de parejas acuden a la separación como la única salida a sus conflictos y desestiman la maravillosa experiencia de compartir la relación para edificación mutua pero también para el crecimiento de nuestros hijos, fruto del amor de la pareja. ¿Se pueden hallar salidas a una crisis? Sin duda que sí. Los autores Gary y Barbara Rosberg nos ofrecen su perspectiva, enfatizando que todo parte de una disposición de corazón y actitud de cambio:
“Saber cómo remediar un matrimonio deteriorado es algo que nos anima a mantenernos alerta pero que al mismo tiempo, nos llama a mantener viva esa llama de amor… ¿Las tensiones, demandas y desilusiones de la vida han creado un distanciamiento emocional entre tú y tu cónyuge? ¿Sabes lo que debes hacer para superar esa brecha? Si no se deciden a crecer juntos, sin duda terminarán en separación. Aunque nunca consideren la posibilidad del divorcio, la ruta de un matrimonio decadente siempre será esa dirección.” (Gary y Barbara Rosberg. “Matrimonio a prueba de divorcio”. Editorial Unilit. 2004. EE.UU. Pg. 24 )Desconocemos cuál sea la situación en su hogar, pero lo que sí podemos asegurarle es que hay salida para esa encrucijada y que esa salida es Jesucristo, quien recompone todas las cosas si le abrimos las puertas de nuestros corazones.
El amor no muere en la relación de la noche a la mañana. Ese enfriamiento, así muchos por orgullo no quieran admitirlo, no es espontáneo. Es un proceso. Comienza con el distanciamiento, con dejar morir los detalles, y se alimenta con la indiferencia. Dejamos de lado las expresiones de amor, comprensión, tolerancia, apoyo, perdón y el ofrecer tiempo de calidad a nuestra pareja y a los hijos.
Quizá al comienzo nos sintamos un poco mal ya que ese comportamiento es nuevo, pero con el paso del tiempo no solo parecerá normal sino que nos acostumbraremos y lo miraremos— con el paso de los días— como algo normal.
La esencia de nuestra naturaleza es el amor. Dios nos creó con la capacidad de amar. No en vano escribe el apóstol Juan: “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” (1 Juan 4:8. RVR 1960)
Si muere el amor es porque lo permitimos ya que el fracturamiento en la relación de pareja va tomando fuerza progresivamente y tenemos la oportunidad de aplicar correctivos. Los autores Gary y Barbara Rosberg, señalan advierten:“Quizá has mirado a los ojos de tu cónyuge o de tus hijos y has descubierto que ya no están conectados. Es probable que te dieras cuenta de tu fracaso al tratar de conectarte de corazón a corazón con tu pareja, y descubres que no es posible y más aún: Reconoces que quizá es culpa tuya.” (Gary y Barbara Rosberg. “Matrimonio a prueba de divorcio”. Editorial Unilit. 2004. EE.UU. Pg. 19)Es evidente que recién establecemos una relación de pareja, anhelamos que todo funcione a la perfección; no obstante con el paso del tiempo se experimenta un deterioro al que no prestamos atención.
Tenga presente que toda relación matrimonial experimenta altibajos, pero que lo grave es no resolverlos oportunamente ya que se puede estar separados emocional y físicamente aun cuando se comparta el mismo espacio, bajo el mismo techo. Con el paso de los días los cónyuges terminan convirtiéndose en dos extraños.
Ese hecho lleva a mantenernos atentos, evaluando cómo evoluciona el trato que se prodigan mutuamente, la forma como se expresan el amor y, si identificamos que algo anda mal, aplicar los correctivos necesarios. Por supuesto, es un paso que demanda compromiso, renuncia al orgullo y disposición a perseverar. ¡Su relación de pareja puede salvarse!
4.- Para el crecimiento personal y espiritual:
a.- ¿Podrían enumerar algunos factores que enfrían la relación de pareja? Compártalos con el grupo.
b.- ¿De qué manera afecta la relación de pareja no darle un manejo adecuado a los conflictos?
c.- ¿Por qué resulta tan importante una buena relación durante el noviazgo para asegurar un matrimonio sólido?
d.- ¿Por qué acudir al divorcio no es el camino más apropiado ante las crisis que afectan la relación de pareja?
e.- Si hay conflictos con su pareja, ¿prefirió resignarse a la situación o luchar por la relación?
f.- ¿Ha contemplado alguna vez la posibilidad de separarse de su cónyuge?
g.- ¿Tiene claras las razones por las cuales podría acudir a la separación como solución a la situación que vive hoy?
h.- ¿Ha buscado consejería matrimonial? ¿Ha pedido ayuda a Dios para que le ayude a encontrar salidas para su laberinto familiar?
Publicado en: Devocionales Diarios
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